Candidatos ofrecen soluciones para crisis económica
| Viernes 28 marzo, 2008
Candidatos ofrecen soluciones para crisis económica
Obama, Clinton y McCain llevan la economía al centro del escenario electoral
Washington
EFE
Al igual que en 1992, cuando Bill Clinton ganó la Presidencia con memorables consignas como “es la economía, estúpido”, la actual campaña por la Casa Blanca gira cada vez más en torno a la situación económica del país.
Buena prueba de ello es la agenda de los “presidenciables”, cargada de discursos sobre el presente y futuro de la primera economía mundial.
La última hornada llegó ayer mismo desde Nueva York y Carolina del Norte, desde donde el senador demócrata Barack Obama en el primer caso y su rival Hillary Clinton en el segundo buscaron demostrar que tienen las recetas para superar la crisis inmobiliaria y financiera.
La ex primera dama apostó por la formación de la fuerza laboral del país, mientras el senador afroamericano defendió la necesidad de reforzar la supervisión de los mercados financieros y aprobar un nuevo paquete de estímulo económico.
El lunes fue el turno del candidato presidencial republicano John McCain, quien, al igual que Hillary, habló del mercado inmobiliario y abogó por una mayor transparencia en la concesión de préstamos hipotecarios.
Obama también hizo ayer referencia a la crisis hipotecaria y a las turbulencias financieras en Wall Street, que han puesto de manifiesto, en su opinión, la necesidad de un nuevo marco regulador para el siglo XXI.
Recordó que los cambios tecnológicos y el avance de la globalización durante los 90 propició un desmantelamiento regulador que alentó la especulación y perjudica tanto a los mercados como al ciudadano de a pie.
“En lugar de establecer un marco regulador para el siglo XXI simplemente desmantelamos el viejo (...) alentamos una atmósfera en la que el ganador se lo lleva todo y en la que todo vale y que causó devastadores trastornos en nuestra economía”, dijo.
El senador por Illinois insistió en que la reciente concesión irregular de préstamos hipotecarios y el desplome de titanes como el banco de inversión Bear Stearns son pruebas de esa ausencia de normas y un recordatorio de sus fatales consecuencias.
“Creo que el Gobierno tiene un papel que jugar a la hora de impulsar la prosperidad compartida, al facilitar las estables condiciones macroeconómicas y financieras para un crecimiento sostenido, al demandar transparencia y una competencia justa en el mercado”, añadió.
Su propuesta económica incluye un plan de estímulo de $30 mil millones para ayudar a las áreas que se han visto más castigadas por la crisis inmobiliaria, así como una ampliación de las prestaciones por desempleo.
“Si podemos echar una mano a los bancos de Wall Street cuando tienen problemas, también podemos extender una mano a los estadounidenses que sufren por algo que no es culpa de ellos”, dijo.
Su discurso llega un día después de que el secretario del Tesoro, Henry Paulson, se mostrara contrario a una mayor intervención del Gobierno ante la crisis hipotecaria.
El Congreso estadounidense dio luz verde recientemente a un paquete de estímulo económico de dos años de $168.000 millones de, $152.000 millones de los cuales se desembolsarán este año.
En tanto, Hillary Clinton defendió ayer en Raleigh (Carolina del Norte) la aprobación de un plan de formación laboral, que invertiría $2.500 millones anuales durante un periodo de cinco años en el entrenamiento de la fuerza laboral estadounidense.
“Estamos compitiendo en una nueva economía global, pero nuestras políticas para equipar a los trabajadores estadounidenses para el siglo XXI están ancladas en el siglo XX”, afirmó al iniciar en Carolina del Norte una gira de seis días que también la llevará a Indiana y Pensilvania.
Los expertos coinciden en que la difícil situación económica favorece las perspectivas electorales de los demócratas.
“Tradicionalmente, los votantes han castigado al presidente de turno y a su partido cuando la economía está crisis”, dijo a Efe Michael Traugott, profesor de la Universidad de Michigan.
Bill Chaloupka, de la Universidad Estatal de Colorado, aseguró que, sin duda, “la economía será el asunto número uno en las elecciones de noviembre”.
Obama, Clinton y McCain llevan la economía al centro del escenario electoral
Washington
EFE
Al igual que en 1992, cuando Bill Clinton ganó la Presidencia con memorables consignas como “es la economía, estúpido”, la actual campaña por la Casa Blanca gira cada vez más en torno a la situación económica del país.
Buena prueba de ello es la agenda de los “presidenciables”, cargada de discursos sobre el presente y futuro de la primera economía mundial.
La última hornada llegó ayer mismo desde Nueva York y Carolina del Norte, desde donde el senador demócrata Barack Obama en el primer caso y su rival Hillary Clinton en el segundo buscaron demostrar que tienen las recetas para superar la crisis inmobiliaria y financiera.
La ex primera dama apostó por la formación de la fuerza laboral del país, mientras el senador afroamericano defendió la necesidad de reforzar la supervisión de los mercados financieros y aprobar un nuevo paquete de estímulo económico.
El lunes fue el turno del candidato presidencial republicano John McCain, quien, al igual que Hillary, habló del mercado inmobiliario y abogó por una mayor transparencia en la concesión de préstamos hipotecarios.
Obama también hizo ayer referencia a la crisis hipotecaria y a las turbulencias financieras en Wall Street, que han puesto de manifiesto, en su opinión, la necesidad de un nuevo marco regulador para el siglo XXI.
Recordó que los cambios tecnológicos y el avance de la globalización durante los 90 propició un desmantelamiento regulador que alentó la especulación y perjudica tanto a los mercados como al ciudadano de a pie.
“En lugar de establecer un marco regulador para el siglo XXI simplemente desmantelamos el viejo (...) alentamos una atmósfera en la que el ganador se lo lleva todo y en la que todo vale y que causó devastadores trastornos en nuestra economía”, dijo.
El senador por Illinois insistió en que la reciente concesión irregular de préstamos hipotecarios y el desplome de titanes como el banco de inversión Bear Stearns son pruebas de esa ausencia de normas y un recordatorio de sus fatales consecuencias.
“Creo que el Gobierno tiene un papel que jugar a la hora de impulsar la prosperidad compartida, al facilitar las estables condiciones macroeconómicas y financieras para un crecimiento sostenido, al demandar transparencia y una competencia justa en el mercado”, añadió.
Su propuesta económica incluye un plan de estímulo de $30 mil millones para ayudar a las áreas que se han visto más castigadas por la crisis inmobiliaria, así como una ampliación de las prestaciones por desempleo.
“Si podemos echar una mano a los bancos de Wall Street cuando tienen problemas, también podemos extender una mano a los estadounidenses que sufren por algo que no es culpa de ellos”, dijo.
Su discurso llega un día después de que el secretario del Tesoro, Henry Paulson, se mostrara contrario a una mayor intervención del Gobierno ante la crisis hipotecaria.
El Congreso estadounidense dio luz verde recientemente a un paquete de estímulo económico de dos años de $168.000 millones de, $152.000 millones de los cuales se desembolsarán este año.
En tanto, Hillary Clinton defendió ayer en Raleigh (Carolina del Norte) la aprobación de un plan de formación laboral, que invertiría $2.500 millones anuales durante un periodo de cinco años en el entrenamiento de la fuerza laboral estadounidense.
“Estamos compitiendo en una nueva economía global, pero nuestras políticas para equipar a los trabajadores estadounidenses para el siglo XXI están ancladas en el siglo XX”, afirmó al iniciar en Carolina del Norte una gira de seis días que también la llevará a Indiana y Pensilvania.
Los expertos coinciden en que la difícil situación económica favorece las perspectivas electorales de los demócratas.
“Tradicionalmente, los votantes han castigado al presidente de turno y a su partido cuando la economía está crisis”, dijo a Efe Michael Traugott, profesor de la Universidad de Michigan.
Bill Chaloupka, de la Universidad Estatal de Colorado, aseguró que, sin duda, “la economía será el asunto número uno en las elecciones de noviembre”.