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Dimisión de Daschle asesta golpe a ejecutivo de Obama

| Miércoles 04 febrero, 2009




Secretario de Salud renunció por escándalo fiscal
Dimisión de Daschle asesta golpe a ejecutivo de Obama

Mensaje de ética y transparencia que promueve la Casa Blanca en tela de juicio

Washington
EFE

Tom Daschle, candidato a la Secretaría de Salud, es el último de los elegidos por Barack Obama que se retira por un escándalo fiscal, lo que supone un duro golpe para el mensaje de ética y transparencia que promueve el presidente de Estados Unidos.
Obama concedió ayer una serie de entrevistas a cadenas de televisión en las que admitió su parte de responsabilidad en la polémica.
“Metí la pata. Me siento frustrado conmigo mismo y con mi equipo”, reconoció en declaraciones a NBC. “Es importante dejar claro el mensaje de que no hay dos tipos de reglas, uno para la gente corriente y otro para las personalidades”, agregó.
No obstante, insistió en que lo importante es “volver a poner esto en marcha” y acometer la reforma sanitaria.
Daschle anunció ayer su renuncia en un comunicado en el que afirmó que “el trabajo que hace falta hacer requiere un líder que pueda operar contando con la completa confianza del Congreso y del pueblo estadounidense y sin distracciones.
“Ahora mismo, no soy ese líder y no voy a ser una distracción”, indicó el ex senador por Dakota del Sur.
Los problemas del candidato para ocupar la cartera de Salud comenzaron el viernes, cuando se dio a conocer que Daschle había dejado de declarar desde 2004 más de $128 mil por ingresos de consultoría y el uso de un automóvil y chofer.
Además, se supo que había cobrado más de $200 mil por consultarías a empresas sanitarias, las mismas que tendría que supervisar como secretario de Salud.
Obama había asegurado que respaldaba “absolutamente” a Daschle, uno de sus principales apoyos durante la campaña electoral.
Los senadores demócratas también habían declarado que su antiguo colega recibiría, como es obligatorio para los nombramientos al Gabinete, el visto bueno de la cámara alta.
Pero el escándalo no había dejado de crecer y había puesto a la defensiva a la Casa Blanca, que trataba de promocionar el plan de estímulo económico contra la crisis.
El lunes, la Casa Blanca se vio obligada a reconocer que Daschle había cometido un “error grave”. El propio ex senador compareció a puerta cerrada ante el Comité de Finanzas del Senado para pedir disculpas.
Daschle insistía en que el suyo había sido un error genuino y no un intento de desfalcar al fisco.
Pero en su caso se ha visto perjudicado por dos circunstancias: el que el impago de los impuestos se acompañara de la revelación de sus ingresos por asesoría a empresas sanitarias y la consiguiente apariencia de un conflicto ético.
Además, el hecho de que ya otro secretario de Obama, Tim Geithner, del Tesoro, hubiera tenido que responder por retrasos impositivos, en su caso de $40 mil.
Geithner consiguió la ratificación del Senado la semana pasada, aunque no sin tener que someterse a un aluvión de preguntas de los legisladores.
Además, ayer también renunció Nancy Killefer, propuesta por Obama para supervisar la eficiencia del Gobierno, por el pago atrasado de impuestos, como empleadora, de personal a su servicio.
En un comunicado, Obama indicó ayer que acepta la decisión de Daschle “con pena y tristeza”.
La Casa Blanca insiste en que tanto la renuncia de Daschle como de Killefer han sido a iniciativa propia y ninguno recibió presiones de la Presidencia.
El portavoz de Obama, Robert Gibbs, rechazó también que las dimisiones representen una mancha en las promesas de reforma ética y de transparencia con las que el mandatario llegó a la Casa Blanca.
“Contamos con las reglas de rendición de cuentas y de ética más estrictas de la Historia de Estados Unidos”, aseguró Gibbs.
El portavoz apuntó que “no se puede cambiar el modo en que Washington ha operado durante las tres últimas décadas en dos semanas”. “Afortunadamente, tenemos cuatro años por delante para intentarlo”, sostuvo.
La oposición republicana se ha mostrado, en general, de acuerdo con la salida de Daschle, aunque por el momento no ha hecho demasiada sangre sobre el asunto.
El ex candidato presidencial republicano, John McCain, se mostró de acuerdo en que “probablemente ha tomado la decisión correcta”.
El también senador republicano John Ensign afirmó que Daschle “iba a encarar algunas preguntas muy duras”.
“Creo que ha evitado que el presidente quedara en evidencia la semana próxima en una audiencia pública”, aseveró.


Contra el proteccionismo

Barack Obama, presidente de Estados Unidos, afirmó que su país no debe enviar un mensaje proteccionista en momentos de crisis en el comercio mundial.
"Estoy de acuerdo en que no podemos enviar un mensaje proteccionista" al mundo, dijo Obama en una entrevista con la cadena televisiva Fox.
El mandatario aludió así a una controvertida cláusula incluida en el plan de estímulo presentado al Congreso y que exige el uso de hierro y acero estadounidenses en proyectos de infraestructura financiados con los recursos previstos en esa estrategia.
La versión ante el Senado exige, además, el uso de productos manufacturados estadounidenses en esas obras.
El plan que aprobó la Cámara de Representantes la semana pasada es de $819.000 millones, en tanto el que estudia el Senado podría ascender a unos $900.000 millones.
En sus primeras declaraciones públicas sobre la cláusula, Obama no ofreció detalles sobre posibles cambios, pero indicó que no se puede enviar este tipo de mensaje "cuando el comercio mundial está en caída".
La modificación o posible eliminación de la cláusula, conocida en inglés como "Buy American", pone a Obama ante una disyuntiva: por un lado, tiene presiones para proteger a los trabajadores en Estados Unidos -ya furibundos por la pérdida de empleos por la competencia exterior- y, por otro, la posibilidad de represalias de socios comerciales que, a su vez, puedan profundizar la recesión global.
Buena parte de los gastos destinados a la infraestructura en el plan económico busca promover la competitividad global de la economía estadounidense a largo plazo.
Los demócratas, que controlan ambas cámaras del Congreso, prevén estudiar qué hacer con la cláusula, tras recibir varias quejas.
"Las preocupaciones son relevantes (...) estoy seguro de que el asunto será objeto de discusiones" durante el proceso de armonización bicameral, afirmó hoy el líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer.
La cláusula ha enfrentado a demócratas, presionados por los sindicatos y algunas empresas, y a republicanos, que advierten de posibles represalias contra Estados Unidos si esta se mantiene.
Harry Reid, líder de la mayoría demócrata del Senado, apoya que los fondos del plan "se usen para comprar productos nacionales y crear trabajos" en el país, dijo ayer a Efe su portavoz hispano, José Parra.
"Hay que tener muy en claro que estas cláusulas son consecuentes con nuestras obligaciones dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y nuestros tratados de libre comercio", explicó.






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