Políticas públicas de peso
Vilma Ibarra vilma.ibarra@gmail.com | Miércoles 15 febrero, 2012
Hablando Claro
Políticas públicas de peso
La Primera Dama de los Estados Unidos tiene metas más ambiciosas que la NASA. Se ha impuesto a fuerza de determinación, estrategia y movimiento luchar contra el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad, promoviendo el ejercicio físico y trasladando los hábitos alimenticios de la cocina de la Casa Blanca a la de los hogares estadounidenses; pasando para lograrlo claro está por las sodas escolares. Michelle Obama acaba de lanzar las nuevas directrices dietéticas para los comedores: menos sal, menos grasa, más productos lácteos descremados y dosis dobles de vegetales y frutas.
Por supuesto, el asunto viene a colación dada la tajante negativa que sostienen unos empresarios victimizados porque los Ministerios de Salud y de Educación tuvieron la osadía de darle el banderazo de salida a una política pública de regulación urgente y necesaria de la oferta de alimentos disponibles en las sodas de escuelas y colegios.
En los Estados Unidos, la señora Obama pudo encontrar la vía para implementar la ambiciosa reforma sanitaria sin necesidad de pasar por el Congreso ni otras entidades gubernamentales. Aquí también, excepto por un par de escollos. La propuesta tica ya llegó a los tribunales contenciosos administrativos y sin duda pasará luego a la Sala Constitucional. Cuesta tanto dar un paso adelante para intentar una pequeña pero profunda transformación en nuestra sociedad, que si no fuera por la gravedad de los males que se pretenden atacar sería más fácil voltear la página y dedicarse a otras tareas. Pero no es posible. Porque resulta que este es uno de los más acuciantes desafíos que tenemos que enfrentar en este siglo XXI junto con el cambio climático, la exclusión social y la violencia. El sobrepeso y la obesidad han ganado terreno desde 1980 y la tendencia es creciente en América Latina.
La mala noticia es que, de acuerdo con las proyecciones mundiales, para el año 2020 Costa Rica junto con Venezuela, Guatemala, Uruguay, República Dominicana y México será parte del grupo de naciones con mayor obesidad en el mundo. Los estilos de vida acelerados junto con el mayor acceso a comidas rápidas y el sedentarismo, nos están literalmente matando. Países como México, alarmados por las enfermedades crónicas asociadas a la gordura, han emitido hasta leyes antiobesidad.
De modo que la política pública orientada a la regulación de la oferta alimenticia en los centros educativos no debe ser asumida como un pulso de poder. No responde a un capricho ministerial. No pretende “quebrar” a nadie en su empeño empresarial. Solo responde a una indelegable responsabilidad de actuar ya en la dirección correcta: la de ayudar a rescatar la deteriorada ingesta de alimentos como parte del proceso educativo de niñas, niños y adolescentes. Incluso en contra de nosotros los adultos.
Vilma Ibarra
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