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Rodolfo Villalobos aborta la crisis

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 09 septiembre, 2019


villalobos y logo de fedefutbol
Rodolfo Villalobos pretende que “a lo tico”, el escándalo que produjo la salida de Matosas dure solo los tres días de rigor. Archivo/La República


La renuncia de Gustavo Matosas como técnico de la Selección Nacional, por aburrimiento, salpicó la ruta del jerarca de la Casa de los Sustos, que ahora busca limpiar el lodo que “pringa” su pantaloneta.

“Caso cerrado”, como sentencia la doctora Ana María Polo en su popular espacio televisivo, respondió el presidente del ente federativo cuando la prensa deportiva le retoma el tema de la fuga de Matosas, que produjo un tsunami de reacciones negativas en todo el territorio nacional.

Don Rodolfo buscó cortar la crisis con el emergente comunicado que publicó el comité ejecutivo pocas horas después de la fatídica conferencia de prensa, repleta de “mentiras piadosas” de su par de actores: Matosas y Villalobos.

Con la habilidad que lo caracteriza para mover las piezas del ajedrez futbolístico que lo reeligió en el poder por un período más de cuatro primaveras, Villalobos y compañía emitieron un pronunciamiento que cortaba de tajo la relación con Matosas, “porque le cambió a los federativos los argumentos que dio en la conferencia de prensa para marcharse”.

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Los dirigentes no dijeron las nuevas razones del uruguayo para salir huyendo, después de pasar prácticamente dos meses sin hacer absolutamente nada, si tomamos en cuenta de que el último juego de la Selección Nacional en la Copa Oro fue el 29 de junio, y reapareció dando la lista para enfrentar a Uruguay a finales de agosto.

Durante 60 días, Matosas, futbolísticamente hablando, no hizo nada, pero sí cobró los $56 mil mensuales que pactaba su contrato.

Fácil suponer que cualquiera se “aburre” sin trabajar por espacio tan largo.

La monumental diferencia es que, normalmente, a la gente que no trabaja no se le paga, salvo en las huelgas costarricenses.

Don Gustavo hizo su “propia huelga” y se le pagaron módicos ¢64 millones en 60 días “por no hacer”, con una bola de fútbol, nada, aunque dice la prensa deportiva criolla que en otros ámbitos de su vida, incluidos los falderos, sí tuvo exceso de trabajo.

El evento recuerda la novela entre Eduardo Li y Jorge Luis Pinto.

En el vuelo de regreso del Mundial de Brasil, pactaron lo que ambos dirían en la conferencia de prensa, cuando se presentaran las preguntas incómodas sobre la pésima relación del técnico con los líderes de los jugadores.

A la hora buena, don Jorge Luis rompió el pacto, se subió al ventilador del escenario y ya sabemos lo sucedido; algo similar pasó en la cita con la prensa entre Villalobos y Matosas.

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Don Rodolfo, sentado al lado del técnico dijo que le había sorprendido la decisión del entrenador y que “no la esperaba”.

Tres minutos después, don Gustavo manifestó que había tomado la decisión de renunciar días atrás, pero eventos importantes que se darían en la Federación, atrasaron su manifiesto.

Desde luego que, sin decirlo, hacía referencia a las elecciones que ganó Villalobos, lo que dejó al jerarca federativo en paños menores.

Horas después, se dio la revancha del patrón contra su obrero, le aceptaron la renuncia de inmediato y no le permitieron dirigir el juego amistoso ante Uruguay.

Inteligentemente, el presidente de la Federación cerró el caso, pero le será totalmente imposible frenar la tormenta de reacciones negativas que produjo la salida de Matosas, sobre todo porque su nombramiento como técnico se basó en una decisión personal de Rodolfo Villalobos, que se brincó el principal requisito que debía tener quien quisiera ser el técnico del seleccionado, exigido por la Comisión Técnica: tener experiencia como técnico en selecciones nacionales.

Matosas no la tenía, no había dirigido selecciones nacionales, por consiguiente, “no sabía que era tan aburrido”.

Entonces, que cada palo aguante su vela: don Gustavo salió huyendo, pero don Rodolfo no puede cortar de tajo lo sucedido y debe responder con argumentos a la crisis engendrada y nacida por su errónea decisión de fichar a un técnico que no tenía por la mentirilla que se inventó, la menor idea de cómo se trabaja en el mundo con una Selección Nacional.


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