Jugando con la vida
| Sábado 26 julio, 2014
Todas las personas tienen derecho a nacer y llegar al final de su vida
Jugando con la vida
La vida humana podemos resumirla como la capacidad de nacer, crecer, reproducirse y morir. Comienza desde el primer momento de la fecundación y termina con la muerte. Algunas personas juegan con la vida como si hacerlo fuera tan fácil, convirtiéndola en un festival de la estupidez. Como si se tratara solamente de un frívolo juego, acaban con ella de diferentes maneras.
Veamos lo que está sucediendo en nuestra sociedad por contaminación o falta de valores, cuando vemos en noticias que un padre asesina a un hijo por quitarle a su amante sin antes meditar por qué algo así sucede, y un hijo asesina a su madre por pensar diferente a él cuando se hace de un novio que no le agrada. Por cierto, esto es una barbaridad que no tiene nombre, cuando sin vida, su cuerpo es introducido a la joroba de su carro por dos días, hasta encontrar un lugar, según él, “seguro” para deshacerse del cadáver, como si su progenitora se tratara de un objeto cualquiera sin ningún valor. El colmo, cuando se cree liberado, descaradamente usa su tarjeta de crédito.
Otro caso es el de los sicarios aceptando matar, como “judas”, a cambio de una peseta y, en muchos casos, sintiéndose felices con ver correr la sangre de sus víctimas hasta el final de su último suspiro.
Por otro lado, tenemos a los grupos de activistas, esas personas desesperadas por legalizar el aborto al no aceptar que es un acto criminal. En su cobardía, abogan por convertirse en “asesinos legales”, atreviéndose a interpretar que la malformación fetal, es un motivo legal para asesinar. Quisieran convertir a Costa Rica en un estado sin piedad, de dureza inmisericorde, totalmente opuestos a la defensa de la vida. También tenemos aún vigente en muchos países, la pena de muerte cuando ya las naciones más civilizadas del mundo se oponen a ella. Recordemos que nuestro país fue la primera nación en abolir esa pena hace más de un siglo, siendo el más vivo ejemplo de que en este país, la vida humana se respeta y, con mucho más razón, la vida de los inocentes indefensos. Como si se perdiera el uso de la razón, no hay humildad ninguna para tratar las cosas creadas por un ser superior. Recordemos que la humildad es necesaria en el comportamiento del hombre que debe hacer leyes para respetar la vida nacida y no nacida. Si el respeto por la vida deja de existir, se pierden los valores morales y éticos de todas las vidas, degradándose el misterio del hombre, y profanando un mundo a la indignidad por la vida.
Todas las personas tienen derecho a nacer y llegar al final de sus vidas. Otras formas escogidas por los hombres para acabar con la vida es el suicidio, locura o cobardía generalmente relacionado con problemas personales, laborales o familiares, dejando una pena enorme a la familia. Finalmente, la eutanasia, acción llevada por una persona para “evitar” el sufrimiento en los últimos momentos de la vida. Nada de lo anterior es correcto: debemos nacer, debemos vivir y debemos morir, hasta donde sea, siempre, con dignidad.
En la defensa de la vida no se puede ceder a presiones internas hechas por los grupos de activistas, igualmente, se necesita mano más dura para castigar a los asesinos hasta que no se pueda contar con la educación necesaria en todos los niveles que sea capaz de revertir ese deseo de matar por cualquier cosa, hasta por una peseta.
Eliseo Valverde Monge
Médico