Encuestas políticas
| Lunes 27 enero, 2014
Las encuestas nunca pueden ser una realidad porque lo que analizamos son segmentos muy pequeños de una población
Encuestas políticas
El tema de las encuestas políticas es algo muy serio sobre el que es importante comprender los elementos básicos que las integran.
Cerca de las elecciones surge el tema de las encuestas, instrumentos de medición que nos permiten medir “tendencias”, pero que nunca pueden ser una realidad porque lo que analizamos para estas predicciones son segmentos muy pequeños de una población que llamamos muestras, que para escogerlas utilizamos un procedimiento, siendo la selección al azar o aleatoria el más científico, que significa que la selección de las personas que entrevistaremos no se hace a juicio sino que todos los elementos de la población tienen una probabilidad conocida de ser escogidos.
El otro detalle importante es que por efectos del mismo azar, una muestra puede caer en zonas donde un partido político tiene más adeptos que otro y eso es muy difícil de prever, por eso nos aseguramos indicando que nuestro resultado tiene una probabilidad conocida de estar equivocado.
Otro aspecto importante es la forma de recoger los datos, puede ser entrevista directa en los domicilios; por teléfono, para lo cual se utiliza telefonía fija o por celulares, siendo los fijos más seguros porque garantizan la localización, pero hoy en día muchos hogares carecen de telefonía fija y eso dejaría a un número de hogares sin posibilidad de ser seleccionados.
También incide el número de candidatos porque eso define la composición de la población, si solo tenemos dos candidatos preferidos (homogénea) es más fácil acercarnos al resultado, pero si, como sucede ahora, hay tres o más con preferencias, el riesgo de equivocarnos es mayor; decimos que la población es heterogénea.
Al utilizar muestreo al azar estamos expuestos a cometer “error de muestreo”; dicho en palabras sencillas, siempre que se utiliza una muestra se tiene un riesgo cuantificable de que al seleccionarla no represente al verdadero valor de la población (al que llamamos parámetro).
Por eso los estadísticos hablamos de un margen de probabilidad (o grado de confianza) de que nuestras estimaciones representan una probabilidad predefinida de acierto, pero también existe la probabilidad de “fallo”. A ese valor le sumamos y restamos lo que definimos como “error máximo esperado” para fijar un intervalo dentro del cual esperaríamos que se encuentre el valor de la población; el tamaño escogido de este error incidirá en el tamaño de la muestra; a menor margen, mayor tamaño de muestra. En razón de lo expuesto, los resultados de las encuestas nunca son puntuales sino que se miden como un espacio o intervalo definido por el valor obtenido al que le sumamos y restamos el error máximo esperado. Por ejemplo, si tenemos un error máximo de 2,5% y la encuesta nos refleja que un partido tendrá una preferencia de voto de 23%, en realidad estamos indicando que esperaríamos que el valor real de la población esté entre 20,5% y 25,5%.
Las encuestas políticas miden, con probabilidades previamente definidas, la intención de voto de las personas en un momento determinado, pero esa intención puede variar en cualquier sentido y proporción con un hábil manejo de la información y por ello solo nos permiten medir tendencias en momentos específicos, nunca valores puntuales.
Todas estas consideraciones inciden en los resultados y por ello se debe tener cuidado a la hora de comparar los valores obtenidos.
Alfredo Blanco Odio
Estadístico