Una abrazo con arte para Japón
Carolina Barrantes redaccion@larepublica.net | Jueves 13 octubre, 2011
Una abrazo con arte para Japón
Una obra de diez metros de altura envía un mensaje de fraternidad y solidaridad de los costarricenses al pueblo japonés, que sufrió los embates de un terremoto y tsunami en marzo anterior.
La pieza es un mural llamado “Hanami”, que hace referencia al periodo en el que florecen los cerezos y en el que los japoneses acuden en masa a parques y jardines a contemplar los cerezos en flor.
La obra se ubica en las afueras de la Galería Klaus Steinmetz en San Rafael de Escazú y fue gestada por el artista nacional John Juric junto con otros 11 colegas.
Los artistas duraron cerca de dos semanas en llevarla a buen término y emplearon más de 2 mil platos plásticos blancos y pintura roja para darle forma.
El resultado es un mural de gran tamaño en el que se puede apreciar la imagen de un templo budista de gran tamaño.
“El arte tiene la fuerza de expresar lo que se siente, lo que se piensa. La energía positiva plasmada en la obra, los buenos sentimientos y la infinita solidaridad con la que fue forjada, tocará como un cálido abrazo el corazón del pueblo japonés”, afirmó Tomoya Yamaguchi, agregado cultural de la Embajada de Japón, quien participó en la inauguración de la obra el martes anterior.
Carolina Barrantes
cbarrantes@larepublica.net
Una obra de diez metros de altura envía un mensaje de fraternidad y solidaridad de los costarricenses al pueblo japonés, que sufrió los embates de un terremoto y tsunami en marzo anterior.
La pieza es un mural llamado “Hanami”, que hace referencia al periodo en el que florecen los cerezos y en el que los japoneses acuden en masa a parques y jardines a contemplar los cerezos en flor.
La obra se ubica en las afueras de la Galería Klaus Steinmetz en San Rafael de Escazú y fue gestada por el artista nacional John Juric junto con otros 11 colegas.
Los artistas duraron cerca de dos semanas en llevarla a buen término y emplearon más de 2 mil platos plásticos blancos y pintura roja para darle forma.
El resultado es un mural de gran tamaño en el que se puede apreciar la imagen de un templo budista de gran tamaño.
“El arte tiene la fuerza de expresar lo que se siente, lo que se piensa. La energía positiva plasmada en la obra, los buenos sentimientos y la infinita solidaridad con la que fue forjada, tocará como un cálido abrazo el corazón del pueblo japonés”, afirmó Tomoya Yamaguchi, agregado cultural de la Embajada de Japón, quien participó en la inauguración de la obra el martes anterior.
Carolina Barrantes
cbarrantes@larepublica.net