Es necesario dejar gobernar
| Viernes 19 agosto, 2011
Es necesario dejar gobernar
Cada institución en lo suyo pero coordinando como corresponde, no “zafando tablas, ni serruchando pisos” para lograr posiciones mezquinas y oportunistas. El país requiere verdaderas y verdaderos estadistas y no simples politiqueros advenedizos de poca monta.
Los destinos de la Patria han sido confiados en personas que el pueblo supone son de entre los mejores ciudadanos con capacidades suficientes para dirigir el navío; líderes vestidos con la coraza de la dignidad, del honor y la honradez. Los costarricenses en principio suponemos esto, salvo prueba en contrario.
Soñar es posible. Creer hoy es un poco más difícil. Pero aun así, me atrevo a afirmar que los más, son portadores de todas esas altas cualidades, hombres y mujeres que son las muestras sacadas al azar del gran conglomerado de gentes sanas y no corruptas que conforman este pueblo trabajador y todavía con esperanza.
Dejar gobernar. La Asamblea Legislativa debe llegar a acuerdos a lo interno por medio del diálogo y del compromiso. El Ejecutivo debe tener claras sus metas y contar con una gran predisposición a la negociación y al diálogo; y ambos, Ejecutivo y Legislativo, marchar juntos sabiendo que la interdependencia es innata en su quehacer cotidiano.
Aquellos que de manera errada, falta de visión y portadores de cero cálculo político, esos que erróneamente encendieron prematuramente los fuegos electoreros; que se replieguen y dejen gobernar, que tengan paciencia, que se tomen un buen rato para reflexionar, pues ya llegarán los momentos de volver a las plazas públicas y a hacerle más y nuevas promesas al pueblo.
Que estos señores y señoras que actúan en el escenario de la política se den cuenta que es necesario que hoy, que mañana y en los próximos tres años deben dejar gobernar y apoyar en su gestión a la señora Presidenta y a su equipo.
Por su lado, la nueva alianza que dirige hoy el Parlamento, que lo haga de manera inteligente, pensando en los más altos valores de la Patria, de esa Costa Rica que los y las puso en sus cúrales, para que mañana no los y las tenga que demandar; que se acuerden que juraron cumplir con sus obligaciones de manera transparente y con el mayor empeño.
Los políticos, los aprendices y los politiqueros deben entender que ya en Costa Rica, desde hace rato, no existe el bipartidismo y que las fuerzas sociales se han dispersado, que esas fuerzas se han aglutinado en bloques de diferentes tamaños y colores, que ahora son más los grupos con intereses diversos. Pero también es menester que no olvide que la Patria sigue siendo una, y en su nombre se pueden encontrar vías de convergencia para lograr acuerdos que satisfagan, al menos en parte, las expectativas de esos bloques; pensando, claro está, en el beneficio de las mayorías y del país como un todo.
La opinión pública en Costa Rica es muy fuerte, los medios de comunicación tienen una influencia innegable en las relaciones de poder, los sindicatos y demás gremios tienen mucho que decir también, y dentro de este panorama, el logro del equilibrio es tarea prioritaria de aquellos políticos y funcionarios con experimentada condición de estadistas; caso contrario, el caos será la otra vertiente.
Dejar gobernar es el arte de la negociación, de descubrir la oportunidad precisa y sensata para actuar, para pedir o para ceder lo posible. Gobernar es escuchar, conciliar y ceder a menudo, ejecutar hoy y no posponer.
El pueblo somos todos, gobernados y gobernantes. Las acciones de unos u otros nos afectan a todos por igual, y de una vez por todas, dejemos gobernar; para que quien fue electa o electo, según su cargo, pueda realizar su mandato de manera creativa y en paz, para engrandecer a la Patria.
Johnny Sáurez Sandí
Cada institución en lo suyo pero coordinando como corresponde, no “zafando tablas, ni serruchando pisos” para lograr posiciones mezquinas y oportunistas. El país requiere verdaderas y verdaderos estadistas y no simples politiqueros advenedizos de poca monta.
Los destinos de la Patria han sido confiados en personas que el pueblo supone son de entre los mejores ciudadanos con capacidades suficientes para dirigir el navío; líderes vestidos con la coraza de la dignidad, del honor y la honradez. Los costarricenses en principio suponemos esto, salvo prueba en contrario.
Soñar es posible. Creer hoy es un poco más difícil. Pero aun así, me atrevo a afirmar que los más, son portadores de todas esas altas cualidades, hombres y mujeres que son las muestras sacadas al azar del gran conglomerado de gentes sanas y no corruptas que conforman este pueblo trabajador y todavía con esperanza.
Dejar gobernar. La Asamblea Legislativa debe llegar a acuerdos a lo interno por medio del diálogo y del compromiso. El Ejecutivo debe tener claras sus metas y contar con una gran predisposición a la negociación y al diálogo; y ambos, Ejecutivo y Legislativo, marchar juntos sabiendo que la interdependencia es innata en su quehacer cotidiano.
Aquellos que de manera errada, falta de visión y portadores de cero cálculo político, esos que erróneamente encendieron prematuramente los fuegos electoreros; que se replieguen y dejen gobernar, que tengan paciencia, que se tomen un buen rato para reflexionar, pues ya llegarán los momentos de volver a las plazas públicas y a hacerle más y nuevas promesas al pueblo.
Que estos señores y señoras que actúan en el escenario de la política se den cuenta que es necesario que hoy, que mañana y en los próximos tres años deben dejar gobernar y apoyar en su gestión a la señora Presidenta y a su equipo.
Por su lado, la nueva alianza que dirige hoy el Parlamento, que lo haga de manera inteligente, pensando en los más altos valores de la Patria, de esa Costa Rica que los y las puso en sus cúrales, para que mañana no los y las tenga que demandar; que se acuerden que juraron cumplir con sus obligaciones de manera transparente y con el mayor empeño.
Los políticos, los aprendices y los politiqueros deben entender que ya en Costa Rica, desde hace rato, no existe el bipartidismo y que las fuerzas sociales se han dispersado, que esas fuerzas se han aglutinado en bloques de diferentes tamaños y colores, que ahora son más los grupos con intereses diversos. Pero también es menester que no olvide que la Patria sigue siendo una, y en su nombre se pueden encontrar vías de convergencia para lograr acuerdos que satisfagan, al menos en parte, las expectativas de esos bloques; pensando, claro está, en el beneficio de las mayorías y del país como un todo.
La opinión pública en Costa Rica es muy fuerte, los medios de comunicación tienen una influencia innegable en las relaciones de poder, los sindicatos y demás gremios tienen mucho que decir también, y dentro de este panorama, el logro del equilibrio es tarea prioritaria de aquellos políticos y funcionarios con experimentada condición de estadistas; caso contrario, el caos será la otra vertiente.
Dejar gobernar es el arte de la negociación, de descubrir la oportunidad precisa y sensata para actuar, para pedir o para ceder lo posible. Gobernar es escuchar, conciliar y ceder a menudo, ejecutar hoy y no posponer.
El pueblo somos todos, gobernados y gobernantes. Las acciones de unos u otros nos afectan a todos por igual, y de una vez por todas, dejemos gobernar; para que quien fue electa o electo, según su cargo, pueda realizar su mandato de manera creativa y en paz, para engrandecer a la Patria.
Johnny Sáurez Sandí