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COLUMNISTAS


Las contradicciones de Arias

Arnoldo Mora mora_arnoldo@hotmail.com | Martes 30 octubre, 2007


Ha sido característica de Arias, tanto en su gobierno pasado como parece ser también en el actual, el dar prioridad a la política exterior. El tema central de la política internacional en su anterior gobierno fue la paz en la región, que culminó con un éxito reconocido mundialmente. En el presente gobierno busca igualmente asumir un papel de idénticas proporciones, pero esta vez buscando hacer realidad lo que se ha convertido en su actual prioridad: la plena inserción de la región, liderada por Costa Rica y su gobierno, en el nuevo orden económico y político mundial.

Para alcanzar tan ambicioso como auspicioso objetivo, Oscar se propuso lograr un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y establecer, el primero en la región, relaciones plenas con la China Popular, la gran potencia emergente de las últimas décadas y de la cual se augura que será la primera potencia mundial en las próximas décadas. En ambos escenarios está obteniendo un significativo éxito, inspirado en ese mismo realismo que invocó como justificación para trasladar nuestra Embajada de Israel de Jerusalén a Tel-Aviv. Realismo político y diplomático en el caso del Oriente Medio en busca de puentes para el acercamiento con los países musulmanes que él considera “moderados”, realismo económico y comercial en el caso del establecimiento de relaciones plenas con la otrora tan temida y hoy tan codiciada China de Mao.

Sin embargo, en su periplo por el mundo el canciller Stagno no invocó el consabido “realismo” para atraer el voto decisivo de los países africanos y asiáticos, sino todo lo contrario: un discurso de tono deliberadamente idealista más acorde con la condición de Premio Nobel de la Paz del actual mandatario costarricense. La jugada en el ajedrez mundial en este último caso, ha sido más riesgosa pero también más noble. Se trata de emprender una cruzada diplomática en contra del comercio de armas y de sus principales e inescrupulosos beneficiarios: esos mismos grandes países que estarán a su lado ocupando un sitial permanente en el más importante foro de la diplomacia mundial, como es el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esto le valió el aplauso y el voto de muchos países de Africa y Asia que culminó con la significativa abstención de los gobiernos del Caribe, lo cual le posibilitó a Costa Rica obtener una abundante votación en la tercera y decisiva ronda.

Tanto en el establecimiento de relaciones diplomáticas y posterior viaje a China, como en la elección de nuestro país en el Consejo de Seguridad de la ONU, Arias ha mostrado un realismo que es la concreción de una política de avanzada que merece el aplauso de sus compatriotas, en contraste con su política interior, donde su repudiable “tiranía en democracia” lo lleva a una obstinada renuencia a dialogar con quienes rehúsan por patriotismo y dignidad personal a comportarse como cortesanas. Esta actitud de Arias ha ahondado un antagonismo que no es más que la dramática expresión de una Costa Rica dividida, haciendo realidad aquello de: “Candil de la calle y oscuridad de la casa”. Si Oscar no es capaz de construir la paz social y la unidad dentro, borrará con el codo lo que está escribiendo fuera con la mano… y el país, lo mismo que la opinión pública mundial, se lo cobrarán.

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