Desarrollo rural: una necesidad en Costa Rica
| Jueves 15 septiembre, 2011
Desarrollo rural: una necesidad en Costa Rica
Estamos a las puertas de un nuevo cambio institucional en beneficio del desarrollo de nuestra Nación; el IDA tiene en el proyecto de Ley (expediente 17.218), en el plenario de la Asamblea legislativa, el nacimiento del Instituto de Desarrollo Rural (INDER).
Los grandes retos a los que se enfrenta hoy la humanidad para avanzar hacia el logro de un futuro sostenible ya sea erradicar la pobreza extrema y el hambre, conseguir la educación universal, la igualdad entre los géneros, reducir la pérdida de biodiversidad y otros recursos medioambientales, entre otros exigen una atención prioritaria al desarrollo rural.
El desarrollo rural (DR) debe tener en cuenta la cultura tradicional local, ya que el medio rural es indisociable de su cultura propia. Las acciones del DR se mueven entre el desarrollo social y el económico. Es un proceso de transformación productiva y el desarrollo institucional en un espacio rural determinado, cuyo objetivo es reducir paulatinamente la pobreza en el país, o sea una iniciativa para mejorar la calidad de vida de las comunidades urbanas. El DR ha de contribuir en al menos a) mejorar el bienestar de los que viven en este medio (las zonas rurales son el hogar de la mayoría de los pobres del país); b) lograr una producción agrícola sostenible para asegurar que todos los seres humanos tengan acceso a los alimentos que necesitan y c) proteger y conservar la capacidad de la base de recursos naturales para seguir proporcionando servicios de producción, ambientales y culturales.
Se debe entender el enfoque de “Desarrollo Rural Territorial” (DRT) como el proceso de cambio integral en materia económica, social, cultural e institucional, impulsado en un territorio rural, con la participación concertada (ascendente) y organizada de todos los actores sociales existentes en dicho territorio, orientado a la búsqueda de la competitividad, la equidad, el bienestar y la cohesión e identidad social de sus pobladores.
Un enfoque que considera a los territorios rurales como sujetos de las políticas públicas y de una nueva institucionalidad para el DR; un enfoque que sustituye la operación de políticas sectoriales, por otro basado en la integralidad de factores y, en una lógica de planeación orientada al territorio; un enfoque que da relevancia a las implicaciones sociales, culturales y ecológicas presentes en cada unidad territorial. La gestión pública en beneficio de los territorios rurales debe ser promotora de programas de desarrollo con un carácter de multisectorialidad operativa, fortalecer la visión de comunidad como eje fundamental de integración rural y promover una vida digna y reconstitutiva de las tradiciones y las culturas populares, bajo la premisa de que el desarrollo sustentable es posible.
El territorio es entonces el resultado de un proceso complejo social construido en un espacio geográfico concreto y se deriva de las prácticas, proyectos y conocimientos de sus habitantes. El DRT busca varios fines: modernización de las explotaciones agrícolas, seguridad y calidad de los productos alimenticios, ingresos equitativos y estables para los agricultores, incorporación de las exigencias medioambientales, desarrollo de actividades complementarias o alternativas, generadoras de empleo, para frenar el éxodo rural y reforzar el tejido económico y social de los espacios rurales, entre otras. El éxito del DR es reducir eficazmente la pobreza y la desigualdad, con los cambios acentuados en el carácter cualitativo de la pobreza rural, y con las nuevas oportunidades que se presentan de definir una estrategia de reducción de la pobreza gracias a las profundas transformaciones económicas, sociales y políticas, un enfoque territorial de desarrollo rural brinda un potencial que vale la pena activar. Por eso, es una necesidad que los y las señores(as) diputados(as) aprueben el proyecto de marras.
Gonzalo Villalta Gewurtz
Funcionario IDA
Dirección Regional Nacional
Estamos a las puertas de un nuevo cambio institucional en beneficio del desarrollo de nuestra Nación; el IDA tiene en el proyecto de Ley (expediente 17.218), en el plenario de la Asamblea legislativa, el nacimiento del Instituto de Desarrollo Rural (INDER).
Los grandes retos a los que se enfrenta hoy la humanidad para avanzar hacia el logro de un futuro sostenible ya sea erradicar la pobreza extrema y el hambre, conseguir la educación universal, la igualdad entre los géneros, reducir la pérdida de biodiversidad y otros recursos medioambientales, entre otros exigen una atención prioritaria al desarrollo rural.
El desarrollo rural (DR) debe tener en cuenta la cultura tradicional local, ya que el medio rural es indisociable de su cultura propia. Las acciones del DR se mueven entre el desarrollo social y el económico. Es un proceso de transformación productiva y el desarrollo institucional en un espacio rural determinado, cuyo objetivo es reducir paulatinamente la pobreza en el país, o sea una iniciativa para mejorar la calidad de vida de las comunidades urbanas. El DR ha de contribuir en al menos a) mejorar el bienestar de los que viven en este medio (las zonas rurales son el hogar de la mayoría de los pobres del país); b) lograr una producción agrícola sostenible para asegurar que todos los seres humanos tengan acceso a los alimentos que necesitan y c) proteger y conservar la capacidad de la base de recursos naturales para seguir proporcionando servicios de producción, ambientales y culturales.
Se debe entender el enfoque de “Desarrollo Rural Territorial” (DRT) como el proceso de cambio integral en materia económica, social, cultural e institucional, impulsado en un territorio rural, con la participación concertada (ascendente) y organizada de todos los actores sociales existentes en dicho territorio, orientado a la búsqueda de la competitividad, la equidad, el bienestar y la cohesión e identidad social de sus pobladores.
Un enfoque que considera a los territorios rurales como sujetos de las políticas públicas y de una nueva institucionalidad para el DR; un enfoque que sustituye la operación de políticas sectoriales, por otro basado en la integralidad de factores y, en una lógica de planeación orientada al territorio; un enfoque que da relevancia a las implicaciones sociales, culturales y ecológicas presentes en cada unidad territorial. La gestión pública en beneficio de los territorios rurales debe ser promotora de programas de desarrollo con un carácter de multisectorialidad operativa, fortalecer la visión de comunidad como eje fundamental de integración rural y promover una vida digna y reconstitutiva de las tradiciones y las culturas populares, bajo la premisa de que el desarrollo sustentable es posible.
El territorio es entonces el resultado de un proceso complejo social construido en un espacio geográfico concreto y se deriva de las prácticas, proyectos y conocimientos de sus habitantes. El DRT busca varios fines: modernización de las explotaciones agrícolas, seguridad y calidad de los productos alimenticios, ingresos equitativos y estables para los agricultores, incorporación de las exigencias medioambientales, desarrollo de actividades complementarias o alternativas, generadoras de empleo, para frenar el éxodo rural y reforzar el tejido económico y social de los espacios rurales, entre otras. El éxito del DR es reducir eficazmente la pobreza y la desigualdad, con los cambios acentuados en el carácter cualitativo de la pobreza rural, y con las nuevas oportunidades que se presentan de definir una estrategia de reducción de la pobreza gracias a las profundas transformaciones económicas, sociales y políticas, un enfoque territorial de desarrollo rural brinda un potencial que vale la pena activar. Por eso, es una necesidad que los y las señores(as) diputados(as) aprueben el proyecto de marras.
Gonzalo Villalta Gewurtz
Funcionario IDA
Dirección Regional Nacional