Jefes europeos despiden cultura vacacional
Bloomberg | Miércoles 28 agosto, 2013
Jefes europeos despiden cultura vacacional
Los líderes europeos andan despidiéndose de las prolongadas vacaciones que fueron la norma continental hasta que se desató la crisis mundial hace ya seis años en pleno verano.
En un momento en que la economía de la región se afana para afirmar la recuperación, el presidente francés François Hollande apenas se permitió tomar algún descanso y le ordenó a su gabinete que permaneciera a poca distancia de París.
El primer ministro italiano, Enrico Letta, se aseguró de que él o su vice estuvieran en Roma durante todo agosto.
Y en Grecia, el epicentro de la crisis del euro, el primer ministro Antonis Samaras tan solo se tomó cuatro días libres y con todo tuvo tiempo para despedir al titular del fondo de licitaciones de activos del Estado.
Este resignar las vacaciones largas, un verdadero pilar de la vida europea, llega seis años después de la llamada telefónica de las truncas vacaciones en Fráncfort del ex presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet. Quien lo llamó le dijo que había tres fondos especulativos del BNP Paribas S.A. en problemas que estaban generando altos, que es la primera señal de que se desata una crisis financiera global.
“La crisis reforzó la tendencia a vacaciones más cortas para los líderes europeos”, dijo Fredrik Erixon, director del Centro Europeo de Política Económica Internacional de Bruselas, durante una entrevista telefónica. “También entre los votantes, emerge la sensación, alimentada por la crisis, de que tienen que juzgar a sus líderes en cosas como las vacaciones”.
La frugalidad recién descubierta contrasta con la esplendidez que demostraban los líderes europeos hace décadas. En el curso de la mayoría de los 16 años de mandato que tuvo como canciller, el alemán Helmut Kohl tomaba un descanso estival de cuatro semanas, en general en Wolfgangsee, que es un lago de Austria. En 2003, el ex presidente francés Jacques Chirac se quedó en Quebec cuando había ola de calor en Francia, que mató a más de 11.000 personas en el curso de dos semanas.
Esta cultura voló despezada por la crisis crediticia que hizo que las BlackBerrys y las computadoras portátiles fueran elemento indispensable de toda vacación, tal como lo eran las sandalias y los anteojos de sol.
Hollande, quien tiene planes de anunciar en septiembre la transformación del sistema de jubilaciones y pensiones de Francia y recortes en el gasto, se tomó una semana en el Château Lanterne, que es una casa de campo propiedad del gobierno a tan solo 20 minutos en auto de París.
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