Televisión, un medio bajo creciente presión
| Miércoles 21 noviembre, 2007
Medio celebra su hoy su Día Internacional, bajo críticas de su verdadero aporte a la sociedad
Televisión, un medio bajo creciente presión
Críticos consideran que empresas obvian postulados de informar, educar y entretener
Aparición de nuevas tecnologías reta al aparato tradicional
Madrid
EFE
La rentabilidad y la audiencia se han convertido en los puntos cardinales de la programación televisiva cuando mañana, 21 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la Televisión.
Esta fecha, que fue propuesta en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 17 de diciembre de 1996 para promover una televisión con contenidos por la paz, la seguridad, el desarrollo económico y social y la profundización de los intercambios culturales, supone un acto de reflexión sobre qué es lo que la televisión está aportando a la sociedad.
La televisión, el medio de comunicación que aúna más poder, está viviendo sus horas más bajas. La programación de una máquina de entretenimiento que, según sus críticos, obvia la clásica máxima de informar, educar y entretener y muestra una lacra ética y moral, es un factor sobre el que alertan algunos expertos.
El presentador español Iñaki Gabilondo, en el reciente Foro “Transformar la televisión. Otra TV es posible”, señaló que “la industria de la comunicación se ha apoderado de la comunicación” y que la televisión “se entiende hoy en día como una pura mercancía”.
Por su parte, el catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Enrique Bustamante, mantiene que la televisión “no es un negocio como cualquier otro” y que la presión de la rentabilidad y el éxito rápido conlleva el deterioro de los contenidos educativos y sociales y que se programe telebasura.
Y, a su vez, que los contenidos se destinen a la población con poder adquisitivo, olvidándose de los niños y los adolescentes (hasta los 17 años) y de los mayores de 60 años, añadió.
Las características globales de la televisión son, según este estudioso, la repartición del mercado, la deserción de las generaciones jóvenes, la caída de los GPRs (medida de audiencia publicitaria), el incremento del impacto de la televisión local y la insatisfacción del televidente.
La difusión de la televisión en el teléfono celular, el iPod e Internet es el tema estrella en las grandes citas de tecnología audiovisual.
La cuestión es si esta nueva forma de emisión va a incrementar no sólo el acceso a ella, sino la calidad de los contenidos.
El crítico de televisión Ramón de España duda que “vaya a haber grandes avances” y de la capacidad redentora de Internet, que heredará las “malas viejas prácticas”.
Mientras, el profesor Bustamante cree que Internet está “renovando falsas utopías” porque en la práctica repite fórmulas de elementos pobres y de escaparate, y que su influencia “no se puede evaluar” hasta el momento.
Vint Cerf, uno de los científicos que hace treinta años crearon Internet, señaló el pasado 26 de agosto en el Festival Internacional de Televisión en Edimburgo que están contados los días de la televisión actual, y predijo que pronto la mayoría verá la televisión a través de Internet.
Otra de las cuestiones en materia de Internet es el número de internautas. Según el último informe la Fundación Orange, que forma parte del Grupo France Telecom, aunque en el 2006 se superó la barrera de los 1.000 millones de usuarios de Internet en todo el mundo, en algunas naciones, como las de la cuenca del Mediterráneo, el crecimiento registrado sigue siendo insuficiente.
Por otro lado, ¿hasta qué punto la calidad de la programación televisiva depende de la actitud del espectador, de su capacidad de elección?. Como señaló Gabilondo, “la batalla está en el seno de la mente de las personas que vayan a oponer resistencia”.
La forma de ver la televisión ha cambiado, el zapping ha generado falta de profundización y de continuidad por parte del espectador, y existe un desconocimiento por parte de las cadenas de los intereses reales de los receptores que se basan en estadísticas con fórmulas obsoletas.
Así, el share y la rentabilidad inmediata influyen en el rendimiento de los profesionales y en la continua y progresiva precarización del trabajo junto con el desarrollo de la fórmula del informador multimedia, señaló Bustamante.
En conclusión, como el director del Foro, Luis Miguel Domínguez, resumió, vivimos unos tiempos en los que se piden más documentales de mamíferos porque “dan más audiencia que las aves”.
Televisión, un medio bajo creciente presión
Críticos consideran que empresas obvian postulados de informar, educar y entretener
Aparición de nuevas tecnologías reta al aparato tradicional
Madrid
EFE
La rentabilidad y la audiencia se han convertido en los puntos cardinales de la programación televisiva cuando mañana, 21 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la Televisión.
Esta fecha, que fue propuesta en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 17 de diciembre de 1996 para promover una televisión con contenidos por la paz, la seguridad, el desarrollo económico y social y la profundización de los intercambios culturales, supone un acto de reflexión sobre qué es lo que la televisión está aportando a la sociedad.
La televisión, el medio de comunicación que aúna más poder, está viviendo sus horas más bajas. La programación de una máquina de entretenimiento que, según sus críticos, obvia la clásica máxima de informar, educar y entretener y muestra una lacra ética y moral, es un factor sobre el que alertan algunos expertos.
El presentador español Iñaki Gabilondo, en el reciente Foro “Transformar la televisión. Otra TV es posible”, señaló que “la industria de la comunicación se ha apoderado de la comunicación” y que la televisión “se entiende hoy en día como una pura mercancía”.
Por su parte, el catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Enrique Bustamante, mantiene que la televisión “no es un negocio como cualquier otro” y que la presión de la rentabilidad y el éxito rápido conlleva el deterioro de los contenidos educativos y sociales y que se programe telebasura.
Y, a su vez, que los contenidos se destinen a la población con poder adquisitivo, olvidándose de los niños y los adolescentes (hasta los 17 años) y de los mayores de 60 años, añadió.
Las características globales de la televisión son, según este estudioso, la repartición del mercado, la deserción de las generaciones jóvenes, la caída de los GPRs (medida de audiencia publicitaria), el incremento del impacto de la televisión local y la insatisfacción del televidente.
La difusión de la televisión en el teléfono celular, el iPod e Internet es el tema estrella en las grandes citas de tecnología audiovisual.
La cuestión es si esta nueva forma de emisión va a incrementar no sólo el acceso a ella, sino la calidad de los contenidos.
El crítico de televisión Ramón de España duda que “vaya a haber grandes avances” y de la capacidad redentora de Internet, que heredará las “malas viejas prácticas”.
Mientras, el profesor Bustamante cree que Internet está “renovando falsas utopías” porque en la práctica repite fórmulas de elementos pobres y de escaparate, y que su influencia “no se puede evaluar” hasta el momento.
Vint Cerf, uno de los científicos que hace treinta años crearon Internet, señaló el pasado 26 de agosto en el Festival Internacional de Televisión en Edimburgo que están contados los días de la televisión actual, y predijo que pronto la mayoría verá la televisión a través de Internet.
Otra de las cuestiones en materia de Internet es el número de internautas. Según el último informe la Fundación Orange, que forma parte del Grupo France Telecom, aunque en el 2006 se superó la barrera de los 1.000 millones de usuarios de Internet en todo el mundo, en algunas naciones, como las de la cuenca del Mediterráneo, el crecimiento registrado sigue siendo insuficiente.
Por otro lado, ¿hasta qué punto la calidad de la programación televisiva depende de la actitud del espectador, de su capacidad de elección?. Como señaló Gabilondo, “la batalla está en el seno de la mente de las personas que vayan a oponer resistencia”.
La forma de ver la televisión ha cambiado, el zapping ha generado falta de profundización y de continuidad por parte del espectador, y existe un desconocimiento por parte de las cadenas de los intereses reales de los receptores que se basan en estadísticas con fórmulas obsoletas.
Así, el share y la rentabilidad inmediata influyen en el rendimiento de los profesionales y en la continua y progresiva precarización del trabajo junto con el desarrollo de la fórmula del informador multimedia, señaló Bustamante.
En conclusión, como el director del Foro, Luis Miguel Domínguez, resumió, vivimos unos tiempos en los que se piden más documentales de mamíferos porque “dan más audiencia que las aves”.