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COLUMNISTAS


Una religión oficial

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 09 septiembre, 2009


Que un país tenga una religión oficial se ha convertido en algo anacrónico. Ahora que Costa Rica está frente a un proyecto para reformar a la Constitución Política con el fin de eliminar esa relación oficial, es importante analizar las implicaciones de un cambio de esa índole.

Al ser la católica la oficial costarricense, el clero, y en especial la jerarquía, se siente con el derecho de pronunciarse sobre asuntos nacionales de todo tipo. La mayoría de las veces cuando se pronuncian, escogen temas que abarcan los valores morales en algún contexto lógico, tomando en cuenta quienes son ellos, pero también se involucran de vez en cuando en asuntos netamente políticos —una cárcel en Pococí, los sindicatos de los muelles de Limón, las acciones del presidente Oscar Arias, la minería a cielos abiertos, y el TLC. Como son “oficiales” se sienten con derecho de hacerlo.

Si dejan de ser “oficiales,” se supone que siempre podrán declarar su posición los cleros católicos sobre asuntos de valores morales, y ser respetados por muchos cuando lo hagan, pero si intentaran involucrarse en temas netamente políticos, las autoridades gubernamentales pudieran amonestarles por su injerencia. Como ciudadanos tendrían el derecho de dar a conocer sus opiniones sobre la política, pero jamás desde el púlpito, como a menudo ocurre ahora.

Al eliminar la relación oficial se estaría estableciendo lo que dice la Biblia “dar a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios.” Actualmente el clero católico con frecuencia ignora esa división, y no siempre es positivo para la sociedad ni tampoco para la Iglesia misma, que termina antagonizando innecesariamente feligreses que discrepan con su posición política.

Al ver la situación en el resto del mundo, se nota que cada vez son menos las naciones que tienen una religión oficial. En Inglaterra es la anglicana, y la ironía es que muchos de los templos de esa religión se han convertido informalmente en una especie de museo, dada la poca asistencia a sus servicios. En la América Latina sobresalen Costa Rica y Panamá que tienen a la católica —sus templos no se han convertido informalmente en museos, pero los católicos costarricenses que asisten a servicios tres o más veces al mes son ahora apenas un 20 por ciento. En Panamá es un porcentaje menor.

Hay varios países donde la mayoría de la población es católica, pero donde no es oficial esa religión; sigue siendo la jerarquía de mucha importancia en la formación de los valores morales, pero no reciben subsidios del estado para ejercer esa influencia. Italia, país que comparte capital con el estado que es el Vaticano, no tiene religión oficial.

Es importante tomar nota que no todos los países poblados predominantemente por seguidores de la religión musulmana tienen al Islam como la oficial. Por ejemplo Siria y Jordania, vecinos de Israel, no tienen una fe oficial y el estado judío tampoco tiene. Irán, Egipto y Arabia Saudita sí reconocen al Islam como oficial y suprimen a otras religiones.

¿Cuáles serían las desventajas de cambiar la Constitución Política para eliminar la religión oficial? Para los matrimonios católicos, el sacerdote ya no podría ejercer como un representante del Registro Civil. Los católicos tendrían que casarse por lo civil y luego si quisieran una ceremonia religiosa, la podrían celebrar igual que hacen los de otras creencias. ¡Unicamente!

cdenton@cidgallup.com

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