Brillemos todas
Ileana Esquivel Carmona iesquivel@camara-comercio.com | Miércoles 10 agosto, 2022
Ileana Esquivel Carmona
Periodista
Hoy día las mujeres seguimos intercediendo en diversos ámbitos por la igualdad salarial, para tener las mismas oportunidades que los hombres y traspasar el famoso techo de cristal. Queremos ser aceptadas y escuchadas en los escenarios y foros dónde se toman decisiones.
El derecho a tener voz y voto en los ámbitos corporativos es un hecho aislado, implica años de esfuerzo, preparación, situaciones difíciles, y en ocasiones, jefes y jefas sin habilidad para liderar mujeres con aspiraciones e inteligencia para brillar.
Cada vez escuchamos con más fuerza en foros y encuentros empresariales femeninos, términos como sororidad, compañerismo, mentoría; creo que es un hecho que debemos plasmar con base en la realidad y dejar de proyectar una imagen que en la vida real está muy distante a su definición.
Como mujeres profesionales que estamos ocupando un lugar en las empresas, instituciones y en la sociedad debemos asumir un compromiso personal por acelerar el desarrollo y la visibilidad de otras mujeres. El hecho de que otras colegas sean ascendidas en puestos, o sean reconocidas por sus aciertos, no debería generar envidia y malos pensamientos, sino más bien una actitud empática que se convierta en una espiral positiva y contagiosa para que los triunfos de unas, se conviertan en logros y alegrías propias.
Las mujeres debemos invertir tiempo y dedicación en el desarrollo profesional y además impulsar y transferir conocimiento a otras mujeres que inician o están desarrollando una carrera. Esto es clave para acelerar el cambio y sembrar semillas que cosecharán buenos frutos.
Según señalan algunos estudios, las mujeres demuestran más capacidades esenciales para liderar los retos , porque presentan más autoconfianza para liderar en la nueva realidad, mediante destrezas importantes en el contexto actual, como la empatía, la escucha, gestión emocional o colaboración que, de manera orgánica, históricamente se han relacionado al género femenino.
De acuerdo con un informe de la Organización Internacional del Trabajo, la presencia de más mujeres en las altas esferas directivas mejora el desempeño de las empresas, aumentando hasta en un 20% su rentabilidad, además de acelerar la innovación y atraer a los profesionales con talento.
Gran parte de un liderazgo eficaz está basado en enseñar a través de nuestras propias historias, nuestros propios éxitos y fracasos y modelar con el ejemplo. Por eso, cada vez se hace más relevante que las empresas desarrollen programas de mentoría que eliminen barreras y fortalezcan las capacidades de las mujeres para hoy y mañana.
Estamos en un contexto donde las mujeres hemos tenido que ser muy fuertes para abrirnos camino y hacer valer nuestros derechos, y aunque hemos reducido la brecha política y económica, la ruta parece estancarse, por lo tanto, es necesario un esfuerzo mayor, porque en el mundo profesional cabemos todas.
Creo que llegó el momento de realmente entender e interiorizar el término sororidad, que si bien alude a la palabra solidaridad entre las mujeres, va un poco más allá. Es un reconocimiento y un respeto por mi colega, mi amiga, compañera. Y no se trata de que seamos “mejores amigas, ni que entre todas nos caigamos bien”, se trata de no vernos solo como competidoras (la competencia sana siempre debe existir), sino como grandes aliadas. Es crear espacios para crecer y brillar.