Hacia la madurez
| Viernes 28 noviembre, 2008
Hacia la madurez
Mientras el mundo envejece, los gobiernos definen planes de previsión para atender a millones de jubilados
Tras recientes reformas, los sistemas de pensiones a nivel mundial han logrado poco a poco integrar a los trabajadores con modelos cada vez más inclusivos.
El potencial de inversión de las operadoras de pensiones las convierte en un jugador importante de crecimiento económico, además de cumplir su misión de origen, que es garantizar los ingresos para la vejez. Es así que existen también múltiples modelos de pensiones que logran cada vez mejores índices de afiliación, pero el más atractivo por sus características y tamaño es el de Estados Unidos.
En ese país funcionan dos regímenes, el Old Age, Survivors and Disability Insurance System (OASDI) del Gobierno federal y conocido como “seguro social”. En forma paralela funciona una amplia variedad de planes de pensión, patrocinados por patronos de los sectores público y privado. Todos estos fondos manejan activos superiores a los US$16 billones, convirtiéndose en el mayor inversionista institucional del mundo.
El éxito de este último modelo se debe a la gran competencia en el mercado de pensiones paralelas al OASI, una amplia gama de productos y flexibilidad para integrar al trabajador. El primero se llama “plan de contribución definida”, en la cual el asalariado recibe de su patrono una cantidad de dinero anual; es responsabilidad del trabajador destinarla a un fondo de pensiones de su conveniencia y estar al tanto de su desarrollo.
En este modelo rige el “Plan 401(k)”, en el que el patrono hace una contribución y el empleado busca la forma de invertirlo; es uno de los planes de menor costo y problemas administrativos, por lo que goza de gran popularidad.
El segundo más importante se llama “plan de beneficio definido”, en este caso, la empresa le garantiza al trabajador una suma definida durante su retiro final. Para eso, la empresa contrata a una empresa de seguros y sin importar el rendimiento de las inversiones, pagará la cuota negociada con el trabajador aunque eso implique que el dinero deba salir de su capital.
Otra modalidad que en la última década está tomando gran auge es el plan de Propiedad de Acciones por parte de los Empleados (ESOPS), figura mediante la cual las empresas les dan a los empleados participación accionaria y a su vez, contribuyen para el ahorro de su jubilación. Se estima que uno de cada diez estadounidenses laboralmente activos planifica bajo este sistema.
También existen planes de pensiones dirigidos especialmente a las personas que trabajan por cuenta propia. El IRAS es uno de ellos y al igual que los planes anteriores, tienen beneficios fiscales sobre las contribuciones y rendimientos de las inversiones hasta que se reciban los beneficios durante el retiro.
Los empleadores han visto los planes de pensiones como un sustituto ventajoso de salarios más altos e incentivo de permanencia en las empresas. En la mayoría de los casos, los fondos de pensión son vistos como una forma de remuneración que no causa impuestos y que ayuda a mantener una planilla más estable.
Panorama latinoamericano
En Latinoamérica, los sistemas de pensiones son públicos, privados o una combinación de ambos.
El público es en el que el Estado tiene participación y es responsable de los fondos de pensión; en el privado la responsabilidad recae en sociedades administradoras de pensiones, las cuales manejan cuentas individuales de sus afiliados.
En nuestro país tenemos un sistema mixto, ya que público y privado conviven en un mismo entorno para garantizar la sostenibilidad del sistema.
Este modelo es el más extendido en la región y lo siguen México, Colombia, Perú, Argentina, Uruguay, Bolivia y, más recientemente, Ecuador.
Mientras en Chile, el cuido de los recursos de los trabajadores está en manos de las operadoras de pensiones; de hecho este país es pionero en el diseño de este modelo y ha tenido una repercusión social a favor de la calidad de vida de su población.
Similar a los chilenos es el caso de El Salvador.
El sistema de pensiones costarricense aún está en la fase de madurez, dado que fue de los últimos en implementarse en la región.
En contraste, junto con Chile, Costa Rica goza la mejor relación entre población económicamente activa y afiliados; casi ocho de cada diez trabajadores cotizan para un plan de pensiones. En contraste, en naciones como Bolivia, Colombia y Perú menos de la tercera parte de los trabajadores tiene un plan de retiro.
En Europa del Este, la gran mayoría de los países han adoptado el modelo de pensiones mixto implementado con éxito en Latinoamérica. Esta transformación se inició en 1999 en países como Polonia, Hungría, Bulgaria, Croacia y Rusia.
En los países miembros de la Unión Europea, aún domina el sistema de pensión único y administrado por el Estado, como es el caso de Francia, donde se habla constantemente de reformas por temor a la insostenibilidad del sistema, propiciada por la cantidad de jubilados, la caída en los índices de natalidad y el envejecimiento de la clase trabajadora.
Lento progreso en cobertura
Desde principios de este milenio, la mayoría de los países latinoamericanos ya tenían definido su modelo de sistema de pensión. Poco a poco ha ido mejorando la cobertura, y la relación entre la cantidad de trabajadores y el porcentaje afiliado a un sistema de jubilación ha venido en constante aumento; con algunas excepciones.
Fuente: Asociación Internacional de organismos de supervisión de fondos de pensiones
Mientras el mundo envejece, los gobiernos definen planes de previsión para atender a millones de jubilados
Tras recientes reformas, los sistemas de pensiones a nivel mundial han logrado poco a poco integrar a los trabajadores con modelos cada vez más inclusivos.
El potencial de inversión de las operadoras de pensiones las convierte en un jugador importante de crecimiento económico, además de cumplir su misión de origen, que es garantizar los ingresos para la vejez. Es así que existen también múltiples modelos de pensiones que logran cada vez mejores índices de afiliación, pero el más atractivo por sus características y tamaño es el de Estados Unidos.
En ese país funcionan dos regímenes, el Old Age, Survivors and Disability Insurance System (OASDI) del Gobierno federal y conocido como “seguro social”. En forma paralela funciona una amplia variedad de planes de pensión, patrocinados por patronos de los sectores público y privado. Todos estos fondos manejan activos superiores a los US$16 billones, convirtiéndose en el mayor inversionista institucional del mundo.
El éxito de este último modelo se debe a la gran competencia en el mercado de pensiones paralelas al OASI, una amplia gama de productos y flexibilidad para integrar al trabajador. El primero se llama “plan de contribución definida”, en la cual el asalariado recibe de su patrono una cantidad de dinero anual; es responsabilidad del trabajador destinarla a un fondo de pensiones de su conveniencia y estar al tanto de su desarrollo.
En este modelo rige el “Plan 401(k)”, en el que el patrono hace una contribución y el empleado busca la forma de invertirlo; es uno de los planes de menor costo y problemas administrativos, por lo que goza de gran popularidad.
El segundo más importante se llama “plan de beneficio definido”, en este caso, la empresa le garantiza al trabajador una suma definida durante su retiro final. Para eso, la empresa contrata a una empresa de seguros y sin importar el rendimiento de las inversiones, pagará la cuota negociada con el trabajador aunque eso implique que el dinero deba salir de su capital.
Otra modalidad que en la última década está tomando gran auge es el plan de Propiedad de Acciones por parte de los Empleados (ESOPS), figura mediante la cual las empresas les dan a los empleados participación accionaria y a su vez, contribuyen para el ahorro de su jubilación. Se estima que uno de cada diez estadounidenses laboralmente activos planifica bajo este sistema.
También existen planes de pensiones dirigidos especialmente a las personas que trabajan por cuenta propia. El IRAS es uno de ellos y al igual que los planes anteriores, tienen beneficios fiscales sobre las contribuciones y rendimientos de las inversiones hasta que se reciban los beneficios durante el retiro.
Los empleadores han visto los planes de pensiones como un sustituto ventajoso de salarios más altos e incentivo de permanencia en las empresas. En la mayoría de los casos, los fondos de pensión son vistos como una forma de remuneración que no causa impuestos y que ayuda a mantener una planilla más estable.
Panorama latinoamericano
En Latinoamérica, los sistemas de pensiones son públicos, privados o una combinación de ambos.
El público es en el que el Estado tiene participación y es responsable de los fondos de pensión; en el privado la responsabilidad recae en sociedades administradoras de pensiones, las cuales manejan cuentas individuales de sus afiliados.
En nuestro país tenemos un sistema mixto, ya que público y privado conviven en un mismo entorno para garantizar la sostenibilidad del sistema.
Este modelo es el más extendido en la región y lo siguen México, Colombia, Perú, Argentina, Uruguay, Bolivia y, más recientemente, Ecuador.
Mientras en Chile, el cuido de los recursos de los trabajadores está en manos de las operadoras de pensiones; de hecho este país es pionero en el diseño de este modelo y ha tenido una repercusión social a favor de la calidad de vida de su población.
Similar a los chilenos es el caso de El Salvador.
El sistema de pensiones costarricense aún está en la fase de madurez, dado que fue de los últimos en implementarse en la región.
En contraste, junto con Chile, Costa Rica goza la mejor relación entre población económicamente activa y afiliados; casi ocho de cada diez trabajadores cotizan para un plan de pensiones. En contraste, en naciones como Bolivia, Colombia y Perú menos de la tercera parte de los trabajadores tiene un plan de retiro.
En Europa del Este, la gran mayoría de los países han adoptado el modelo de pensiones mixto implementado con éxito en Latinoamérica. Esta transformación se inició en 1999 en países como Polonia, Hungría, Bulgaria, Croacia y Rusia.
En los países miembros de la Unión Europea, aún domina el sistema de pensión único y administrado por el Estado, como es el caso de Francia, donde se habla constantemente de reformas por temor a la insostenibilidad del sistema, propiciada por la cantidad de jubilados, la caída en los índices de natalidad y el envejecimiento de la clase trabajadora.
Lento progreso en cobertura
Desde principios de este milenio, la mayoría de los países latinoamericanos ya tenían definido su modelo de sistema de pensión. Poco a poco ha ido mejorando la cobertura, y la relación entre la cantidad de trabajadores y el porcentaje afiliado a un sistema de jubilación ha venido en constante aumento; con algunas excepciones.
Fuente: Asociación Internacional de organismos de supervisión de fondos de pensiones