CNE atrapada por la lentitud burocrática
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 29 septiembre, 2008
El tema de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) debe ser tratado con mucha seriedad, el suyo es un compromiso que se deriva de la Constitución y su labor puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, entre la prevención o la desgracia para muchos costarricenses.
A pesar de ello, una nota de LA REPUBLICA de hoy nos informa de que casi el 80% del presupuesto de 2007 de esa institución no se ejecutó por razones de exceso de trámites, apelaciones a proyectos en concesión, estudios de impacto ambiental y otra serie de factores que deben cumplirse antes de llevar a cabo un proyecto.
Es decir, que la lentitud y “obesidad” en materia de trámites que afectan seriamente al resto de los sectores del país ni siquiera en algo tan urgente como es el adecuado funcionamiento de la Comisión Nacional de Emergencias se ha logrado subsanar.
Tomando en cuenta la vulnerabilidad del país por su alta sismicidad, inundaciones u otros efectos del cambio climático, posible amenaza de huracanes (aunque hasta la fecha no nos han golpeado como a vecinos cercanos) e incluso la no descartable posibilidad de tener que enfrentar en algún momento una pandemia, es difícil comprender por qué sus máximas autoridades no tomaron y solicitaron medidas extraordinarias para evitar el lamentable retraso.
Es ahora, mediante el informe de Evolución Fiscal y Presupuestaria del Sector Público de la Contraloría General de la República, que nos enteramos del “débil control de la ejecución presupuestaria” de la CNE.
Incluso, solo un cuarto del presupuesto destinado al primer semestre del presente año ha sido ejecutado. Las obras comunitarias para la reducción de vulnerabilidad, sistemas de alerta temprana y equipamiento para la atención de desastres han quedado de lado, reza una nota de LA REPUBLICA de hoy. De un total de 98 proyectos de este tipo solo 20 se llevaron a cabo.
Como decíamos al inicio, este es un tema que debe ser tratado con mucho sentido de responsabilidad ahora, no cuando alguna situación de emergencia nos lleve a lamentar no solo el desastre sino también nuestra falta de prevención.