Banqueros acusados en el Davos más sombrío de la historia
| Martes 03 febrero, 2009
Banqueros acusados en el Davos más sombrío de la historia
Davos -- El tema de la reunión anual del Foro Económico Mundial era “Rediseñando el mundo después de la crisis”. Lamentablemente, los ejecutivos, estrategas y personas bienintencionadas que se dieron cita en Davos, se quedaron en el aquí y ahora.
La búsqueda de chivos expiatorios y las peores perspectivas económicas desde la Segunda Guerra Mundial dieron lugar a una reunión signada por el miedo, la rabia y la amargura, muy lejos de la habitual búsqueda de consenso.
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan abandonó un grupo de discusión y el primer ministro ruso Vladimir Putin afirmó que los Estados Unidos eran la causa de los problemas económicos del mundo. Casi todos acusaron a los pocos ejecutivos bancarios presentes del virtual derrumbe del sistema financiero.
Los asistentes se mostraron “menos renuentes a criticar, y en ocasiones criticaron de forma muy abierta a los Estados Unidos y a su sistema capitalista debido a los problemas que vivimos”, dijo David Rubenstein, uno de los fundadores del Carlyle Group, que participó en el foro de Davos por primera vez hace 10 años. “Tal vez sea merecido, pero es un gran cambio”.
“Todas las personas con las que hablé dijeron que era el Davos más sombrío en el que habían estado”, dijo Kenneth Rogoff, profesor de economía de la Universidad de Harvard y asistente habitual al Foro Económico Mundial desde 2002. “El Los ánimos han sido de una gran depresión”.
Otro gran cambio fue la virtual ausencia de figuras de Wall Street entre los 2.500 delegados que asistieron a la conferencia, que terminó el domingo.
El máximo responsable ejecutivo de JPMorgan Chase & Co., Jamie Dimon, fue el único alto ejecutivo bancario estadounidense que asistió. Hizo una concesión al estado de ánimo imperante en la reunión de este año al aceptar parte de la culpa del derrumbe que derivó en más de $1 billón de depreciaciones, pero atribuyó el resto a los reguladores.
“Dios sabe que los bancos y los bancos de inversión estadounidenses hicieron algunas cosas muy estúpidas”, dijo Dimon. “Lo que les pregunto a los encargados de las políticas es: ¿dónde estaban?”
Esa actitud fue para algunos difícil de aceptar. En una sesión, parte del público recibió con aplausos un llamamiento a poner fin a los sobresueldos de los ejecutivos bancarios.
“No debemos confiar en estos ejecutivos bancarios”, dijo Nassim Nicholas Taleb, autor del exitoso libro “The Black Swan”. “Basta con ver sus antecedentes. La única forma de poner fin al proceso es que el gobierno sea el propietario de esos bancos”.
En momentos en que la elite mundial padece una resaca colectiva luego del fin de la mayor era de prosperidad global, el mal humor abundaba.
El 29 de enero Erdogan asombró a los presentes al abandonar un debate sobre la guerra en la Franja de Gaza del mes pasado. Afirmó que el moderador de la sesión no le había dado el mismo tiempo que al presidente israelí Shimon Peres y aseguró que nunca volvería a Davos. Para el momento en que dialogó con la prensa, una hora después, prometió reconsiderar su decisión.
Los que pensaban que la elección de Barack Obama como presidente moderaría las críticas a las políticas estadounidenses, sin duda salieron decepcionados. Los economistas cuestionaron su plan de estímulo de $819 mil millones, lo instaron a presentar otro paquete de rescate para bancos y manifestaron su preocupación por el aumento de la deuda nacional.
La necesidad de actuar no estuvo en discusión. Las acciones estadounidenses tuvieron el peor enero de su historia, el Fondo Monetario Internacional pronostica el crecimiento global más débil de los últimos 60 años y las empresas, desde Starbucks Corp. hasta Caterpillar Inc., reducen personal.
“Estamos en un año de múltiples problemas”, dijo Howard Lutnick, máximo responsable ejecutivo de Cantor Fitzgerald LP. “Ya hemos vivido momentos horribles. Eso es lo que tenemos ante nosotros”.
Los delegados también criticaron las políticas de los Estados Unidos y su papel en el mundo.
En sus discursos del día de apertura, el primer ministro chino Wen Jiabao y Putin afirmaron que los Estados Unidos habían llevado al mundo a la recesión.
Davos -- El tema de la reunión anual del Foro Económico Mundial era “Rediseñando el mundo después de la crisis”. Lamentablemente, los ejecutivos, estrategas y personas bienintencionadas que se dieron cita en Davos, se quedaron en el aquí y ahora.
La búsqueda de chivos expiatorios y las peores perspectivas económicas desde la Segunda Guerra Mundial dieron lugar a una reunión signada por el miedo, la rabia y la amargura, muy lejos de la habitual búsqueda de consenso.
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan abandonó un grupo de discusión y el primer ministro ruso Vladimir Putin afirmó que los Estados Unidos eran la causa de los problemas económicos del mundo. Casi todos acusaron a los pocos ejecutivos bancarios presentes del virtual derrumbe del sistema financiero.
Los asistentes se mostraron “menos renuentes a criticar, y en ocasiones criticaron de forma muy abierta a los Estados Unidos y a su sistema capitalista debido a los problemas que vivimos”, dijo David Rubenstein, uno de los fundadores del Carlyle Group, que participó en el foro de Davos por primera vez hace 10 años. “Tal vez sea merecido, pero es un gran cambio”.
“Todas las personas con las que hablé dijeron que era el Davos más sombrío en el que habían estado”, dijo Kenneth Rogoff, profesor de economía de la Universidad de Harvard y asistente habitual al Foro Económico Mundial desde 2002. “El Los ánimos han sido de una gran depresión”.
Otro gran cambio fue la virtual ausencia de figuras de Wall Street entre los 2.500 delegados que asistieron a la conferencia, que terminó el domingo.
El máximo responsable ejecutivo de JPMorgan Chase & Co., Jamie Dimon, fue el único alto ejecutivo bancario estadounidense que asistió. Hizo una concesión al estado de ánimo imperante en la reunión de este año al aceptar parte de la culpa del derrumbe que derivó en más de $1 billón de depreciaciones, pero atribuyó el resto a los reguladores.
“Dios sabe que los bancos y los bancos de inversión estadounidenses hicieron algunas cosas muy estúpidas”, dijo Dimon. “Lo que les pregunto a los encargados de las políticas es: ¿dónde estaban?”
Esa actitud fue para algunos difícil de aceptar. En una sesión, parte del público recibió con aplausos un llamamiento a poner fin a los sobresueldos de los ejecutivos bancarios.
“No debemos confiar en estos ejecutivos bancarios”, dijo Nassim Nicholas Taleb, autor del exitoso libro “The Black Swan”. “Basta con ver sus antecedentes. La única forma de poner fin al proceso es que el gobierno sea el propietario de esos bancos”.
En momentos en que la elite mundial padece una resaca colectiva luego del fin de la mayor era de prosperidad global, el mal humor abundaba.
El 29 de enero Erdogan asombró a los presentes al abandonar un debate sobre la guerra en la Franja de Gaza del mes pasado. Afirmó que el moderador de la sesión no le había dado el mismo tiempo que al presidente israelí Shimon Peres y aseguró que nunca volvería a Davos. Para el momento en que dialogó con la prensa, una hora después, prometió reconsiderar su decisión.
Los que pensaban que la elección de Barack Obama como presidente moderaría las críticas a las políticas estadounidenses, sin duda salieron decepcionados. Los economistas cuestionaron su plan de estímulo de $819 mil millones, lo instaron a presentar otro paquete de rescate para bancos y manifestaron su preocupación por el aumento de la deuda nacional.
La necesidad de actuar no estuvo en discusión. Las acciones estadounidenses tuvieron el peor enero de su historia, el Fondo Monetario Internacional pronostica el crecimiento global más débil de los últimos 60 años y las empresas, desde Starbucks Corp. hasta Caterpillar Inc., reducen personal.
“Estamos en un año de múltiples problemas”, dijo Howard Lutnick, máximo responsable ejecutivo de Cantor Fitzgerald LP. “Ya hemos vivido momentos horribles. Eso es lo que tenemos ante nosotros”.
Los delegados también criticaron las políticas de los Estados Unidos y su papel en el mundo.
En sus discursos del día de apertura, el primer ministro chino Wen Jiabao y Putin afirmaron que los Estados Unidos habían llevado al mundo a la recesión.