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El pueblo habló en Honduras

| Viernes 04 diciembre, 2009


El pueblo habló en Honduras

Rolando Laclé Castro

Del reciente proceso electoral hondureño, conviene destacar los siguientes elementos para tener una correcta comprensión de la realidad de ese país:

• Hubo una abrumadora participación ciudadana que las proyecciones ubican en más del 60%. En esos términos, el abstencionismo resulta inferior al 44,62% que se observó en los comicios de 2005, cuando ganó José Manuel Zelaya.

• Participaron todos los partidos del espectro político hondureño, incluyendo el Partido Liberal de Mel Zelaya que tiende a ubicarse en un segundo lugar.

• Todos los candidatos presidenciales, incluyendo el del Partido Liberal, han reconocido el resultado electoral y el triunfo de Porfirio Lobo.

• A Honduras llegaron cerca de 400 observadores internacionales procedentes de Japón, Europa, América Latina y Estados Unidos, quienes dieron fe de la tranquilidad y seguridad con que transcurrió el proceso electoral.

• El candidato ganador, Porfirio Lobo Sosa, es un hombre de trayectoria política democrática. Ex presidente del parlamento hondureño, participó como candidato presidencial en los comicios de 2005, que perdió frente a Mel Zelaya por un escaso porcentaje del 2%.

Frente a este panorama resulta incuestionable que en Honduras triunfó el pueblo, triunfó la democracia y lo que corresponde, en honor de ese pueblo y de su amor por la democracia, es el reconocimiento de la comunidad internacional, y la ayuda necesaria para la reconstrucción económica del hermano país y el fortalecimiento de su senda institucional.
Pocas veces en la historia centroamericana y del continente se registra un proceso tan difícil como el que han vivido Honduras y su pueblo en estos últimos cuatro meses.
De una violenta remoción del presidente Zelaya, que recibió la condena unánime de la comunidad internacional, se ha llegado a una alborada democrática, que esa misma comunidad internacional está obligada a reconocer y apoyar.
Lo que ocurrió el domingo 29 de noviembre en Honduras fue una suerte de referéndum ciudadano para retomar por aplastante mayoría la senda de la democracia y de la libertad.
En medio de una campaña a favor del abstencionismo, de un clima de amenazas e inseguridad que impulsaron sectores cercanos al presidente Zelaya, los hondureños se acercaron masivamente a las urnas y con plena libertad depositaron su voto.
A estas alturas, la comunidad internacional sigue enredada en elucubraciones bizantinas en torno a Honduras, como lo demostraron las indefiniciones surgidas de la reciente Cumbre de Estoril, donde se reunieron presidentes y jefes de Estado iberoamericanos.
Del 29 de junio a nuestros días, los organismos internacionales no han tenido la mejor inteligencia para manejar la “crisis hondureña”, y entre ellos destaca la Organización de Estados Americanos, y su secretario general, quienes, más allá de la remoción presidencial, por todas las razones condenable, tomaron partido en la pugna Zelaya-Micheletti, con lo cual se anuló el papel que estaba llamado a jugar ese organismo regional, como inteligente mediador para encontrar una salida negociada y pacífica a la crisis.
La realidad surgida de las urnas el pasado domingo, exige una nueva lectura del acontecer hondureño, porque quien habló fue el pueblo, y la comunidad internacional está obligada a respetar lo que el pueblo decidió en las urnas, sin ningún tipo de cuestionamiento.

* Ex presidente de la Asamblea Legislativa





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