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De la cárcel a la Presidencia del Congreso

Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Miércoles 02 mayo, 2012




De la cárcel a la Presidencia del Congreso
Por dos años estuvo en prisión, y ahora es uno de los políticos más importantes del país

La vida da segundas oportunidades y Víctor Emilio Granados, nuevo presidente del Congreso, es prueba de ello.
Proveniente de una familia humilde de los barrios del Sur, el legislador de Accesibilidad sin Exclusión (PASE) sabe lo que es tocar fondo, redimirse y convertirse en un hombre nuevo bajo la guía de su familia y de Dios.
Tras haber estado en la cárcel por una estafa cometida contra el Banco Nacional, se convirtió en un hombre de bien, y ahora es el máximo jerarca del Congreso.
La historia de Granados empieza mucho tiempo atrás, en una vieja casa de madera en barrio La Dolorosa en San José, donde creció arropado por sus hermanos, primos, tíos, madre y abuela.
Aquella capital era muy distinta a la de ahora, no había verjas, ni parqueos, mucho menos inseguridad o delincuencia.
Sin embargo, su apacible vida se vio alterada de golpe un domingo 13 de agosto de 1972, cuando infarto al corazón, acabó con la vida de su padre Paúl Granados en un abrir y cerrar de ojos.
La impresión de ver a su progenitor morir, fue algo que le quedó grabado no solo en su memoria, sino también en su corazón.
La partida prematura de su padre generó en él un resentimiento y al mismo tiempo, una rebeldía contra la autoridad que su padre representaba como juez.
Años después, con la sabiduría que otorga la madurez, el legislador Granados asegura que su desafío a la justicia fue en parte un reclamo a su padre fallecido, pues “crecí enojado con él sin entender por qué”.
A los 23 años, los malos pasos lo llevaron a unirse a una banda para cometer una estafa, error que lo persiguió durante una década.
En 1989 fue acusado de formar parte de una banda que hacía depósitos inexistentes en una cuenta bancaria. A partir de ahí, el temor de caer preso lo acompañó día y noche.
Los juicios interminables, las revisiones de sentencia y las apelaciones se acabaron en 2000, cuando los tribunales lo condenaron a ocho años de cárcel.
Para Granados, la sentencia llegó en el peor momento, pues su vida ya había dado un giro. Siete años antes había contraído matrimonio y ya era padre de familia.
Al llegar a la cárcel, vio cómo los jóvenes se perdían en la oscuridad de la mano de la droga, la prostitución y el robo.
Ante esta adversidad, el recuerdo de su familia y la fe inquebrantable en Dios, se convirtieron en sus escudos.
Debido a su buen comportamiento y a su promesa de estudiar y trabajar, la Justicia le dio una nueva oportunidad de rehacer su vida y salió bajo libertad condicional, dos años después de haber ingresado a la prisión.
Inmediatamente se matriculó en la Universidad Cristiana del Sur, para estudiar derecho.
Ahí conoció a Oscar López, quien lo invitó a formar el PASE.
En 2006 y 2010, López obtuvo su diputación y Granados empezó a trabajar en el Congreso como asesor.
En 2010 Granados fue electo diputado por el PASE y tras dos años como jefe de fracción, ayer se convirtió en el nuevo Presidente del Congreso.

Esteban Arrieta
earrieta@larepublica.net






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