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EDITORIAL


Acuerdos regionales

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 18 marzo, 2008


Editorial


El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Cafta) y, más recientemente, las negociaciones para un acuerdo de asociación con Europa han profundizado el reto que tiene la región centroamericana de reducir sus asimetrías, trabajar por una mejor distribución de la riqueza y dejar atrás las diferencias económicas y sociales que aún mantiene.

Ambos acuerdos exigen que el istmo trabaje de forma más unida y coordinada, no solo para cumplir el principio de homologación de leyes en temas como el libre tránsito, seguridad y controles aduaneros que exigen los tratados, sino también en planes que lo lleven a un desarrollo justo.

El ex presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo, ha sido uno de los líderes regionales que han impulsado la necesidad de que los países se sienten y se pongan de acuerdo sobre los nuevos retos del futuro. Habla de la necesidad de establecer un Esquipulas III.

Independientemente del nombre con el cual se bautice, es cierto que Centroamérica requiere un nuevo acuerdo regional.

Las bases creadas hace 20 años tras el proceso de pacificación fueron buenas en su momento y lograron su cometido de crear un escenario político estable que permitiera trabajar poco a poco en el crecimiento de cada país.

Sin embargo ha llegado el momento de ir más allá. Hoy existen amenazas que carcomen lentamente a las sociedades y las hacen más y más vulnerables.

Los nuevos consensos deben involucrar sin duda el combate a la corrupción, como uno de los males que nuestros países han sufrido en carne propia. Debe atacarse de frente la creciente inseguridad regional como una forma de garantizar los espacios para nuestros hijos y la tranquilidad para los inversionistas foráneos y locales.

No se puede quedar de lado la generación de políticas para evitar las desigualdades económicas. La brecha entre ricos y pobres debe ser cada vez menor, de lo contrario se estaría cultivando una sociedad enferma… inflamable.

Si queremos heredar países más fuertes y estables, economías saludables, sociedades alegres, es hora entonces de volver a sembrar.







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