Costa Rica líder del TLC en Centroamérica
| Martes 02 octubre, 2007
Costa Rica líder del TLC en Centroamérica
Todo parece indicar que el TLC con Estados Unidos ha servido, al menos, para despertar a diferentes grupos y a muchos ciudadanos que han permanecido bajo la sombra del árbol de la esperanza como simples espectadores del acontecer nacional, a excepción de algunos sindicatos que por lo general cargan un guacal para recoger agua para su molino. No me cabe la menor duda de que en cualquiera de las dos aceras hay gente que honestamente apoya o repudia este tratado con razones de peso y con auténtico sentido patriótico.
Creo que a lo largo de nuestra historia patria, esta es una de las pocas ocasiones en que la sociedad civil se involucra de lleno en un asunto de Estado. Si las fuerzas vivas estuvieran tan atentas como lo han demostrado con el TLC, este país tendría mejores carreteras, operaría con mayor eficiencia, tendría menos instituciones burocráticas que entraban el diario accionar, habría una mejor racionalización del gasto público, mayor conciencia ciudadana acerca de la pertenencia de los bienes del Estado; el índice de corrupción sería mínimo; habría menor evasión fiscal y más dinero para invertir en educación; la Caja ya tendría dos o tres aceleradores y resonadores magnéticos y no faltarían médicos especialistas; el ICE tendría teléfonos disponibles y ya estaría construida la carretera a Orotina, una carretera de cuatro vías desde Paso Canoas hasta Peñas Blancas; tendríamos una red de metro elevado cubriendo toda la Gran Area Metropolitana y los buses interurbanos ya hubieran pasado a la historia, permitiendo un flujo vehicular razonable; ya se habrían eliminado cientos de leyes que han servido para agrandar el tamaño del Estado costarricense y entrabar la gestión pública y privada; ya habríamos hecho la urgente reestructuración del Estado y este sería un país vivible y acogedor para nacionales y extranjeros. Desde hace años estaríamos reciclando la basura convertida en una fuente importante de energía, y por todo lado veríamos los depósitos de diferentes colores para seleccionar los desechos. Por supuesto, si esta sociedad que hoy discute con ardor el TLC hubiera intervenido en la misma forma, tendríamos aún el Banco Anglo (q.d.D.g) y el FEALP y el tren a Limón lo habríamos ampliado a una red ferrocarrilera que abarcara los cuatro puntos cardinales de nuestro bello y majestuoso país.
¿Qué debemos hacer para que, habiendo pasado el ventarrón del TLC, estos profesionales talentosos, estos inteligentes empresarios, solidaristas, cooperativistas, sindicalistas y cuanta asociación existe, se unan para forjar la Nueva Costa Rica que todos queremos? Aparte de los aspectos negativos del TLC, que no van a destruir al país, de cuyo atraso todos nosotros somos culpables, le veo un aspecto positivo al “sí”: estando fuera del TLC corremos un riesgo, grande o pequeño que depende del presidente de Estados Unidos; estando metidos en el tratado, nuestro país puede convertirse en el líder centroamericano, República Dominicana incluida, para exigir los cambios que a todos nos incomodan y lograr que Estados Unidos nos dé el mismo trato que ha dado a los países europeos y a Australia. Estando dentro, tenemos participación con voz y voto para unirnos con nuestros hermanos centroamericanos; estando fuera seguimos con nuestra posición separatista que es el escollo más fuerte que impedirá la firma del TLC con la Unión Europea.
Rodolfo Borbón Sartoresi
rborbon@huleracostarricense.com
Todo parece indicar que el TLC con Estados Unidos ha servido, al menos, para despertar a diferentes grupos y a muchos ciudadanos que han permanecido bajo la sombra del árbol de la esperanza como simples espectadores del acontecer nacional, a excepción de algunos sindicatos que por lo general cargan un guacal para recoger agua para su molino. No me cabe la menor duda de que en cualquiera de las dos aceras hay gente que honestamente apoya o repudia este tratado con razones de peso y con auténtico sentido patriótico.
Creo que a lo largo de nuestra historia patria, esta es una de las pocas ocasiones en que la sociedad civil se involucra de lleno en un asunto de Estado. Si las fuerzas vivas estuvieran tan atentas como lo han demostrado con el TLC, este país tendría mejores carreteras, operaría con mayor eficiencia, tendría menos instituciones burocráticas que entraban el diario accionar, habría una mejor racionalización del gasto público, mayor conciencia ciudadana acerca de la pertenencia de los bienes del Estado; el índice de corrupción sería mínimo; habría menor evasión fiscal y más dinero para invertir en educación; la Caja ya tendría dos o tres aceleradores y resonadores magnéticos y no faltarían médicos especialistas; el ICE tendría teléfonos disponibles y ya estaría construida la carretera a Orotina, una carretera de cuatro vías desde Paso Canoas hasta Peñas Blancas; tendríamos una red de metro elevado cubriendo toda la Gran Area Metropolitana y los buses interurbanos ya hubieran pasado a la historia, permitiendo un flujo vehicular razonable; ya se habrían eliminado cientos de leyes que han servido para agrandar el tamaño del Estado costarricense y entrabar la gestión pública y privada; ya habríamos hecho la urgente reestructuración del Estado y este sería un país vivible y acogedor para nacionales y extranjeros. Desde hace años estaríamos reciclando la basura convertida en una fuente importante de energía, y por todo lado veríamos los depósitos de diferentes colores para seleccionar los desechos. Por supuesto, si esta sociedad que hoy discute con ardor el TLC hubiera intervenido en la misma forma, tendríamos aún el Banco Anglo (q.d.D.g) y el FEALP y el tren a Limón lo habríamos ampliado a una red ferrocarrilera que abarcara los cuatro puntos cardinales de nuestro bello y majestuoso país.
¿Qué debemos hacer para que, habiendo pasado el ventarrón del TLC, estos profesionales talentosos, estos inteligentes empresarios, solidaristas, cooperativistas, sindicalistas y cuanta asociación existe, se unan para forjar la Nueva Costa Rica que todos queremos? Aparte de los aspectos negativos del TLC, que no van a destruir al país, de cuyo atraso todos nosotros somos culpables, le veo un aspecto positivo al “sí”: estando fuera del TLC corremos un riesgo, grande o pequeño que depende del presidente de Estados Unidos; estando metidos en el tratado, nuestro país puede convertirse en el líder centroamericano, República Dominicana incluida, para exigir los cambios que a todos nos incomodan y lograr que Estados Unidos nos dé el mismo trato que ha dado a los países europeos y a Australia. Estando dentro, tenemos participación con voz y voto para unirnos con nuestros hermanos centroamericanos; estando fuera seguimos con nuestra posición separatista que es el escollo más fuerte que impedirá la firma del TLC con la Unión Europea.
Rodolfo Borbón Sartoresi
rborbon@huleracostarricense.com