Competencia a Recope, ya es hora
| Viernes 26 octubre, 2012
Competencia a Recope, ya es hora
Dos años y cinco meses tardaron en Casa Presidencial para volver la vista al problema que representan los aumentos en los combustibles para los costarricenses.
A ¢618 le salía al consumidor cada litro de gasolina súper, el día en que a Laura Chinchilla le pusieron la banda como Presidente.
A ¢768, se compra cada litro a partir de este jueves, alrededor de ¢6.700 más por cada tanque de 40 litros.
No hizo caso a ninguna advertencia. No tomó atención a las amenazas de paro que desde hace dos años comenzaron a plantear las gasolineras. Aquí, en LA REPUBLICA, escribimos hasta el cansancio del efecto negativo que estos aumentos tienen para el consumidor.
No fue sino hasta ahora, que el tema toca egos y posiblemente imagen, que se anuncian posibles medidas a tomar, a partir de la próxima semana.
Al escribir estas líneas, aún desconozco el alcance de esas medidas; sin embargo, estoy claro en cuál es la génesis del problema, y no atacarlo desde la raíz, podría ser simple demagogia y populismo.
Cuando Laura Chinchilla recibió su banda, por cada litro de plus pagábamos ¢186 por impuesto único. Este jueves iba por ¢212, un 13% más.
No proponer un alto a este robo continuo hacia el costarricense, sería como barrer la sala de la casa por encima, sin correr los sillones.
Si no se hace así, yo le propongo: aprobemos entonces una fórmula de ajuste automático trimestral para los salarios públicos y privados. Si el fin es compensar las pérdidas por inflación debería existir el mismo principio para unos y otros, ¿no es cierto?
Lo otro: no es posible que Recope, —que ni es Refinadora, ni ha vuelto a ver petróleo crudo en sus plantas desde hace mucho— siga utilizando en su infame fórmula los precios de referencia del West Texas Intermediate (WTI), cuando es el mercado que menos utiliza para obtener los combustibles.
Lo correcto sería que por fin nos diga de qué países compra cada gota de gasolina y diesel y a qué precio, y que esos sean los precios reales que reporte ante la Aresep para la fijación tarifaria. ¿Será, por cierto, que nos comparten esta información y la hacen pública?
De paso, no estaría mal entrarle a una eventual liberalización de precios. La excusa, de que Recope existe para garantizar el abasto, es una afirmación ya pasada de moda en tiempos de apertura y globalización.
Como consumidor, me encantaría poder elegir la estación de servicio en la cual “fullear” mi carro, según el precio y calidad de combustibles que me ofrezcan. Debería permitirse la importación a otras empresas, y que al igual que valientemente y eficientemente lo hacen el ICE, el INS, y los bancos, Recope tenga competencia en la importación, y la conviertan en una empresa eficiente, sin tanta grasa estática en sus arterias.
Me alegro que dos años y ocho meses después, por fin la señora Presidente y los miembros de su gabinete se den cuenta del país en el que vivimos el resto. Los invito a que en el futuro usen un poco menos los carros que da el Estado… el contacto con la gente es más valioso que la reacción a cualquier encuesta de opinión.
Luis Valverde
lvalverde@larepublica.net
Dos años y cinco meses tardaron en Casa Presidencial para volver la vista al problema que representan los aumentos en los combustibles para los costarricenses.
A ¢618 le salía al consumidor cada litro de gasolina súper, el día en que a Laura Chinchilla le pusieron la banda como Presidente.
A ¢768, se compra cada litro a partir de este jueves, alrededor de ¢6.700 más por cada tanque de 40 litros.
No hizo caso a ninguna advertencia. No tomó atención a las amenazas de paro que desde hace dos años comenzaron a plantear las gasolineras. Aquí, en LA REPUBLICA, escribimos hasta el cansancio del efecto negativo que estos aumentos tienen para el consumidor.
No fue sino hasta ahora, que el tema toca egos y posiblemente imagen, que se anuncian posibles medidas a tomar, a partir de la próxima semana.
Al escribir estas líneas, aún desconozco el alcance de esas medidas; sin embargo, estoy claro en cuál es la génesis del problema, y no atacarlo desde la raíz, podría ser simple demagogia y populismo.
Cuando Laura Chinchilla recibió su banda, por cada litro de plus pagábamos ¢186 por impuesto único. Este jueves iba por ¢212, un 13% más.
No proponer un alto a este robo continuo hacia el costarricense, sería como barrer la sala de la casa por encima, sin correr los sillones.
Si no se hace así, yo le propongo: aprobemos entonces una fórmula de ajuste automático trimestral para los salarios públicos y privados. Si el fin es compensar las pérdidas por inflación debería existir el mismo principio para unos y otros, ¿no es cierto?
Lo otro: no es posible que Recope, —que ni es Refinadora, ni ha vuelto a ver petróleo crudo en sus plantas desde hace mucho— siga utilizando en su infame fórmula los precios de referencia del West Texas Intermediate (WTI), cuando es el mercado que menos utiliza para obtener los combustibles.
Lo correcto sería que por fin nos diga de qué países compra cada gota de gasolina y diesel y a qué precio, y que esos sean los precios reales que reporte ante la Aresep para la fijación tarifaria. ¿Será, por cierto, que nos comparten esta información y la hacen pública?
De paso, no estaría mal entrarle a una eventual liberalización de precios. La excusa, de que Recope existe para garantizar el abasto, es una afirmación ya pasada de moda en tiempos de apertura y globalización.
Como consumidor, me encantaría poder elegir la estación de servicio en la cual “fullear” mi carro, según el precio y calidad de combustibles que me ofrezcan. Debería permitirse la importación a otras empresas, y que al igual que valientemente y eficientemente lo hacen el ICE, el INS, y los bancos, Recope tenga competencia en la importación, y la conviertan en una empresa eficiente, sin tanta grasa estática en sus arterias.
Me alegro que dos años y ocho meses después, por fin la señora Presidente y los miembros de su gabinete se den cuenta del país en el que vivimos el resto. Los invito a que en el futuro usen un poco menos los carros que da el Estado… el contacto con la gente es más valioso que la reacción a cualquier encuesta de opinión.
Luis Valverde
lvalverde@larepublica.net