Corrupción y desgaste político
| Miércoles 28 mayo, 2008
Corrupción y desgaste político
A pesar de que somos un país pequeño y uno tiende a pensar que ciertas cosas no nos van a suceder, la corrupción política no escapa a las fronteras de Costa Rica. En dónde quedaron los valores de nuestros políticos y de los ticos en general, que ya no importan la conciencia ni la reputación, la dignidad o la integridad por robarse recursos públicos, prestarse a las mordidas, venderse al narcotráfico, al sicariato o a dar refugio a miles de maleantes que están cambiando la forma de vida de todos nosotros los costarricenses.
Los gobiernos son como una empresa en la cual cuanto más pasa el tiempo y su personal tiene más permanencia, se hace más necesario el cambio para romper las redes que se tejen a lo largo del tiempo para delinquir y corromper dentro de la misma organización.
Este gobierno y todos los anteriores no se libran de agregar un granito de arena al desgaste político y moral que vive Costa Rica en este momento. Resultado de eso ha sido el surgimiento de nuevos partidos políticos en esta década. Partidos que tristemente no han venido a solucionar ni a mejorar nada sino más bien a retardar el crecimiento y desarrollo del país. Partidos políticos emergentes como el PAC o el Movimiento Libertario ponen a la ciudadanía a escoger entre continuar con el bipartidismo o votar por grupos políticos sin liderazgo ni palabra. No hay un liderazgo claro en las nuevas opciones políticas que han surgido, lo cual nos obliga a seguir con el bipartidismo tradicional.
Qué dolor y qué vergüenza siente uno como ciudadano de ver todo lo que pasa en el país día a día y que nada se solucione. La legislación en general es muy poco efectiva; todo queda impune. Muere gente y nadie es culpable, los jueces tienen precio y liberan a los narcotraficantes, los empleados públicos roban y luego cobran sumas millonarias por sus despidos, los parques nacionales son destruidos y seguimos hablando muy orgullosos de estos, la tortuga baula desaparece y siguen vendiendo más lotes y construyendo más condominios para extranjeros. De verdad que en Costa Rica todo está para la venta; políticos, empleados de instituciones, algunos funcionarios legislativos y en especial ciertos jueces y muchos otros que se prestan para hacer unos “dólares más” a costas del presente y del futuro de nuestro país.
Los resultados buenos de este gobierno no son suficientes para decir que estamos bien. Son buenos considerando las opciones que tuvimos a la hora de votar, pero los cambios deben ser más profundos. Ahí es cuando uno piensa en reforma del estado y en otro sinnúmero de términos que deberían revisarse con urgencia. Pensemos urgentemente en hacer una legislación efectiva que cierre los portillos a la corrupción y castigue efectivamente a los culpables. Como pueblo debemos recuperar nuestros valores y amor por la patria y dejar de comportarnos como prostitutas que comprometen su integridad y valores morales a cambio de dinero. Que los políticos no tengan miedo de denunciar la corrupción dentro de sus mismos partidos y que nunca olviden que están para servir a su país y no a ellos mismos. Aporten su grano de arena para que el día de mañana antes de su muerte puedan decir con orgullo que contribuyeron al desarrollo de Costa Rica y de las generaciones futuras. Y esto va para todos nosotros los ciudadanos, que ante el desgaste de la clase política se vuelve nuestro deber contribuir en la solución de todos estos problemas
John Brenes
Cédula 1-688-878
A pesar de que somos un país pequeño y uno tiende a pensar que ciertas cosas no nos van a suceder, la corrupción política no escapa a las fronteras de Costa Rica. En dónde quedaron los valores de nuestros políticos y de los ticos en general, que ya no importan la conciencia ni la reputación, la dignidad o la integridad por robarse recursos públicos, prestarse a las mordidas, venderse al narcotráfico, al sicariato o a dar refugio a miles de maleantes que están cambiando la forma de vida de todos nosotros los costarricenses.
Los gobiernos son como una empresa en la cual cuanto más pasa el tiempo y su personal tiene más permanencia, se hace más necesario el cambio para romper las redes que se tejen a lo largo del tiempo para delinquir y corromper dentro de la misma organización.
Este gobierno y todos los anteriores no se libran de agregar un granito de arena al desgaste político y moral que vive Costa Rica en este momento. Resultado de eso ha sido el surgimiento de nuevos partidos políticos en esta década. Partidos que tristemente no han venido a solucionar ni a mejorar nada sino más bien a retardar el crecimiento y desarrollo del país. Partidos políticos emergentes como el PAC o el Movimiento Libertario ponen a la ciudadanía a escoger entre continuar con el bipartidismo o votar por grupos políticos sin liderazgo ni palabra. No hay un liderazgo claro en las nuevas opciones políticas que han surgido, lo cual nos obliga a seguir con el bipartidismo tradicional.
Qué dolor y qué vergüenza siente uno como ciudadano de ver todo lo que pasa en el país día a día y que nada se solucione. La legislación en general es muy poco efectiva; todo queda impune. Muere gente y nadie es culpable, los jueces tienen precio y liberan a los narcotraficantes, los empleados públicos roban y luego cobran sumas millonarias por sus despidos, los parques nacionales son destruidos y seguimos hablando muy orgullosos de estos, la tortuga baula desaparece y siguen vendiendo más lotes y construyendo más condominios para extranjeros. De verdad que en Costa Rica todo está para la venta; políticos, empleados de instituciones, algunos funcionarios legislativos y en especial ciertos jueces y muchos otros que se prestan para hacer unos “dólares más” a costas del presente y del futuro de nuestro país.
Los resultados buenos de este gobierno no son suficientes para decir que estamos bien. Son buenos considerando las opciones que tuvimos a la hora de votar, pero los cambios deben ser más profundos. Ahí es cuando uno piensa en reforma del estado y en otro sinnúmero de términos que deberían revisarse con urgencia. Pensemos urgentemente en hacer una legislación efectiva que cierre los portillos a la corrupción y castigue efectivamente a los culpables. Como pueblo debemos recuperar nuestros valores y amor por la patria y dejar de comportarnos como prostitutas que comprometen su integridad y valores morales a cambio de dinero. Que los políticos no tengan miedo de denunciar la corrupción dentro de sus mismos partidos y que nunca olviden que están para servir a su país y no a ellos mismos. Aporten su grano de arena para que el día de mañana antes de su muerte puedan decir con orgullo que contribuyeron al desarrollo de Costa Rica y de las generaciones futuras. Y esto va para todos nosotros los ciudadanos, que ante el desgaste de la clase política se vuelve nuestro deber contribuir en la solución de todos estos problemas
John Brenes
Cédula 1-688-878