La dinastía de las diputaciones
Marielos Gutiérrez redaccion@larepublica.net | Jueves 17 febrero, 2022
Entre las muchas reflexiones que nos quedan de las elecciones nacionales, es prácticamente inevitable analizar la conformación de la nueva Asamblea Legislativa.
Da la impresión en algunos de los casos, de tratarse de una dinastía con cargos , casi heredados, que se “merecen” porque se forma parte de un grupo político dirigente consolidado, o peor aún por ser miembros de familias destacadas en diferentes regiones, que tienen “el derecho” a ostentar el poder casi a perpetuidad.
Muchos ejemplo existen, de los más recientes , destacan sobre todo en los denominados partidos tradicionales; hay un padre diputado electo, la hija dejando una diputación, y antes la legisladora fue la tía; aunque no están en cuestión las capacidades de las personas, surge la inevitable pregunta: ¿Es qué no hay líderes diferentes ?, ¿Nadie considera la posibilidad de darle oportunidad a nuevas figuras, que además refresquen con sus caras y propuestas?.
Ejemplos hay muchos, entre los más recientes llamó la atención y por cierto bastante publicitada en los medios de comunicación, el caso de las esposas aspirantes de dos líderes políticos, que han ocupado diputaciones y otros cargos, y ¿qué pasó?, cuando inevitablemente una ganó el espacio, el esposo de la que no resultó favorecida, anunció su retiro de la campaña. ¿Se trataba de un compromiso con la Patria?, ¿partidario?, ¿ideológico?, ó ¿de solo una oportunidad que no se pudo aprovechar?.
Y están también los que repiten como diputados, y por más buena que haya sido su gestión en otro período, cabe preguntarse:¿qué pensarán los votantes de todas provincias, cuando con frecuencia les presentan: “a los mismos de siempre”?
Hay a quienes recordamos únicamente en cargos políticos, además de retornar a ocupar una curul, antes han sido alcaldes y embajadores. Y otra vez ¿no tienen la capacidad estos grupos de poner a gente diferente?, ¿No tienen, no encuentran? ,¿Será que las caras nuevas no los quieren seguir?.
Nos alarma el creciente abstencionismo, unos partidos que emergen y otros que desaparecen, pero invisibilizamos algunas de las causas del cada día creciente desencanto político, que nos lleva a también a golpear las sólidas bases de nuestro sistema democrático.
¿Será posible que nos tengan más consideraciones a los votantes y se esfuercen un poquito por remozarse y presentarnos alternativas distintas en todos los ámbitos?
Tal vez así podamos salir un poco de esta etapa en que mucho nos encontramos, conscientes de nuestra obligación patriótica de salir a votar, pero, con muchas incredulidades y escasas ilusiones, considerando que debemos cumplir con la democracia, votanto por quien nos parezca: “menos malo”.