Conozca cómo la seguridad privada evolucionó a partir de la inversión extranjera y el crimen

La industria de la seguridad privada ha tenido una transformación obligatoria con el paso de los años en respuesta a los servicios cada vez más especializados que demandan las empresas multinacionales y ante la evolución del crimen organizado.

Lo que hasta hace unos años era una actividad con oficiales sin la condición física y pericias adecuadas, se ha convertido en un negocio ajustado a los más altos estándares internacionales.

Esto ha llevado a que en la actualidad el 95% de empresas que demandan seguridad se lo confían a compañías privadas, convirtiéndose en el primer frente contra el delito, triplicando el número de oficiales fallecidos en el cumplimiento del deber, con respecto a la Fuerza Pública.

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Puertos, aeropuertos, hoteles, centros comerciales, zonas francas, empresas tecnológicas, de dispositivos médicos, farmacéuticas, ministerios, bancos privados y públicos, hospitales y hasta el Poder Judicial forman parte de la cartera de clientes de esta industria.

Para conocer cómo se forjó esta evolución, LA REPÚBLICA entrevistó a Johan Vargas, presidente de la Asociación Costarricense de Empresas de Seguridad (ACES), a propósito del 26 aniversario de la fundación de esta organización.

El quiebre en este negocio se dio a finales de la década de los noventa, con la llegada de Intel, pues no solo introdujo al país sus estándares de calidad globales en producción, sino también sus parámetros de seguridad.

Y conforme fueron ingresando nuevas compañías con líneas de producción más especializadas y empresas con múltiples requerimientos, como las bancarias, fueron exigiendo servicios cada vez más calificados e incidiendo en la especialización del perfil de los oficiales.

De esta manera se les hizo necesario a las compañías de seguridad contar con oficiales que hablaran dos o más idiomas, con conocimiento en paquetes de computación y destrezas para trabajar bajo presión y hasta mejor uniformados, destacó Vargas.

Otro factor que incidió fue la llegada de empresas trasnacionales dedicadas al negocio pues, para poder mantenerse en el mercado, las compañías nacionales se vieron obligadas a competir en conocimiento, profesionalismo, servicios y costos.

Un ejemplo de ello es la empresa VMA, la cual está a cuatro meses de contar con la norma internacional ISO 18.788, tras someterse al proceso de certificación en Colombia, ante la falta de la acreditación en el país.

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Y, justamente para acreditar a sus afiliadas, ACES gestiona con Inteco la creación de este certificado para el mercado nacional.

La lucha contra un crimen organizado cada vez más especializado es otro elemento que incidió en la profesionalización del servicio.

Prueba de ello es que el mercado costarricense cuenta con empresas con agentes graduados en Criminología, especialistas en electrónica y servicios de ciberseguridad capaces de prevenir, por ejemplo, la penetración de los hackers en las cuentas o páginas de las organizaciones que les han confiado su seguridad.

Y de la mano con el auge del negocio de la seguridad privada, así crece la fiscalización por parte del Ministerio de Seguridad Pública, del Departamento de Portación de Armas y de las mismas empresas que contratan los servicios.

En el caso de los bancos, por ejemplo, solicitan reportes trimestrales sobre los lineamientos de selección y capacitación del personal y están facultados a multarlas en caso de que incumpla lo contratado, detalló Vargas.

A su vez, ACES trabaja de la mano con el Ministerio de Seguridad Pública para ampliar la legislación que las regula para incluir un canon para la fiscalización, poner tope a la cantidad de armas y crear la figura de responsabilidad solidaria para castigar tanto a la empresa de seguridad como a la que le contrató el servicio, en caso de incumplimiento de las condiciones laborales de los oficiales, entre otros cambios.

Igualmente se promoverán proyecto para el control de armas y prevención del delito a nivel de Centroamérica y el Caribe, tras la designación de ACES en la presidencia de la Federación Centroamericana y del Caribe de Seguridad Privada (Fedecasp), lo cual le brinda un asiento en la subcomisión de seguridad del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).