"Las cosas"
| Sábado 02 febrero, 2008
“Las cosas”
Con interés siempre leo a Tano Pandolfo, y no me deja otra opción que darle un consejo: si sigue sufriendo, se va a morir del hígado: el fútbol y el CON son un trabuco tan mortífero como la gasolina y el guaro. Y es así por culpa de “las cosas”.
He preguntado a sabios futbolísticos de todo pelaje y ninguno ha podido decirme qué son “las cosas”. Y esa es la clave del intríngulis, al menos del fútbol (la del CON es Jorge Nery). No importa el medio, puede ser radio o TV (la prensa escrita, hasta aquí, poco se ha metido con “las cosas”), pero igualmente, son lo único que interesa.
En cualquier estadio, en cualquier partido, no importa la división y menos el resultado; tampoco si el entrevistado es jugador, técnico, directivo, “álbitro” o aficionado, invariablemente todo cuanto ocurre se debe a “las cosas”.
—Vamos a ver si nos salen “las cosas”.
—Hoy no nos salieron “las cosas”.
—Gracias a Dios se nos dieron “las cosas”.
—Diay, espero que “las cosas” se nos sigan dando.
—Hay que tener la cabeza fría para que “las cosas” se nos den.
—Hoy no se nos dieron “las cosas” y dice “el profe” que tenemos que cambiar para que nos salgan (“las cosas”, por supuesto).
—Llegamos muchas veces, pero ¡diay! ahí no nos salen “las cosas”.
He llegado a convencerme de que “las cosas” son una especie de maldición (como la “maledicione” del Rigoletto de Verdi), que aparece en todo momento para perjudicar al “maledetto”, en nuestro caso, el jugador o técnico de fútbol, que, en ocasiones, es un “maledetto” bastante bien pagado.
Pero si se observa sin dormirse y con verdadera atención un juego de fútbol, “las cosas” no están ocultas, pueden verse y resultan hasta estrepitosas:
—Un jugador tira un penal y se apea la banderilla de la cona.
—Tres delanteros enfrentan al portero contrario solo, ¡y este se queda con “el balón”!.
—Un defensa se la sirve al portero …¡al puro ángulo!
—Un “ariete” tiene cinco contrarios encima y dos compañeros solos a su lado; el “ariete” prefiere tratar de “hacerse a los cinco” y tirar de “media chilena”.
—Un “media punta adelantado” cruza veloz todo el terreno, queda frente al “marco desguarnecido” porque el “cancerbero” se resbaló, ¡el media punta dispara …y allá desde las alturas cae un zoncho herido de muerte!
Estas, mi querido Tano, son “las cosas” que se nos dan (muy pocas veces) o no se nos dan (casi siempre). Es evidente que resolver “las cosas” no es cuestión de fútbol, lo es de cerebelo, y habrá que meterse en ese campo para que nuestros muchachos puedan, ¡al fin!, “concretar”.
Pero de “concretar” y de no “concretar”, hablaremos otro día, si se nos dan “las cosas”.
Gonzalo A. Páez Montalbán
gopex936@ice.co.cr
Con interés siempre leo a Tano Pandolfo, y no me deja otra opción que darle un consejo: si sigue sufriendo, se va a morir del hígado: el fútbol y el CON son un trabuco tan mortífero como la gasolina y el guaro. Y es así por culpa de “las cosas”.
He preguntado a sabios futbolísticos de todo pelaje y ninguno ha podido decirme qué son “las cosas”. Y esa es la clave del intríngulis, al menos del fútbol (la del CON es Jorge Nery). No importa el medio, puede ser radio o TV (la prensa escrita, hasta aquí, poco se ha metido con “las cosas”), pero igualmente, son lo único que interesa.
En cualquier estadio, en cualquier partido, no importa la división y menos el resultado; tampoco si el entrevistado es jugador, técnico, directivo, “álbitro” o aficionado, invariablemente todo cuanto ocurre se debe a “las cosas”.
—Vamos a ver si nos salen “las cosas”.
—Hoy no nos salieron “las cosas”.
—Gracias a Dios se nos dieron “las cosas”.
—Diay, espero que “las cosas” se nos sigan dando.
—Hay que tener la cabeza fría para que “las cosas” se nos den.
—Hoy no se nos dieron “las cosas” y dice “el profe” que tenemos que cambiar para que nos salgan (“las cosas”, por supuesto).
—Llegamos muchas veces, pero ¡diay! ahí no nos salen “las cosas”.
He llegado a convencerme de que “las cosas” son una especie de maldición (como la “maledicione” del Rigoletto de Verdi), que aparece en todo momento para perjudicar al “maledetto”, en nuestro caso, el jugador o técnico de fútbol, que, en ocasiones, es un “maledetto” bastante bien pagado.
Pero si se observa sin dormirse y con verdadera atención un juego de fútbol, “las cosas” no están ocultas, pueden verse y resultan hasta estrepitosas:
—Un jugador tira un penal y se apea la banderilla de la cona.
—Tres delanteros enfrentan al portero contrario solo, ¡y este se queda con “el balón”!.
—Un defensa se la sirve al portero …¡al puro ángulo!
—Un “ariete” tiene cinco contrarios encima y dos compañeros solos a su lado; el “ariete” prefiere tratar de “hacerse a los cinco” y tirar de “media chilena”.
—Un “media punta adelantado” cruza veloz todo el terreno, queda frente al “marco desguarnecido” porque el “cancerbero” se resbaló, ¡el media punta dispara …y allá desde las alturas cae un zoncho herido de muerte!
Estas, mi querido Tano, son “las cosas” que se nos dan (muy pocas veces) o no se nos dan (casi siempre). Es evidente que resolver “las cosas” no es cuestión de fútbol, lo es de cerebelo, y habrá que meterse en ese campo para que nuestros muchachos puedan, ¡al fin!, “concretar”.
Pero de “concretar” y de no “concretar”, hablaremos otro día, si se nos dan “las cosas”.
Gonzalo A. Páez Montalbán
gopex936@ice.co.cr