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Timo con autos chatarra

Fabio Parreaguirre fparreaguirre@larepublica.net | Miércoles 26 junio, 2013


Los vehículos reconstruídos ponen en peligro al chofer y pasajeros, así como a las personas que andan en otro automotor o a los peatones, por tener en el peor de los casos el chasis torcido o mala calidad de los repuestos.


Consumidores engañados compran vehículos reconstruidos

Timo con autos chatarra

LA REPÚBLICA propone las formas de protegerse

Comprar autos usados en algunos casos sería un riesgo, porque algunas empresas importan vehículos “chatarra”, los reconstruyen acá y los venden como “seminuevos”, en perjuicio del consumidor.

Ese tipo de negocio además afecta a los importadores éticos de automotores usados, así como a las agencias de carros nuevos.
Este negocio es ilegal desde inicios de año, ya que una ley establece que ninguna persona puede importar vehículos declarados como pérdida total en otro país.
Sin embargo, no hay inspección adecuada, ni rigurosa y se sigue dando este timo.
Por eso, es importante para cualquier comprador protegerse, al aplicar cualesquiera de varias medidas que existen.
Hasta un 30% de los carros usados importados en años anteriores puede que fueran declarados como pérdida en su mercado de origen, estamos investigando muchos casos y plantearemos denuncias, dijo Carlos Aguilar, vocero de la Asociación de Importadores de Vehículos y Maquinaria, gremio de los automóviles nuevos.
Esta práctica permite a una empresa local, comprar un carro chatarra a un precio sumamente bajo en mercados internacionales.
Una vez importado en el país, lo arregla y vende por un precio parecido a el de un carro en buenas condiciones, de modo que tiene un margen de utilidad de hasta un 300%, estima Aguilar.
Mientras tanto, el consumidor estaría pagando un precio alto, por un vehículo que no debe manejarse por ser inseguro, por chasis torcido y la calidad de los repuestos.
En cualquier caso, esta clase de vehículos pone en peligro al chofer y pasajeros, así como a las personas que andan en otro automotor, ya que podría provocar un accidente por su mala condición.
El negocio de los autos chatarra además afecta a los vendedores de los vehículos usados decentes.
En la medida en que una parte del consumo total en este sector sea dedicado a esos vehículos peligrosos, hay menos recursos para los demás.
Desde inicios de año es prohibido importar vehículos declarados como pérdida total en otro país, de acuerdo con una ley.
Aduanas es el primer filtro, para detectar el incumplimiento, seguido por la inspección de Riteve.
Sin embargo, ningún consumidor puede contar con la certeza de que un vehículo no haya burlado esta verificación.
Mientras tanto, la multa máxima para quienes irrespetan la ley es de ¢1,5 millones, la cual no sería un gran desincentivo para un importador que esté lucrando con este tipo de negocio.
En estas circunstancias, es importante para quien planee comprar un carro usado, identificar el origen del vehículo, mediante el sitio estadounidense www.carfax.com y el número de VIN.
Todo carro de origen norteamericano —la principal fuente de los usados— lleva el llamado número VIN, equivalente a la cédula de una persona.
Con ese dato, se puede saber, si el auto tuvo algún percance.
Otra defensa es la verificación del kilometraje, aprovechando el mismo sitio.
Si el odómetro tiene una cifra menor a la reportada cuando el auto se importó, mejor no lo compre por la diferencia numérica.
La situación se complica, en el caso de un vehículo importado de otro país.
Sin embargo, se puede exigir al vendedor una copia del título de propiedad, y la declaración jurada para nacionalizar el carro en aduanas, obligatorios para el ingreso legal a nuestro país.

 

Fabio Parreaguirre
fparreaguirre@larepublica.net







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