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Viernes, 13 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Avanzar en políticas carcelarias

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 22 diciembre, 2008


Editorial


La permanencia en las cárceles de Costa Rica de 1.932 reos de otros países nos está costando a los costarricenses ¢27 millones diarios, nos informa una nota de LA REPUBLICA del jueves.

El tema indica la conveniencia de que el país actualice políticas carcelarias y tratados específicos con la mayor cantidad de naciones, a fin de que cada cual asuma la responsabilidad de mantener a sus propios reos.

Costa Rica cuenta en la actualidad, según la nota mencionada, con convenios de repatriación con Estados Unidos, Brasil, Chile, Venezuela, Nicaragua, Inglaterra, España, Francia, República Checa, Austria e Israel.

No obstante, estos no deben tener carácter obligatorio puesto que hay países que se han negado a recibir a sus reos, como el caso de Nicaragua, cuyas cárceles tienen sobrepoblación.

La sobrepoblación en los centros penales es un asunto que cada país debe resolver pero la solución no puede estar en rechazar a sus reos.

Países pobres, como el nuestro, no deberían mantener a los reos de otras naciones sino abocarse a conseguir condiciones sanitarias adecuadas para sus centros penales y la posibilidad de implementar en todos ellos programas de trabajo y formación que tengan debidamente ocupados a los reos.

Estos programas pueden servir no solo para sufragar el costo de mantenimiento de la población carcelaria sino incluso para que los internos apoyen a sus familias con algún recurso económico obtenido de modo sano, sin continuar en el círculo vicioso de la delincuencia en el que algunos siguen.

Si para desarrollar dichos programas hubiere que realizar algún cambio en la legislación debería hacerse en el marco de las políticas carcelarias antes mencionadas.

Por otra parte, internamente Costa Rica debe vigilar que centros como la Unidad de Admisión de San Sebastián, así llamada justamente porque se supone que debe servir para admisión y posterior distribución de los sentenciados a las cárceles en donde descontarán su pena, no se constituyan en sitios en donde cumplan sus condenas algunos reos.

El aumento de la delincuencia marca un momento en el que se hace indispensable no solo ampliar la capacidad de nuestros centros penales sino establecer políticas carcelarias tendientes al sostenimiento de esos sitios mediante el trabajo de los reos, a fin de bajar sus costos de mantenimiento al país y favorecer la posible rehabilitación de los reclusos.







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