¿Cómo ser eficientes y acabar la corrupción?
| Viernes 05 septiembre, 2014
Presidente, escuché y leí con atención su informe de 100 días. Me pareció correcto aunque insuficiente
¿Cómo ser eficientes y acabar la corrupción?
Señor Presidente, escuché y leí con atención su informe de los 100 días. Me pareció correcto aunque insuficiente. Por ello, quiero referirme a algo que se desprende de su mensaje: es urgente un cambio radical en la forma de administrar el país, para ser más eficientes, más productivos y combatir de raíz la corrupción. Caso contrario, la parálisis institucional y el saqueo, que usted señala continuarán socavando al Estado y a sus instituciones. El asunto es cómo lograrlo. Eso falta en su informe.
Se impone preguntar, ¿quién o quiénes han fallado y por qué? En mi opinión, han fallado los que han ocupado la Presidencia de la República, los que han sido ministros y superiores jerárquicos de las instituciones y, por un efecto de arrastre, los empleados públicos.
Para ellos llegar al poder se convirtió en un fin en sí mismo y una vez instalados en él, no supieron qué hacer. Luego, para justificarse, se inventaron el discurso de la ingobernabilidad. Sucedió lo que es obvio: sin proyectos y sin norte resulta imposible gestionar bien un gobierno.
Se ha fallado porque los mandatarios y funcionarios de nivel político no han querido guiarse por los principios de legalidad, igualdad, neutralidad política, regularidad, eficiencia, eficacia, austeridad, transparencia, lealtad, probidad y responsabilidad.
La clase gobernante, desde el más alto nivel, no ha tenido un buen desempeño porque desconoce o no ha querido gobernar de conformidad con las técnicas e instrumentos que en abundancia provee el ordenamiento jurídico para hacer bien las cosas (Ley General de Administración Pública, Ley de Planificación Nacional, Ley de Control Interno, Ley de Presupuestos públicos y administración financiera, entre otras).
Si los principios y la legislación mencionada se aplicaran con rigurosidad, la construcción de las obras públicas, las compras públicas, el alquiler de edificios y la ejecución de las políticas públicas se harían siempre de conformidad con lo planificado y se lograría la máxima satisfacción del bien común.
Lamentablemente los principales responsables de la Administración no conocen esa legislación o no la han querido aplicar. No tiene sentido trasladar a la Asamblea Legislativa y a los órganos de control, la responsabilidad de lo que no hace correctamente el Poder Ejecutivo y, en general, los administradores del Estado.
Yo en su lugar iniciaría un proceso de sensibilización y capacitación a sus colaboradores (ministros, presidentes ejecutivos, gerentes …), aprovechando que la mayoría no cuenta con experiencia en la cosa pública.
Se les debe explicar que los primeros responsables de la eficiencia, transparencia y buen manejo de los proyectos y políticas públicas, por tanto, también del combate de la corrupción, son quienes he citado, los propios administradores.
El control debe ponerse en práctica, desde el primer momento y durante todas las etapas de ejecución de los proyectos y políticas que desarrolla la Administración Pública.
Señor Presidente, con urgencia lo insto a instruir el personal a su mando. Muchos podríamos colaborar en esta labor ad honórem. No hay tiempo que perder.
Así las cosas, necesitamos saber, ¿qué va a hacer y para dónde lleva a Costa Rica?
No existe nada milagroso y automático en su llegada al poder. Ese hecho, aunque podría ser un paso gigantesco en la solución de los problemas del país, por sí mismo no resuelve nada.
Hay que definir un derrotero claro y avanzar con la determinación de un líder. Eso aún lo esperamos de usted.
Alex Solís F.
Constitucionalista