Baltasar Garzón y la democracia española
| Sábado 11 febrero, 2012
Baltasar Garzón y la democracia española
El sistema político que ha unido a la sociedad española desde la muerte de Francisco Franco da voces de la necesidad de su ventilación pública y de la falta de examen a conciencia de delitos punibles, éticos, políticos y penales de una época que algunos rezan a gritos por que se olvide y otros por que se haga justicia.
Cómo hacer justicia si se juzga al mismo juez que ha enarbolado las consignas de abogados decentes de este sistema judicial y político que no ha sabido constituir los límites entre lo decente y lo espurio. Los fantasmas del pasado tocan puerta en juzgados para que se escuche a las víctimas y se castigue moralmente a sus victimarios, piezas de sistemas que aún forjan conciencias de magistrados y políticos.
Procesos que urgen en una sociedad igualitaria y democrática, donde los espacios privados deben custodiarse por las instancias públicas de instituciones centenarias que deben dar ejemplo y no vergüenza. Condenar a Baltasar Garzón, es decir sí a la impunidad; no solo en lo de juzgar los crímenes de la dictadura franquista, sino en los delitos de lavado de dinero, de las grandes estafas financieras que ha hecho de la economía española en los últimos años una debacle para los trabajadores, ciudadanos libres que todo lo cargan: los delitos políticos y los delitos económicos de los mismos grupos que mantienen el poder económico, ahora judicial y de gobierno.
El retroceso de la democracia en la República española es evidente, y es producto también de la incapacidad de los partidos políticos en estas décadas de deslindar los poderes de la monarquía y del poder judicial.
La ciudadanía española debe imponerse para que sus instituciones se democraticen y velen adecuadamente por sus derechos ciudadanos, derechos humanos sociales, políticos y económicos.
La corrupción económica política de España se ha convertido en triunfadora de comicios y juzgados, sentenciar a Garzón por el caso “Gurtel” es convertir la impunidad en la propuesta oficial de este gobierno y sus representantes en los juzgados.
Se deberá conformar una Comisión de la Verdad, como en América Latina para finalmente honrar a las víctimas de la dictadura, y detener la corrupción y el fraude. España al revés, se lee en un cartel de un ciudadano… sí, la memoria es importante, para que no se repita la injusticia.
Macarena Barahona Riera
El sistema político que ha unido a la sociedad española desde la muerte de Francisco Franco da voces de la necesidad de su ventilación pública y de la falta de examen a conciencia de delitos punibles, éticos, políticos y penales de una época que algunos rezan a gritos por que se olvide y otros por que se haga justicia.
Cómo hacer justicia si se juzga al mismo juez que ha enarbolado las consignas de abogados decentes de este sistema judicial y político que no ha sabido constituir los límites entre lo decente y lo espurio. Los fantasmas del pasado tocan puerta en juzgados para que se escuche a las víctimas y se castigue moralmente a sus victimarios, piezas de sistemas que aún forjan conciencias de magistrados y políticos.
Procesos que urgen en una sociedad igualitaria y democrática, donde los espacios privados deben custodiarse por las instancias públicas de instituciones centenarias que deben dar ejemplo y no vergüenza. Condenar a Baltasar Garzón, es decir sí a la impunidad; no solo en lo de juzgar los crímenes de la dictadura franquista, sino en los delitos de lavado de dinero, de las grandes estafas financieras que ha hecho de la economía española en los últimos años una debacle para los trabajadores, ciudadanos libres que todo lo cargan: los delitos políticos y los delitos económicos de los mismos grupos que mantienen el poder económico, ahora judicial y de gobierno.
El retroceso de la democracia en la República española es evidente, y es producto también de la incapacidad de los partidos políticos en estas décadas de deslindar los poderes de la monarquía y del poder judicial.
La ciudadanía española debe imponerse para que sus instituciones se democraticen y velen adecuadamente por sus derechos ciudadanos, derechos humanos sociales, políticos y económicos.
La corrupción económica política de España se ha convertido en triunfadora de comicios y juzgados, sentenciar a Garzón por el caso “Gurtel” es convertir la impunidad en la propuesta oficial de este gobierno y sus representantes en los juzgados.
Se deberá conformar una Comisión de la Verdad, como en América Latina para finalmente honrar a las víctimas de la dictadura, y detener la corrupción y el fraude. España al revés, se lee en un cartel de un ciudadano… sí, la memoria es importante, para que no se repita la injusticia.
Macarena Barahona Riera