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Júbilo en Cisjordania por liberación de presos

| Martes 02 octubre, 2007




Júbilo en Cisjordania por liberación de presos

Israel excarceló a 57 palestinos detenidos en sus cárceles

Ramala
EFE

Cientos de palestinos recibieron ayer en Ramala a los 57 presos cisjordanos liberados por Israel con un júbilo que contrastaba con la decepción en Gaza por el aplazamiento hasta hoy de la excarcelación de 29 oriundos de la franja.
Mientras en el paso de Erez, que conecta Gaza con Israel, cientos de familiares esperaron en vano desde la mañana a sus seres queridos, los abrazos y manifestaciones de alegría se sucedían en la “mukata”, la sede de la Presidencia palestina donde fueron recibidos los 57 cisjordanos excarcelados.
Estos últimos, en su mayoría jóvenes del movimiento nacionalista Al Fatah, llegaron a Ramala a primera hora de la tarde de ayer, tras haber sido entregados por las autoridades israelíes al Ministerio de los Prisioneros de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en el paso de Betunia, al sureste de esta ciudad.
De uno en uno, fueron traspasados de forma rápida y fluida desde dos vehículos del Ejército israelí a tres autobuses palestinos situados a apenas cinco metros de distancia.
Al bajar de los vehículos israelíes que los habían trasladado desde la prisión de Ketziot, en el sur de Israel, muchos de ellos se arrodillaron a besar el suelo, en tanto que otros hicieron con los dedos la señal de la victoria.
Una vez en vehículos palestinos, los recién liberados -que carecían de delitos de sangre y habían purgado la mayor parte de su condena- agitaron desde las ventanas las bufandas y gorras con la bandera palestina que les habían entregado los conductores.
Ya en la Mukata, los gritos de alegría se confundían con las proclamas de militantes y algún que otro llanto de emoción de las madres al abrazar de nuevo a sus hijos.
En la memoria de todos estaban, sin embargo, los restantes 11 mil presos palestinos en cárceles israelíes.
“Doy gracias a Dios por estar libre, pero no seré completamente feliz hasta que todos mis hermanos de lucha salgan de prisión”, aseguraba con rostro cansado Adam Salamahi mientras cogía de la mano a su hermana pequeña.
Tras pasar entre rejas dos de sus veinte años, este defensor a ultranza del presidente palestino, Mahmud Abás, repetía con insistencia su deseo de “volver a casa”.
Mientras, en la tarima, el primero de los liberados, Rakad Salim, se dirigía a sus decenas de simpatizantes que portaban retratos del ex presidente iraquí Sadam Hussein.
Salim cumplió cinco de sus ocho años de condena por distribuir entre las familias de los “mártires” palestinos los millones de dólares que les entregaba el régimen baazista de Bagdad.
Los excarcelados fueron recibidos por el secretario de la presidencia palestina, Tayeb Abdel Rahim, y varios ministros, en ausencia de Abás, quien se encontraba en Jordania.
La liberación de ayer es sólo “un grano de arena en el desierto” con relación a los miles de palestinos aún entre barrotes, reconoció Hussein Ashej, el funcionario del Ministerio para Asuntos de Prisioneros que los recibió.
El director general de este ministerio, Ziad Abu Ein, se mostró incluso escéptico ante la posibilidad de que una liberación tan “ínfima” refuerce a Abás, como pretende Israel.
Los otros 29 presos originarios de Gaza que debían haber recuperado hoy su libertad tendrán que esperar finalmente hasta mañana para ser excarcelados, informó la oficina del primer ministro israelí, Ehud Olmert, en un comunicado.
Simon Peres, presidente israelí, firmó su indulto a última hora de la tarde tras toda una jornada de incertidumbre sobre los motivos de un retraso que ningún portavoz oficial israelí quiso explicar y que dejó con la miel en los labios a los familiares que les esperaban en Erez.
Allí resultó herido en el hombro por disparos de soldados israelíes un palestino de 14 años que esperaba a uno de los presos.
Según testigos, los militares abrieron fuego al acercarse la multitud a la verja que separa Israel de Gaza.
Esta excarcelación, con motivo del mes sagrado musulmán del Ramadán, es además un nuevo gesto de Olmert para reforzar a Abás y se produce en vísperas de una nueva reunión entre ambos para preparar la conferencia de paz para la región prevista en noviembre en Estados Unidos.






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