La propiedad esencial: ser dueño de sí mismo
| Sábado 20 abril, 2013
La libertad individual es un principio moral, basado en la naturaleza del ser humano. En particular, es un principio de justicia, de la abolición de la agresión en los tratos entre las personas
La propiedad esencial: ser dueño de sí mismo
Ser propietario es tener el derecho de poseer, usar y disponer de algo sobre lo que uno tiene un reclamo moral. La propiedad esencial, de la que se deriva cualquier otra, es la propiedad de sí mismo. Si uno no es dueño de sí mismo, no puede ser dueño de nada.
Del principio de ser dueño de sí mismo se deriva el derecho básico de cada ser humano de elegir su forma de vida.
Como la vida es un proceso de acciones tomadas por cada uno según su pensamiento, el derecho a elegir su forma de vida implica la libertad de tomar acciones para dar sustento a su vida y disfrutar de ella.
Es así como, del derecho de elegir su forma de vida, se derivan el derecho a la libertad de acción y expresión, el derecho a la propiedad —para dar sustento a su vida—, y el derecho a la búsqueda de la felicidad —para disfrutar su vida—.
Decía en otro artículo que un principio moral que debe prevalecer para poder vivir en una sociedad pacífica, civilizada y próspera es el de la no agresión: nadie debe iniciar el uso de la fuerza, la amenaza de la fuerza o cualquier sustituto de la fuerza, como el fraude, contra otra persona.
Todas las otras normas, como las prohibiciones contra el homicidio, la violación, el secuestro y el robo, son solo simples derivados de esa norma.
Quien quiere saber si actúa apropiadamente hacia su vecino no necesita una biblioteca de tomos legales. Solo debe preguntarse: “¿Estoy causándole a alguien una pérdida de valor mediante un acto de coacción?”.
Un Robinson Crusoe que vive solo en una isla descubre el hecho natural del mando de su mente sobre su cuerpo y sus acciones, es decir, de su propiedad natural sobre sí mismo. Es dueño de su cuerpo y su mente y está libre para adoptar cualquier fin que desee.
Crusoe es absolutamente libre en la isla desierta, en el sentido de la libertad como ausencia de agresión u hostigamiento por parte de otras personas. Pero un mundo de más de una persona requiere la protección de esa libertad natural del individuo.
Y si usted es dueño de su vida, debe tener el derecho a todo el fruto del trabajo de su cuerpo y su mente, de lo que es usted.
Decir que un gobernante, en nombre de “la sociedad”, tiene un reclamo moral sobre usted, que tiene el derecho de controlar su vida, es solo otra forma de decir que usted es un esclavo, y lo es en la medida en que se le quita ese derecho.
Quien impida o cuestione la toma de posesión que usted lleva a cabo de su persona, es decir, de la menos cuestionable de sus propiedades, pretende que usted le pertenezca a él o al menos reconoce que tiene miras sobre usted. Él entonces sería un explotador, un codicioso de los bienes ajenos, un ladrón.
La libertad individual es un principio moral, basado en la naturaleza del ser humano. En particular, es un principio de justicia, de la abolición de la agresión en los tratos entre las personas.
Nadie, incluyendo un gobernante, debe agredir o intimidar a otro ser humano.
Raúl Costales Domínguez
Escritor