Quizás el empeño por resolver realmente algunos de los serios problemas del país, podría generar un ambiente más favorable para la mandataria

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Obras dan buena imagen

Los esfuerzos por intentar levantar la imagen de la presidenta Laura Chinchilla son objeto de fuertes críticas por parte de unos y de justificación del hecho por parte de otros, especialmente aquellos ligados de algún modo a la administración.
No es nada nuevo, sin duda, que los gobernantes en Costa Rica y en otros países usen los mecanismos a su alcance para mejorar su imagen y la opinión que de ellos tiene la población. En este sentido, la mandataria no estaría haciendo algo nuevo.
No obstante, lo que sí es diferente quizás es la coyuntura en que se encuentre un país al momento, la difícil situación de la economía mundial y la falta de garantía de que Costa Rica esté tomando las acciones correctas para proteger sus finanzas públicas de las posibles repercusiones.
Esto se relaciona también con el hecho de que estemos en año de campaña electoral, el que no se hayan aclarado los casos de corrupción ni sentado aún las debidas responsabilidades, y la falta de solución significativa a problemas sensibles como el retraso en infraestructura, el Estado esclerótico, las listas de espera en la Caja, el estancamiento de la educación y el mantenimiento de los niveles de pobreza y desigualdad, entre otros.
Ante problemas tan serios no resueltos, que afectan día a día la calidad de vida de los costarricenses, es posible pensar que la desvaloración de la imagen de la actual administración sea también por efectos circunstanciales, especialmente relacionados a las dificultades económicas que atravesamos.
Quizás el empeño por resolver realmente algunos de los serios problemas antes enumerados, podría generar un ambiente más favorable para la mandataria, especialmente al tratarse del último año de sus labores al mando del país.
Asimismo, al evaluar el paso de los distintos mandatarios en la función pública queda la sensación de que son más las obras que las ideas lo que termina dando un juicio final o ese sentimiento que queda en los ciudadanos.