El futuro de Rodolfo Villalobos está en manos de los asambleístas
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 13 septiembre, 2019
En enero de 1997, la Federación Costarricense de Fútbol, presidida por Eduardo Echeverría, despidió como técnico de la Selección Nacional a Badú.
Al día siguiente, la Nota de Tano, por primera y única vez en su historia, que nació en 1988, se publicó con un lazo negro.
Sentimos que la decisión de “echar” a don Valdeir llenaba de luto el fútbol costarricense.
Durante días y meses, cuestionamos el acuerdo de don Eduardo y del grupo de dirigentes que tomaron la nefasta e injusta decisión de quitar como entrenador de la Tricolor al carismático técnico brasileño.
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Fuimos vehementes, consistentes, duros, apasionados y duraderos en las críticas, lo que nos costó una demanda judicial de don Eduardo en nuestra contra; por poco y vamos a dar con nuestro esqueleto a la cárcel.
Nunca me he sentido tan orgulloso de mi profesión como el día que me sentenciaron por decir la verdad, pero de mala manera.
Han pasado 22 años y en la Federación Costarricense de Fútbol se siguen tomando decisiones equivocadas que luego provocan reacciones negativas en el entorno futbolero.
Ayer fue con Badú, hoy es con Gustavo Matosas; pero ha corrido demasiada agua debajo del puente, en un país sin análisis, reacción y mucho menos sanción, donde reinan los acomodados y la mediocridad, entornos negativos que nos dejan sin ánimo de repetir la confrontación.
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Desde que se conoció la decisión de Matosas de abandonar el barco por aburrimiento, en esta misma columna y en otras secciones del periódico, externamos nuestra opinión sobre el suceso, sentamos responsabilidades y señalamos culpables.
El 90% de la prensa deportiva reaccionó de forma negativa sobre el suceso y, mayoritariamente, cargó la responsabilidad de lo sucedido con el estratega uruguayo, en la figura del jerarca federativo, Rodolfo Villalobos.
Le ha llovido tieso y parejo al máximo dirigente del fútbol criollo, pero no estamos con ánimo de meternos en una cadena de comentarios, vehemente apasionada y diaria, como lo hicimos en el caso Badú, no por temor de ir a prisión, sino porque es hora de que sean otros, específicamente los asambleístas que eligieron y reeligieron a don Rodolfo, los que porten la batuta de su eventual descabezamiento.
La prensa deportiva cumplió con su trabajo, toca a otros ejecutarlo.
gpandolfo@larepublica.net
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