Costa Rica, el país de la felicidad
| Sábado 11 julio, 2009
Costa Rica, el país de la felicidad
El tico está lleno de dichos, algunos de ellos están relacionados con sus características físicas, otros con su forma de ser. El tico tiene una forma muy particular de verse a sí mismo y de ver su entorno. El tico se molesta, pero se olvida rápido de las razones de su enojo, en términos generales, el tico siempre está contento.
Al menos eso parece anotar el último estudio de la organización NEF (La Nueva Fundación de las Economías, por sus siglas en inglés) en su documento Happy Planet Index 2.0, que periódicamente analiza la situación de todos los países del mundo enmarcada en tres aspectos principales:
Expectativa de vida
La expectativa de vida de los costarricenses es de 78,5 años y aunque eso no nos pone en el primer lugar —ya que somos superados por países como Holanda, Francia, España, Inglaterra o Israel, quienes superan los 80 años—, tenemos en este pequeño país una de las poquísimas zonas mundialmente investigadas por tener a la población más longeva del mundo; en Nicoya, Guanacaste nos encontraremos con abuelos de 80 que aún tienen a sus padres vivos, sí; hay una señora que tiene más de 100 años de vida y está totalmente lúcida.
El anciano nicoyano promedio aún tiene fuerzas para salir a hacer su faena, que por supuesto incluye encargarse del cuido de su finca y es común encontrarse aun con mujeres jefas de hogar con más de 90 años haciendo las labores domésticas como si tal cosa.
Satisfacción de vida
La satisfacción de vida es medida por la percepción que tengan los habitantes de un país basados en su experiencia de vivir en ese país; incluyendo sus relaciones familiares y con sus amigos, educación, gobernantes, salud, tecnología y servicios en general, cuántos de sus habitantes viven en países extranjeros versus los que viven en su propio territorio y cuántos de estos últimos estarían dispuestos a salir a vivir en otras culturas.
La satisfacción de vida involucra la imagen que tiene el ciudadano sobre su propio país en general, si se siente orgulloso de decir su nacionalidad, de cómo enfrenta los problemas sociales y de cómo mide los resultados generales a la solución de los problemas por sus gobernantes.
Los ticos, estamos tan satisfechos con nuestra vida que hemos alcanzado una nota de 8,5 de 10, lo cual nos coloca en un primerísimo lugar en esta categoría.
Huella en la naturaleza
Es medida por el equilibrio que se haya conseguido entre el uso que se le dé a la naturaleza para satisfacer las necesidades de los habitantes de un país; cómo impacta el paso de los humanos en su propio ecosistema o bien, cómo contrarresta la sociedad la destrucción de los sistemas ecológicos para poder vivir, ya sea creando nuevos, protegiéndolos, minimizando el impacto o bien, evitándolo.
El territorio costarricense completo posee cerca del 3% de la diversidad biológica del mundo entero y el 18% de su territorio ha sido declarado parque nacional o reserva biológica, lo que permite crear leyes para proteger los ecosistemas que incluyen humedales, ríos, volcanes, montañas, playas y un sinfín de otros paisajes.
Esto, por supuesto, nos pone en una ventaja competitiva en cuanto al tema de turismo ecológico, pero por otro lado, nos impide un desarrollo moderno acelerado, sin embargo, ¿usted qué prefiere?
Es así como los ticos podemos ofrecerle al mundo un país verde, azul, anaranjado, rosa, lila, en fin, con todos los colores que ofrece la naturaleza, porque somos: “Costa Rica, sin ingredientes artificiales”
El resultado final
El sistema de protección a la naturaleza que usamos, la expectativa de vida que tenemos y nuestra propia percepción de la realidad nacional nos permite acumular una orgullosa puntuación de 76,1 en la escala de 100 ocupando el primer lugar general, por encima de países europeos e incluso de nuestros hermanos latinoamericanos, quienes nos acompañan en la cabeza de este importante estudio.
¿Cómo lo veo?
Además de los aspectos resaltados en el ensayo original, en el cual me basé para presentar este artículo, yo debo rescatar orgullosamente una razón que vale el peso del país en oro, no tenemos ejército. Esta razón es suficiente para que Costa Rica no sea considerado una amenaza para las potencias militares del mundo y por lo tanto no deberíamos estar preocupados por un ataque foráneo, pero yo me atrevería a decir que es mucho más importante el efecto que este hecho tiene en el subconsciente colectivo del tico, pues al ser un país de paz, somos gente pacífica y esa es una responsabilidad que hemos aprendido a cuidar.
Sin embargo, hay muchas otras tareas que tenemos pendientes, como por ejemplo la creación de leyes relacionadas con el reciclaje, reforzar la educación en temas del medio ambiente, crear compromisos empresariales que permitan la protección de los recursos naturales, incluyendo el compromiso del Estado empresarial en las figuras de los ministerios, que deberían comprometerse más con las buenas prácticas ambientales, programas de reciclaje, compras de vehículos más amigables con el medio ambiente y creación de una cultura más armoniosamente natural entre sus colaboradores como un compromiso real.
También es importante “trasladar” ese estado de “felicidad” a las zonas rurales como Puntarenas, Guanacaste y Limón, provincias que viven una realidad distinta en temas tan concretos como la seguridad ciudadana, deforestación, desatención por parte de las la autoridades policiales y de tránsito, salud y de educación, entre otros.
Tener este importantísimo reconocimiento implica una gran responsabilidad moral, pues para ser el mejor no basta solo con parecerlo.
Francisco Javier Castillo Ríos
El tico está lleno de dichos, algunos de ellos están relacionados con sus características físicas, otros con su forma de ser. El tico tiene una forma muy particular de verse a sí mismo y de ver su entorno. El tico se molesta, pero se olvida rápido de las razones de su enojo, en términos generales, el tico siempre está contento.
Al menos eso parece anotar el último estudio de la organización NEF (La Nueva Fundación de las Economías, por sus siglas en inglés) en su documento Happy Planet Index 2.0, que periódicamente analiza la situación de todos los países del mundo enmarcada en tres aspectos principales:
Expectativa de vida
La expectativa de vida de los costarricenses es de 78,5 años y aunque eso no nos pone en el primer lugar —ya que somos superados por países como Holanda, Francia, España, Inglaterra o Israel, quienes superan los 80 años—, tenemos en este pequeño país una de las poquísimas zonas mundialmente investigadas por tener a la población más longeva del mundo; en Nicoya, Guanacaste nos encontraremos con abuelos de 80 que aún tienen a sus padres vivos, sí; hay una señora que tiene más de 100 años de vida y está totalmente lúcida.
El anciano nicoyano promedio aún tiene fuerzas para salir a hacer su faena, que por supuesto incluye encargarse del cuido de su finca y es común encontrarse aun con mujeres jefas de hogar con más de 90 años haciendo las labores domésticas como si tal cosa.
Satisfacción de vida
La satisfacción de vida es medida por la percepción que tengan los habitantes de un país basados en su experiencia de vivir en ese país; incluyendo sus relaciones familiares y con sus amigos, educación, gobernantes, salud, tecnología y servicios en general, cuántos de sus habitantes viven en países extranjeros versus los que viven en su propio territorio y cuántos de estos últimos estarían dispuestos a salir a vivir en otras culturas.
La satisfacción de vida involucra la imagen que tiene el ciudadano sobre su propio país en general, si se siente orgulloso de decir su nacionalidad, de cómo enfrenta los problemas sociales y de cómo mide los resultados generales a la solución de los problemas por sus gobernantes.
Los ticos, estamos tan satisfechos con nuestra vida que hemos alcanzado una nota de 8,5 de 10, lo cual nos coloca en un primerísimo lugar en esta categoría.
Huella en la naturaleza
Es medida por el equilibrio que se haya conseguido entre el uso que se le dé a la naturaleza para satisfacer las necesidades de los habitantes de un país; cómo impacta el paso de los humanos en su propio ecosistema o bien, cómo contrarresta la sociedad la destrucción de los sistemas ecológicos para poder vivir, ya sea creando nuevos, protegiéndolos, minimizando el impacto o bien, evitándolo.
El territorio costarricense completo posee cerca del 3% de la diversidad biológica del mundo entero y el 18% de su territorio ha sido declarado parque nacional o reserva biológica, lo que permite crear leyes para proteger los ecosistemas que incluyen humedales, ríos, volcanes, montañas, playas y un sinfín de otros paisajes.
Esto, por supuesto, nos pone en una ventaja competitiva en cuanto al tema de turismo ecológico, pero por otro lado, nos impide un desarrollo moderno acelerado, sin embargo, ¿usted qué prefiere?
Es así como los ticos podemos ofrecerle al mundo un país verde, azul, anaranjado, rosa, lila, en fin, con todos los colores que ofrece la naturaleza, porque somos: “Costa Rica, sin ingredientes artificiales”
El resultado final
El sistema de protección a la naturaleza que usamos, la expectativa de vida que tenemos y nuestra propia percepción de la realidad nacional nos permite acumular una orgullosa puntuación de 76,1 en la escala de 100 ocupando el primer lugar general, por encima de países europeos e incluso de nuestros hermanos latinoamericanos, quienes nos acompañan en la cabeza de este importante estudio.
¿Cómo lo veo?
Además de los aspectos resaltados en el ensayo original, en el cual me basé para presentar este artículo, yo debo rescatar orgullosamente una razón que vale el peso del país en oro, no tenemos ejército. Esta razón es suficiente para que Costa Rica no sea considerado una amenaza para las potencias militares del mundo y por lo tanto no deberíamos estar preocupados por un ataque foráneo, pero yo me atrevería a decir que es mucho más importante el efecto que este hecho tiene en el subconsciente colectivo del tico, pues al ser un país de paz, somos gente pacífica y esa es una responsabilidad que hemos aprendido a cuidar.
Sin embargo, hay muchas otras tareas que tenemos pendientes, como por ejemplo la creación de leyes relacionadas con el reciclaje, reforzar la educación en temas del medio ambiente, crear compromisos empresariales que permitan la protección de los recursos naturales, incluyendo el compromiso del Estado empresarial en las figuras de los ministerios, que deberían comprometerse más con las buenas prácticas ambientales, programas de reciclaje, compras de vehículos más amigables con el medio ambiente y creación de una cultura más armoniosamente natural entre sus colaboradores como un compromiso real.
También es importante “trasladar” ese estado de “felicidad” a las zonas rurales como Puntarenas, Guanacaste y Limón, provincias que viven una realidad distinta en temas tan concretos como la seguridad ciudadana, deforestación, desatención por parte de las la autoridades policiales y de tránsito, salud y de educación, entre otros.
Tener este importantísimo reconocimiento implica una gran responsabilidad moral, pues para ser el mejor no basta solo con parecerlo.
Francisco Javier Castillo Ríos