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¡Cuidado tira "trompa"!

Alvaro Madrigal cuyameltica@yahoo.com | Jueves 23 julio, 2009



De cal y de arena
¡Cuidado tira “trompa”!

El país está hundido en un caos vial a resultas de la concurrencia de una serie de factores, entre los cuales sobresalen la incuria del Estado ante los desafíos del crecimiento económico y social en lo que a vías públicas respecta, la desenfrenada (porque el volumen en que se está dando no responde a ningún sentido de necesidad) importación de miles y miles de vehículos, la existencia de una legislación obsoleta y harto permisiva, y la vocación tan arraigada en esta sociedad por retar a la autoridad. Los meritorios esfuerzos hechos en esta administración Arias en reconstrucción y mejoramiento de carreteras nacionales y caminos rurales, se han quedado cortos ante las dimensiones de un caos propio de un país de cuarto mundo, en tanto la actualización de la Ley de Tránsito para recuperar el orden, sancionar la irresponsabilidad del chofer y educar al peatón se topa con una solapada rebelión que aprovecha los defectos de los reglamentos y acuerdos ejecutivos llamados a implementarla para torpedearla en instancias judiciales. Es de citar que entre los inspectores de tránsito se incuba una desidiosa y negligente actitud frente a los deberes de su cargo. Ciertamente, este gobierno se encontró que el “abelato” le había dejado en gorda botija algo así como el tesoro de Morgan con el cual rescató varios contratos de obra pública muy importantes, si bien plagados de defectuosas y leoninas cláusulas redactadas para un mundo de necesidades bien distinto al actual. De ahí la generalizada repulsa ciudadana ante modelos tarifarios desequilibrados y carreteras que conservan puentes de apenas dos vías y carriles de 3,65 metros de ancho.

Por la multiplicidad de factores concurrentes en el caos vial que recrudece más en San José, no es lógico exigirle otra cosa que no sea un significativo alivio del problema a la Ministra de Obras Públicas y Transportes. Para ello, doña Karla —que lleva el inri de la oprobiosa tolerancia de los desmanes de Alterra— apuesta con gran fe a la restricción del tránsito vehicular. Está convencida de que es una medida eficaz y concordante con el interés público (opinión que comparto) pero no explica cómo, siendo así, la limita al casco metropolitano capitalino y se olvida del caos vial que hay en Cartago (lo padezco) y en Heredia y Alajuela (me consta). Queda por conocer por qué expone esta restricción a un “salacuartazo” por cuanto le da una vigencia horaria incompatible con el sentido de razonabilidad y proporcionalidad que exige la Sala Constitucional. Más que en los conductores de vehículos, la suerte de las restricciones a la circulación de vehículos y de la represión de la conducción irresponsable y temeraria está en el desempeño de los inspectores de tránsito que se manifiesta en muchos de ellos desidioso y negligente. Si no, véanse los taponamientos de siempre en los mismos tramos viales porque no hay un inspector que vaya a deshacer el nudo en el punto donde se origina. En una jugada de churuco diríamos que doña Karla corre el riesgo de tirar “trompa” si no ve lo que dejan de hacer los tráficos.

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