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Economía de América Latina: Desafíos y oportunidades para 2012

| Martes 03 enero, 2012


Economía de América Latina: Desafíos y oportunidades para 2012

La economía de América Latina (en adelante la región) ha logrado recuperarse de forma vigorosa durante 2011 gracias a la bonanza económica de los años 2003-2008 (crecimiento anual promedio del 5% del PIB), a la solvente situación fiscal resultado de una gestión macroeconómica oportuna, y a los incrementos sostenidos de las demandas internas y externas. No obstante, existen desafíos importantes a los cuales América Latina debe hacer frente. De igual manera, se presentan oportunidades para que la región logre alcanzar mejores niveles de desarrollo.
En Perspectivas Económicas para América Latina 2012: Transformación del Estado para el Desarrollo, reporte emitido por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), se discuten los escenarios económicos que podrían experimentarse en la región para 2012. Con la crisis financiera mundial, los gobiernos de la región lograron mitigar sus efectos en la producción nacional y en la pobreza, mediante un manejo macroeconómico adecuado y con precios externos de materias primas favorables, lográndose así una rápida recuperación. Al no haber tal cosa como un almuerzo gratis, la región sacrificó parte de sus excedentes fiscales para evitar naufragar durante la crisis, pero a la vez expuso a mayor vulnerabilidad las finanzas públicas de los países de la región.
La incertidumbre de la economía global es uno de los principales retos a hacer frente. La crisis del euro, originada por los déficits fiscales de Italia, Grecia, España y Portugal, podría tener un efecto lesivo, primero en función de la demanda externa de los productos exportables, como en relación a los posibles contagios en el sistema financiero internacional.
La volatilidad de los mercados internacionales de capitales es otro desafío vivido en la región a causa de las impetuosas entradas de capitales extranjeros, causadas por los diferenciales en tasas de interés entre los países de la región con los países de economías avanzadas; sin embargo, estas podrían revertirse a causa de la mayor demanda de créditos en dólares fuera de la región, con las subsecuentes oscilaciones en el tipo de cambio, y eventualmente en la economía real.
China es la que ha permitido mantener en auge las exportaciones de materias primas y productos primarios de la región en 2011, pero su posible descenso económico podría ser otro contratiempo a considerar. La demanda externa por nuestras exportaciones podría disminuir, y eventualmente sus precios sucumbir.
A pesar estos retos en la región, existen coyunturas económicas que nos podrían impulsar en el camino de la convergencia con las economías más exitosas.
Los Estados de la región pueden aprovechar el momento histórico-económico para resolver restricciones y problemas macroeconómicos y estructurales que han limitado las posibilidades de alcanzar los objetivos de desarrollo. Se considera que las entradas de capitales extranjeros han exacerbado la estabilidad de los mercados financieros de la región. Si las entradas excesivas de capitales extranjeras continúan (al no alcanzar la paridad en tasas de interés) fomentado las apreciaciones de la monedas de la región, se podrían implementar controles de capitales e impuestos a transacciones financieras a corto plazo. Así, se lograría facilitar más inversión en nuevas tecnologías y dar mayor estabilidad a las finanzas públicas en el largo plazo.
La región puede aprovechar la oportunidad de reducir las desigualdades sociales aún más (uno de cada tres latinoamericanos vive bajo la línea de pobreza). Sin quitar mérito a los programas de transferencias focalizadas, ni a los logros en la reducción de la pobreza en la región (del 44% en 2002 al 33% en 2008), hace falta crear redes de protección social más amplias y estimular mayor competitividad a través de inversiones estatales en educación, infraestructura y salud.
La oportunidad de lograr convergencia en desarrollo con las economías emergentes y avanzadas no va a ser tan fácil como hacer “llover pan del cielo”. La carga tributaria en las economías avanzadas es, en promedio, un 35% de los ingresos de sus habitantes, mientras que la de la región solamente llega a un 18% en promedio. La región debería aumentar los niveles de imposición a la renta de las personas físicas, disminuir deducciones y exoneraciones tributarias, y aplicar estructuras concentradas en impuestos indirectos.
La región tiene frente a sí grandes retos para 2012, pero a la vez grandes oportunidades que la pueden impulsar a converger con el nivel de desarrollo y bienestar de las economías emergentes y de países desarrollados. Aprovechamos las oportunidades que se presentan, y enfrentemos con sabiduría económica el futuro cercano.

Oscar Ugalde, Ph. D.
Economista y asesor académico
ULACIT, UNA y Long Island University





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