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Asamblea General inició con discordias

| Miércoles 26 septiembre, 2007




Delegados cubanos se retiraron durante discurso de Bush
Asamblea General inició con discordias

Presidente de Nicaragua lanzó críticas contra Estados Unidos

Naciones Unidas
EFE

La Organización de Naciones Unidas abrió ayer su 62 periodo de sesiones con una defensa de las ventajas del multilateralismo en un mundo interdependiente y una relación de los problemas que inquietan a sus países miembros.
“El multilateralismo ha vuelto. Un mundo cada vez más interdependiente reconoce que la ONU es el mejor medio, en realidad el único, para afrontar los desafíos del futuro”, afirmó el secretario general del organismo, el surcoreano Ban Ki-Moon.
El discurso inaugural de Ban, en el que mencionó entre las crisis mas acuciantes las de Irak -convertido en “el problema de todo el mundo”- y la región sudanesa de Darfur, dio a paso a una sucesión de intervenciones de jefes de Estado o de Gobierno que seguirá mañana, miércoles, y que ya en su primer día generó polémicas.
La delegación de Cuba abandonó la Asamblea en el momento en que George W. Bush, presidente de Estados Unidos, mencionó la falta de libertades en la isla caribeña “en señal de profundo rechazo”.
Bush anunció nuevas sanciones para el régimen militar de Birmania y pidió a la ONU que “insista en su presión” a los países donde no se cumple con los preceptos de la Carta del organismo.
El presidente de Estados Unidos no hizo hincapié en Irán, cuyo presidente, Mahmud Ahmadineyad, precedido por la polémica que ha generado su visita a Nueva York, dijo que su país “da por cerrado” el asunto de su programa nuclear y lo deja en manos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).
“Todas las actividades nucleares realizadas han sido completamente pacíficas y transparentes”, dijo Ahmadineyad, al tiempo que aseguró que Irán “siempre ha estado y estará preparado para celebrar conversaciones constructivas con las partes”.
Aunque por otros motivos, Irán salió a relucir también en el discurso del argentino Néstor Kirchner, quien acusó a las autoridades de ese país de “no haber hecho nada para esclarecer” un atentado terrorista perpetrado en 1994 en Buenos Aires, que dejó un saldo de 85 muertos.
Darfur, región devastada por un largo conflicto que ha provocado miles de desplazados, tuvo un gran protagonismo en la jornada.
No solo fue mencionada en las intervenciones de Ban, Bush y el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, sino que además el Consejo de Seguridad aprobó una resolución que autoriza una “presencia multidimensional”, policial y militar, en torno a esa región sudanesa para ayudar a proteger a los civiles.
Estados Unidos y su presidente recibieron varias críticas durante la sesión, entre ellas las de la delegación cubana, que le acusó de no tener “autoridad moral”. Algunas de las mas duras provinieron del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
El mandatario nicaragüense cuestionó el derecho del “imperio” (Estados Unidos) a impedir que países como Irán y Corea del Norte desarrollen armas nucleares y aseguró que 18 años después de su primera intervención en la ONU el enemigo sigue siendo el “capitalismo imperialista”.
Ortega consideró que la situación del mundo está peor que en 1989, a causa de la guerra de Irak “impuesta por el imperio y sus intereses petroleros”.
A parte de Ortega, los líderes latinoamericanos que intervinieron ayer expresaron su preocupación por la emigración, el respeto de los derechos humanos, el cambio climático y el comercio con las potencias industrializadas.
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, que fue el primero de la región en pronunciar su discurso, apostó por los biocombustibles como solución para combatir los problemas del cambio climático.
Con el propósito de fomentar la cooperación internacional en favor del medioambiente, Lula convocó para 2012 una nueva cumbre mundial sobre la Tierra en Río de Janeiro en la que, dijo, se revisarán los logros conseguidos desde la celebrada en esa misma ciudad en 1992.
El creciente sentimiento contra los inmigrantes indocumentados en parte de la opinión pública y la clase política de Estados Unidos, interesó al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, quien pidió un trato justo para los millones de centroamericanos que viven en ese país.
Según Zelaya, “la emigración es un derecho humano”, al tiempo que criticó a los que la quieren penalizarla, comparando esa actitud con los regímenes fascistas.
“La emigración no es, no ha sido, ni debe ser considerada nunca como un delito o una amenaza, si no como un derecho humano. La emigración no debe ser incluida ni pertenece a la agenda de seguridad de los países”, sostuvo.
En este sentido, criticó la “exagerada alza” de los aranceles que la Unión Europea (UE) aplica a sus importaciones de banano centroamericano, así como la revisión que Estados Unidos quiere hacer del Tratado de Libre Comercio firmado en 2006 con los países centroamericanos.






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