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Sábado, 14 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Hace falta actuar y podemos hacerlo

| Viernes 08 noviembre, 2013




Algo hemos hecho mal como sociedad para obtener estos resultados en los adolescentes. Pero nada remediaremos solo con preocuparnos. Es necesario actuar. Debemos encontrar la solución con medidas a corto, mediano y largo plazo y no posponer más esta responsabilidad


Hace falta actuar y podemos hacerlo

Una de cada diez adolescentes costarricenses ha tenido un hijo, dice una nota de este medio ayer. Solo ese dato es sumamente preocupante, y no es lo único que debe inquietarnos seriamente en relación con los adolescentes.
A esa cifra de niñas que se embarazan en nuestro país, hay que agregar otro fenómeno que en algunos casos también las puede afectar, haciendo estragos —tanto a ellas como a ellos—, como son la anorexia y la bulimia.
Además, hoy lamentablemente hay que sumar a eso los casos de adolescentes de uno u otro sexo que se vuelven adictos al consumo de licor, drogas, o ambos.
Algo hemos hecho mal como sociedad, sin duda, para obtener estos resultados. Pero nada remediaremos solo con preocuparnos. Es necesario actuar. Debemos encontrar la solución con medidas a corto, mediano y largo plazo y no posponer más esta responsabilidad.
Para esto, lo primero es tener claras las causas que originaron el problema. Hemos sido los adultos y el modelo de sociedad que hemos construido lo que comenzó a originar los mencionados problemas que luego han ido en aumento.
Sin embargo tenemos buenos especialistas, expertos, y diferentes estudios hechos al respecto.
No necesitamos comenzar a investigar las causas de tan nefasta situación, solo basta con sacar de las gavetas los estudios ya hechos y convertirlos en insumos para que actúe la voluntad.
El tema debería estar en el interés de la clase política (candidatos a la presidencia incluidos) no solo por una cuestión de humanidad, que debe prevalecer, sino también por el importante impacto que estos fenómenos tienen sobre casi todas las actividades de la vida y la economía nacional.
Las niñas – madres rompen con el normal desarrollo de sus vidas, de sus familias, de sus entornos en general y los efectos de su nueva situación llegan a los centros educativos en donde estaban o seguirán estando en el mejor de los casos, a los centros de salud, entre otros.
Sin embargo, el otro lado del problema, es decir, la pareja de esas niñas, responsables también del embarazo, en su mayoría son ya adultos, a pesar de lo cual en muy pocos casos pareciera que asumen la responsabilidad de sus actos.
Esto sin entrar a considerar la irregularidad que implican las relaciones de un adulto con una niña.
En fin, un tema candente al que no puede seguir dándole la espalda la ciudadanía y los responsables del modelo social que lo origina.

 







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