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A mí me gusta Tamarindo

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 11 septiembre, 2013


BMe gusta el lema “esencial”, pero me hubiera gustado más uno que enfatizara la “libertad” que se vive en este país


A mí me gusta Tamarindo

Realmente solo hay tres “pueblos” playeros en el Pacífico y el que a mí me gusta más es Tamarindo. No es tanto por su playa, aunque es bastante bonita, ni por el hecho de que hay más de 20 restaurantes que ofrecen comida buena de todo tipo. Es cierto que hay hoteles y condominios para todo gusto y para capacidades adquisitivas diversas, pero también los ofrecen los otros dos “pueblos” —Jacó y Playas del Coco.
Lo que me gusta es que Tamarindo se ha convertido en una especie de imán para extranjeros que llegan a este pequeño centro del cantón de Santa Cruz para crear empresas y vivir sus sueños.
Establecen restaurantes, bares, centros de yoga y de tatuaje, academias de surf, salas de masaje y de belleza y otros similares, si su capital es limitado; mientras que otros con más dinero ponen edificios, hotelitos, y clubes de playa. Hay fotógrafos, artistas, diseñadores de joyería, ebanistas, músicos, chefs, enfermeras, constructores, todos viviendo y trabajando en este pueblito.
De nacionalidades personalmente conozco estadounidenses, canadienses, ingleses, israelíes, alemanes, argentinos, brasileños y chinos de Hong Kong. Pero me informan que hay de muchos países más incluyendo centroamericanos, colombianos, peruanos y australianos.
Muchos tienen niños y pocos son residentes legales de Costa Rica; salen a Nicaragua por un fin de semana cada tres meses para no sobrepasar el periodo que les otorgan con la visa de turista. Cuando muy ocasionalmente aparece “la migra” al pueblo los que pueden “desaparecen” y los demás pasan a nadar en el mar donde es difícil que lleguen los inspectores.
Las empresas de algunos quiebran después de una temporada, mientras que otros logran sobrevivir y prosperar. Pero la gran mayoría de los fundadores no quedan por más de cuatro o cinco años —venden o cierran su actividad y regresan a su país de origen.
Cuando he preguntado a los propietarios extranjeros de estas pymes la razón de su venida a Costa Rica y a este pueblo específico, dan todo tipo de explicación, pero al final de cuentas todas las historias incluyen mención que sienten que allí viven en “libertad”. Dicen que “nadie se mete” con ellos y “es difícil o imposible” encontrar lugares que ofrezcan esto en sus países.
Ven a Tamarindo con tantas de sus calles sin pavimento, con sus limitaciones de toda índole, con ojos de encanto. Para muchos es la “aventura” de su vida. La “vibra” en Playas del Coco y en Jacó no es la misma, dicen.
En lo personal considero que Costa Rica es el país de todos los que conozco que ofrece más libertad a sus habitantes y que Tamarindo es un punto que muy bien exhibe esa calidad. Siempre hay quienes quieren limitar la acción libre de los habitantes en nombre de “poner orden,” y a esos les ruego no tocar al pueblito del cantón de Santa Cruz.
Me gusta el lema “esencial”, pero me hubiera gustado más uno que enfatizara la “libertad” que se vive en este país.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com
 

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