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Juicio contra Fiat lleva a familia Agnelli a recorrer juzgados

| Lunes 02 noviembre, 2009




Juicio contra Fiat lleva a familia Agnelli a recorrer juzgados

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Milán- Cuando John Elkann tenía apenas 29 años, en el 2005, estuvo a punto de convertirse en el líder de la familia Agnelli que perdió el control de Fiat SpA un siglo después de que su tatarabuelo fundó la automovilística.
El fabricante turinés de los Ferrari y el modelo 500 había perdido dinero en cada uno de los cuatro años previos. Entonces, en lugar de usar efectivo para pagar un préstamo de 3 mil millones de euros ($3,6 mil millones de la época), Fiat emitió nuevas acciones para los prestamistas en setiembre del 2005. Los bancos podrían haber reemplazado a la familia como principal accionista de Fiat si las empresas del holding Agnelli no hubieran usado una operación de permuta de acciones con Merrill Lynch & Co. para retener a la automovilística bajo el férreo control de la familia, según las empresas del holding.
Merrill, que había comprado alrededor del 10% de las acciones de Fiat, vendió la mayor parte de su participación a la familia en el momento exacto en que la automovilística emitía nuevas acciones para devolver el dinero a sus prestamistas. La maniobra funcionó, lo que hizo que los Agnelli mantuvieran su participación en el 30%, según los contratos para el acuerdo. La familia preservó el control de Fiat.
Aunque el canje fue legal, en mayo del 2008 los fiscales turineses presentaron cargos contra dos empresas del holding Agnelli y dos asesores de mucho tiempo de la familia por manipulación de mercado. Los fiscales alegan que las empresas Giovanni Agnelli & C. Sapaz e IFIL Investments SpA y los asesores, Gianluigi Gabetti y Franzo Grande Stevens, engañaron a los inversores al no dar a conocer el acuerdo de permuta en dos declaraciones a la prensa dadas a conocer un mes antes de la transacción. Los fiscales dicen que los inversores hicieron subir el precio de las acciones de Fiat porque creyeron que las empresas de la familia podrían comprar acciones en el mercado para mantener el control de la empresa.
Elkann, quien nació en Nueva York y se crió en el Reino Unido, Brasil, Francia e Italia, testificará en noviembre en el juicio.
“Estas son acusaciones serias que cuestionan la transparencia de una de las familias industriales más importantes de Italia y si comunicaron la información al mercado de manera apropiada”, dice Luca D’Auria, abogado milanés especializado en delitos financieros. “La manipulación de mercado conlleva severas penas”.
El juicio es uno, de una serie de desafíos que enfrenta la familia Agnelli en su base de Turín, en el norte de Italia y al pie de los Alpes. En junio, Fiat acordó entregar diseño de vehículos, tecnología de motores y tiempo de gestión por unos $10 mil millones a Chrysler Group LLC a cambio de una participación del 20% en la quebrada empresa estadounidense. Fiat dice que hizo el acuerdo para tratar de sobrevivir como automovilística independiente mediante su expansión y aumento de ventas en Estados Unidos.
A partir de mediados del 2007, los inversores castigaron a la acción del holding Agnelli, IFIL Investments. La familia combinó IFIL y otra empresa en marzo del 2009 para formar Exor SpA, de la que Elkann es presidente.
Las acciones de IFIL se desplomaron el 82% entre julio del 2007 y el 27 de febrero. Exor recuperó desde entonces parte de la pérdida.
Los Agnelli son una de las familias más ricas de Italia, con una participación del 59% y un valor de mercado de unos $2,6 mil millones en Exor, cuyas inversiones incluyen a Fiat y Juventus Football Club SpA. Elkann dice que él se quedó con el control de los activos empresarios de la familia cuando murió su abuelo, Giovanni Agnelli II, en el 2003.
Elkann mostró interés en el negocio familiar antes de recibir un grado de ingeniería industrial y gestión en el Politécnico de Turín.
“Ya estaba pensando en la tarea que iba a desempeñar”, dijo Grande Stevens. Tras graduarse en el 2000, se sumó al grupo de auditoría corporativa de General Electric Co. Cuatro años más tarde, Elkann se casó con Lavinia Borromeo, cuya familia es dueña de las Islas Borromeo en el Lago Maggiore. Tienen dos hijos: Leone, de tres años, y Oceano, de uno.
Gianni Agnelli, quien murió a los 81 años, eligió a Elkann, su nieto mayor, para legarle las riendas de su empresa. El único hijo de Gianni, Edoardo, un devoto de las religiones orientales, murió en el 2000 en un aparente suicidio y su cuerpo fue hallado bajo un puente cerca de Turín. El hermano menor de Elkann, Lapo, de 32 años, casi murió por una sobredosis de drogas en el 2005.
“Gianni decía que tenía que haber un líder en la familia y estuvo en lo cierto al elegir a John”, dijo Grande Stevens. “Es muy serio y está bien preparado”.
Elkann heredó la crisis de Fiat. En el 2003, la empresa perdía 2 millones de euros por día y había agotado sus líneas de crédito dijo Gabetti en un testimonio en el 2006.
“Fiat estaba bajo tanta tensión que no se descartaba que pudiera quebrar”, dijo. Para el 2005 vencía el préstamo por 3 mil millones de euros, con lo que era factible que la familia perdiera su control sobre Fiat.
En lugar de pagarle a los bancos en efectivo, Fiat planeó darles acciones, convertir el préstamo en una participación del 27% de Fiat. IFIL, una empresa de la familia, se quedaría con el 22%, según Consob, la autoridad reguladora del mercado en Italia.
En una reunión en julio del 2005, en la oficina de Grande Stevens en Turín, se forjó un plan por el cual la familia seguiría teniendo el control de Fiat, según los testimonios de dos ejecutivos de Merrill que estuvieron en la reunión, Maurizio Tamagnini y Enrico Chiapparoli. Grande Stevens dijo a los ejecutivos de Merrill que quería reescribir un contrato de permuta de acciones existente entre el banco y el holding Agnelli, con sede en Luxemburgo, según los testimonios de los banqueros.
En el canje existente, los Agnelli habían apostado que la acción de Fiat (que había tocado un mínimo de 20 años de 4,53 euros en abril del 2005) iba a subir. Merrill le pagaría a la familia una suma basada en la diferencia entre un precio base de 5,50 euros y el precio que alcanzaran los papeles para diciembre del 2005. Para que Merrill pudiera hacer una buena diferencia había comprado unos 90 millones de acciones de Fiat, o 10% de la automotriz, a partir de abril del 2005, dijo Consob.
El nuevo contrato cambiaba la forma en que Merrill iba a pagar a los Agnelli. La familia iba a comprar 82,25 millones de acciones de Fiat, exactamente lo suficiente como para elevar su participación al 30%, a 5,60 euros por acción.
En julio y agosto, los inversores hicieron subir un 24% las acciones de Fiat por la especulación de que la familia iba a comprar decenas de millones de acciones en el mercado para conservar el control, según la Consob. El 23 de agosto, la autoridad reguladora, advirtiendo la subida de las acciones, pidió explicaciones a las dos empresas holding de los Agnelli, G.A. Sapaz e IFIL. La autoridad quería saber si las empresas habían sondeado o instrumentado algún plan para hacer frente a la posibilidad de que los bancos prestamistas las suplantaran como máximos accionistas de Fiat.
En respuesta, Gabetti y Grande Stevens colaboraron en la redacción de dos declaraciones dadas a conocer a la prensa el 24 de agosto, según las acusaciones presentadas ante los tribunales. La declaración de IFIL decía que la empresa intentaba retener el control de Fiat pero que no había instrumentado o analizado ninguna iniciativa.
Tres semanas más tarde, en la noche del 15 de setiembre, las dos empresas informaron que habían aprobado el canje de acciones con Merrill para mantener el control de Fiat. Tras la información de que los Agnelli no iban a salir a comprar acciones en el mercado, los papeles de Fiat se desplomaron durante cinco días consecutivos, perdiendo el 8% de su valor con respecto al 16 de septiembre. Cuatro días después las empresas y Merrill ejecutaron el cambio de acciones tal lo planeado.
Seis años después de haberse hecho cargo del liderazgo de la dinastía, los problemas de Elkann son muchos. Mientras las compañías se defienden en los tribunales, él confía en Marchionne para que convierta a Fiat en un competidor sólido y rentable. Si eso requiere que los Agnelli cedan el control de la automotriz a través de una venta o una fusión, Elkann dice que la familia está dispuesta a hacerlo.






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