Buena rebaja en deuda política, pero falta más
| Lunes 24 junio, 2013
Es necesario que los diputados aprueben una nueva rebaja a la deuda política. Solo queda un mes y medio para hacer esto realidad
Buena rebaja en deuda política, pero falta más
Hay que reconocer y felicitar la buena actitud de los políticos que han manifestado su acuerdo a que se rebaje el monto de la deuda política.
Esa reducción, que por el momento será de ¢7 mil millones, se reservará para financiar las elecciones de alcaldes en 2016.
Desde el año pasado, cuando el Tribunal Supremo de Elecciones fijó el presupuesto para la deuda de esta campaña en ¢43 mil millones, LA REPÚBLICA comenzó a señalar la urgencia de rebajar ese monto que hubiera representado un incremento de más del 100% en comparación con la cifra que se pagó en la campaña anterior.
Algo que no es congruente con la actual situación del país, ya que en ese año el gobierno gastará unos ¢600 mil millones, más de lo que ingrese.
Es por ello que este medio insiste en que debe rebajarse más aún el monto de la deuda política. Hay varias iniciativas ya en estudio por parte de los legisladores para reducir el monto hasta llevar la cifra a ¢24 mil millones.
La medida ha sido bien recibida por varios aspirantes lo cual también felicitamos porque demuestra, al menos en este punto, cómo es que la palabra austeridad puede pasar de la retórica a la realidad.
Si esto hubiéramos hecho, desde administraciones anteriores, en otros rubros que no sean los esenciales para atender las necesidades prioritarias de la población, tal vez el país no habría tenido que comenzar a tener una deuda externa que no debemos permitir que aumente hasta tornarse inmanejable.
Ahora, y retornando a la deuda política, es necesario que los diputados pasen de las palabras a los hechos y demuestren haber tomado conciencia de que debe rebajarse aún más su monto. Solo queda un mes y medio para hacer esto realidad.
Quizás, esta nueva rebaja, en caso de que se lleve a cabo, sirva incluso para despertar la creatividad en las agrupaciones y encuentren estas las formas de dar a conocer a la población sus programas y las estrategias y recursos con que piensan llevarse a la práctica, sin tener que gastar grandes cantidades de dinero.
Muy especialmente lo lograrían, si renunciaran a los insultos y ofensas mutuas. Recordemos que la población votante está ya saturada de ese tipo de campañas de poca altura y ávida de algo nuevo, de planes que solucionen los problemas más apremiantes de la población y presupuestos nacionales que reflejen esos planes.
Hacemos pues un nuevo llamado a que se apruebe una rebaja más a la deuda política y a que los dineros sean luego empleados con el cuidado, la inteligencia y la transparencia debidos.