Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 06 noviembre, 2009
El mejor equipo del mundo conquistó la Serie Mundial de Béisbol.
¡Yanquis de Nueva York!
El título quedó en las mejores manos y aquí sí cabe el término, porque el deporte rey se juega básicamente con las manos.
La familia Steinbrenner aflojó la billetera y obstinados los el clan de no ver a sus consagrados reinar en el Clásico de Otoño desde 2000, se lanzaron al mercado con el bolsillo abierto y en un derroche de poderío económico, se gastaron la módica suma de $1.600 millones en salarios para comprar lo que había que comprar. No firmaron a Manny Ramírez porque les dio “penilla”.
Tres peces no gordos, gordísimos, se instalaron en la cueva de Joe Girardi: C.C. Sabathia, A.J. Burnett y Max Texeira; Nick Swisher fue el primer fichaje para los jardines.
Con estos cuatro beisbolistas formaron un equipo completo, principal candidato al título y lógico soberano de la temporada: misión cumplida.
Quienes hemos tenido la suerte de estar en varias oportunidades sentados en el Yankee Stadium (lo hicimos esta temporada en la serie inaugural del nuevo coliseo contra los Indios), sabemos y palpamos que la ultra yanquista se desvive por tres de sus ídolos, de pura cepa local: Derek Jeter, Mariano Rivera y Jorge Posada. Estos futuros miembros del Salón de la Fama se ganan el alma yanquista. Favoritos y mimados de la fanaticada. A Andy Pettitte le rinden un afecto especial, amor y desamor pero cuentan con un nuevo ídolo que aún no explota: Joba Chamberlain, a quienes los seguidores de los Mulos, aman.
Sobra aprecio y cariño para Godzila.
En un tercer nivel de afecto están otros jugadores del semillero local: Robinson Cano y Melky Cabrera, quienes, y a pesar de su talento, juegan bajo la sombra de Alfonso Soriano y sobre todo, Berny Williams, este último una joya para los fanáticos del Bronx.
En las gradas, los yanquistas tienen muy buena comunicación con Johnny Damon y Swisher, porque estos son vacilones y hacen bromas con el público. Es común ver a Nick dibujar a las gradas un gesto similar al que Bill “Escopeta” González, hace cuando mete un gol.
Y, a la artillería pesada, Alex Rodríguez y ahora Max Texeira, los seguidores de los Bombarderos les agradecen precisamente la metralla que aportan, pero no los aman con la intensidad con que ofrecen sus corazones a Mariano, Jeter y Jorge.
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