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Fed es un freno y el Golfo festeja por el crudo

| Sábado 24 noviembre, 2007




Fed es un freno y el Golfo festeja por el crudo


Dubái- Bienvenido a la fiesta más grande de la Tierra. Es en Oriente Medio y por el petróleo a $100, aunque uno realmente no se da cuenta aquí en Dubái. No es simplemente porque el petróleo todavía está un poco por debajo de los $100 el barril; es porque no es una celebración pública. Los funcionarios de los países del Golfo no quieren aparecer eufóricos por tendencias que amenazan el crecimiento en casi todo el resto del mundo.
Pero es una fiesta, no obstante, porque sigue subiendo el combustible que —literalmente y de manera figurada— impulsa el crecimiento económico y aumenta la influencia global de la región.
Esta fiesta silenciosa es única por otra razón: la resaca podría empezar antes de que los festejos lleguen a su apogeo. Conforme los petrodólares llenan las arcas de los gobiernos y crean nuevos multimillonarios, la inflación se está convirtiendo en un preocupante efecto colateral.
Considere las tendencias en los Emiratos Árabes Unidos, donde el aumento de los precios de las propiedades impulsó la inflación a un récord de 9,3% el año pasado. Hable con los residentes de aquí y le dirán que la inflación, que se informa anualmente, se siente más alta de lo que dice la tasa oficial.
Funcionarios de los Emiratos han estado lentos en tomar una medida obvia que enfriaría las cosas: revaluar la moneda, el dirham. Está atado al dólar estadounidense, que este año ha perdido el 13% de su valor frente al euro. Standard Chartered Plc dice que los seis países que integran el Consejo de Cooperación del Golfo necesitan aumentar el valor de sus monedas el 20% para restaurar sus economías a la normalidad.
Lo deben hacer de inmediato.
La medida está por ser tomada y los mercados están presionando por ella. Se espera que la reunión del 3 y 4 de diciembre de los líderes del Consejo dé por resultado planes sobre para una revaluación regional de la moneda en algún momento.
Con inversores como Jim Rogers, presidente de la neoyorquina Rogers Holdings y ex socio de George Soros, diciendo que “el tipo de cambio fijo con el dólar está condenado”, la noticia —como ellos dicen— está allí. Merrill Lynch & Co. pronostica que o los Emiratos o Qatar cortarán la vinculación con el dólar dentro de los próximos seis meses.
Enfrentada a las tasas de inflación actuales —la de Qatar alcanzó un récord de 14,8% en el primer trimestre— la región no debería malgastar medio año reflexionando sobre lo que es al mismo tiempo inevitable y lógico.
“El argumento económico está ah”, dice Marios Maratheftis, jefe de investigación de Standard Chartered en Oriente Medio.
En este momento, los bancos centrales del Golfo no pueden aumentar los costos de endeudamiento; deben seguir a la Reserva Federal para mantener el tipo de cambio fijo. Cada vez que el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke reduce las tasas, los estados del Golfo tienen que enfrentar una situación más difícil aún frenando el crecimiento por la subida de los precios del petróleo.
Es un hecho. ¿Para qué arrojar dudas innecesarias a los mercados? Soluciónelo y siga con otros temas. “Para terminar con el tipo de cambio fijo se deben enfrentar los factores de la parte de la oferta que están alimentando la inflación, pero medidas más duras también se requieren para contener la demanda interna”, dice Mushtaq Khan, economista del Citigroup Inc.
En cierta forma, los Emiratos están avanzando en la otra dirección. El 20 de noviembre, anunciaron planes para aumentar el gasto federal en $1.800 millones el próximo año, elevando el salario de los trabajadores estatales en un 70%. Este sería uno de los raros casos en los que economistas como John Maynard Keynes y Milton Friedman habrían coincidido en su pensamiento. ¿Es realmente sabio lidiar con la inflación esencialmente aflojando la política fiscal?
Eliminar el cambio fijo es sin duda una gran decisión. La región nunca tuvo una política monetaria independiente y atar la moneda al dólar, o como otras que estaban vinculadas a la libra británica en el pasado, ofrecía un elemento de estabilidad. Y el cambio siempre asusta un poco.
Entre los cambios más drásticos se hallan eliminar el dólar y fijar el tipo de cambio en relación con una canasta de monedas. Pero si eso parece demasiado radical, las economías del Golfo por lo menos deben modificar el tipo de cambio a un nivel más alto contra el dólar. Tres efectos positivos inmediatos se obtendrían de tal medida.
Uno, enfriaría la inflación. Dos, mejoraría la vida de muchos trabajadores extranjeros que inundan ciudades como Dubái y envían dinero a sus países para mantener a sus familias. Tres, obligaría a los consumidores estadounidenses a ser más conservadores en los gastos.
El tercer efecto podría no ir del todo bien con los dirigentes del Golfo que disfrutan de los elevados precios del petróleo. Abandonar el cambio fijo con el dólar aumentaría los precios del petróleo para los estadounidenses, los mayores consumidores de crudo del mundo. El gobierno del presidente George Bush no está impulsando la conservación; los cambios de moneda en el Golfo podrían llenar el vacío, contribuyendo a reducir las emisiones de efecto invernadero a nivel internacional.
En los primeros lugares de la lista de argumentos para considerar cuidadosamente se encuentra el riesgo de precipitar la caída del dólar. El problema es que el tema frecuentemente es discutido en tono conspirativo.
Los pedidos del presidente venezolano Hugo Chávez y de su par iraní Mahmoud Ahmadinejad de eliminar el dólar sólo alimentan tal especulación. Claramente, las políticas externas del presidente George W. Bush tampoco le han ganado muchos amigos a los Estados Unidos en el Golfo. Pero esto es más por negocios que por inquina conforme el dólar cae.
Solo porque un acuerdo financiero funcionó durante décadas no significa que tenga que ser para siempre. Conforme crecen las economías y los precios del petróleo, los dirigentes del Golfo se enfrentan con grande decisiones sobre el dólar. Grandes, pero también inevitables.






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