Logo La República

Martes, 23 de abril de 2024



NACIONALES


Costa Rica se arma hasta los dientes

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 15 diciembre, 2008




Matrícula de armas en 2008 supera récord anterior con un incremento del 73%
Costa Rica se arma hasta los dientes

• Cantidad de armamento personal ascendería a casi una por cada cinco ciudadanos

• Sentimiento de inseguridad, sumado a trabas de proyecto de restricción en Congreso habría disparado inscripciones

Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net

Si se asombró al enterarse que en 2007 se rompió el récord en matrícula de armas de fuego en Costa Rica, eso fue poco comparado con la nueva marca impuesta en 2008.
Mientras el año pasado fueron inscritas 8.551 armas, al 30 de noviembre de este año ya se habían registrado 13.628, lo que representa la mayor cantidad de todos los tiempos en el país.
Del total, 5.308 fueron legalizadas por personas físicas y el resto (8.320) por empresas.
De acuerdo con una proyección estadística, al final de 2008 se llegaría a un total de 14.866 inscripciones, un 73% más que el año pasado.
Por el momento, solo el arsenal legalizado, sin tomar el creciente mercado negro, asciende a 179.246, según datos del Ministerio de Seguridad. Al menos esta sería la sumatoria en términos oficiales, porque la Fundación Arias para la Paz calcula que por cada arma legal hay al menos tres ilegales en el país, lo que equivaldría a 537.738.

Así las cosas, la suma ascendería a 716.984 armas en manos diferentes a las de las autoridades del Estado, o lo que es lo mismo, el país tendría en promedio un arma por cada cinco ciudadanos aproximadamente.
Entre los factores que explican el incremento están los elevados índices de delincuencia, que motivan a algunos costarricenses a tomar sus propias medidas de autodefensa, además de que estimula el auge de empresas de seguridad privadas.

Paradójicamente, se considera que esta tendencia a armarse que muestran los ciudadanos lejos de solucionar el problema, tiende a complicarlo. “Mayor circulación de armas significa alimentar el ciclo de la violencia. La simple decisión de comprar un arma conlleva otra: estar dispuesto a matar”, comentó Lara Blanco, investigadora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“Un 52% de los homicidios dolosos en 2003 fue cometido con
armas de fuego, cifra que se ha elevado hasta un 61%”, complementó Blanco, lo que coincide con el incremento de los asesinatos, que el año pasado superó por primera vez el promedio de uno por día.
Otro elemento por considerar es un proyecto de ley relacionado con la posesión de armas y que está entrabado en la Asamblea Legislativa, “que motivaría a muchas personas y empresas a comprar y hacer las respectivas matrículas antes de que les resulte más engorroso”, analizó William Hidalgo, director de Armamento del Ministerio de Seguridad.
Uno de los principales impulsores del proyecto es Oscar Arias, presidente de la República, quien el pasado 10 de diciembre participó en un acto simbólico de destrucción de armas en el marco de una campaña que busca reducir la criminalidad en el país.
El mandatario señaló que un mundo sin armas puede parecer una quimera, y agregó que “ni los sueños de equidad, ni la búsqueda de la sabiduría, ni las ansias de prosperidad sobrevivirán a 875 millones de armas pequeñas y livianas en el mundo”.
Además, hizo un llamado para no comprar la idea de que con las armas se llega a la paz o se encuentra la tranquilidad, y más bien señaló que “si continuamos creyendo en la falacia de las armas continuaremos alimentando la industria que hace girar el infernal ciclo del dolor”.
Durante la semana pasada el Gobierno destruyó 1.759 armas de las 3.275 decomisadas durante noviembre, por lo que Jeanina del Vecchio, ministr
a de Seguridad, afirmó que con este tipo de iniciativas se podría disminuir la criminalidad. “El país garantiza que estas armas no estarán más en las calles, que no llegarán a nuestros niños y que no servirán para cometer más delitos”.



















© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.