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Miércoles, 11 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Anhelamos buenas noticias

| Viernes 07 febrero, 2014




La prensa, al igual que los gobiernos, no debe ignorar ninguno de los grandes problemas de interés nacional, especialmente si están mal atendidos


Anhelamos buenas noticias

¿Hay razones para un descontento nacional que aparentemente cobró en las urnas —como la democracia manda— a los últimos gobiernos, un modelo de desarrollo que habiendo podido ser muy bueno desatendió necesidades de primer orden de la población?
¿O se trata de un “divertimento” de la prensa que se solaza informando demasiado sobre los problemas que sufre la mayor parte de los costarricenses?
¡Ojalá hubiera más noticias positivas que negativas! Sería un balance que aliviaría mucho la estresante labor de los medios de comunicación.
Hay que decir con toda claridad que son muchas las razones del descontento de la ciudadanía, y que es gracias al trabajo arduo y laborioso de la mayoría de las publicaciones, que esos ciudadanos y ciudadanas pueden enterarse de algunas cosas que atañen a la marcha del país en el que viven.
Pueden enumerarse muchas de esas razones (salud, pobreza, inequidad, despilfarro de dinero público…) pero vamos a referirnos hoy a un aspecto que, como sabemos, está entre las principales necesidades de los costarricenses: la educación.
¿Cómo se sentiría usted, madre o padre de familia si se da cuenta de que su hija o hijo no tiene aún docente para la escuela o colegio que le corresponde porque asuntos de orden administrativo no tuvieron todo listo oportunamente?
Una nota de este medio ayer da cuenta de que hay 2 mil docentes sin nombrar aún, a solo dos días de que inicie el curso lectivo.
¿Son estos, niños y hogares de segunda clase? ¿Debe la prensa evitar este tipo de publicaciones para que esas personas sientan que también desde ahí son ignorados?
Creemos que no. La prensa, al igual que los gobiernos, no debe ignorar ninguno de los grandes problemas de interés nacional, especialmente si están mal atendidos. La tarea, aunque a veces no sea agradable, es una obligación.
Es precisamente la libertad de prensa la que permite abordar los grandes temas nacionales, aunque desentrañar la realidad, no siempre visible, sea difícil.
Es justamente esa libertad de prensa, uno de los pilares importantes de nuestra democracia. Esa que no queremos perder bajo ninguna circunstancia.
 







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