Plan Nacional de Descarbonización presenta lento avance en transformación de flota vehicular a cero emisiones

Aunque Costa Rica aspira a cerrar el 2022 con el cumplimento de al menos un 83% de las metas de la primera etapa –cimientos- de su Plan Nacional de Descarbonización, la evolución hacia una flota vehicular cero emisiones es la iniciativa que menos ha avanzado.

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Y es que a pesar de que el sector transporte es el responsable de producir casi la mitad de todas las emisiones de gases efecto invernadero, porcentualmente, apenas alcanza un 33% de las metas planteadas, por lo que finalizaría el año con un avance de menos de la mitad.

De hecho, solo un 11,5% de las instituciones públicas (37) han avanzado en la inclusión de criterios para la adquisición de vehículos cero emisiones, con un total de 373 unidades eléctricas adquiridas.

“La transformación de la flota vehicular, de una contaminante a una limpia, que se contempla en los tres primeros ejes del plan y que involucra una movilidad sostenible en el transporte público, cambios en el transporte liviano para que esté nutrido de energía renovable, sin dejar de lado el transporte de carga, se puede catalogar como tarea compleja, ya que no solo involucra las acciones y coordinación desde el Ejecutivo, sino también es un reto país en el que debe tomar un papel activo el sector empresarial privado y la ciudadanía, que es donde está la mayor cantidad de unidades en el país” expresó Jairo Quirós Tortós, experto en electromovilidad de la Universidad de Costa Rica.

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Ya a nivel general, el Plan Nacional de Descarbonización, publicado en 2019 y que convirtió al país en uno de los primeros en presentarlo al mundo, a febrero de este año alcanzaba en su primera etapa apenas un 61%, de sus metas, con un 22% de iniciativas en marcha y un 17% que no se ha ejecutado, esto sin tomar en cuenta que aún le quedan dos etapas más de camino al 2050.

El plan está estructurado en 10 ejes estratégicos principales, los cuales apuestan por un modelo de desarrollo basado en la bioeconomía, el crecimiento verde, el mejoramiento de la calidad de vida de la ciudadanía y la inclusión social y está dividido en tres etapas –cimientos- (2018-2022), -inflexión- (2023-2030) y -normalización del cambio o despliegue masivo- (2031-2050), esto según las metas establecidas en el Acuerdo de París.

Se complementa además con ocho estrategias transversales que están orientadas en habilitar una transición justa del modelo de desarrollo económico y social.

Contempla cambios en la oferta de movilidad y transporte público y privado, en la gestión de las formas de energía, en la construcción sostenible y la industria, así como en la gestión de los residuos. La iniciativa también incluye pautas para mejorar las prácticas agrícolas y el uso del suelo, evitando la deforestación.

Además, el país cuenta con una herramienta para ayudar a cumplir las metas, se trata del Plan Nacional de Descarbonización, como mecanismo voluntario, que ha sido desarrollado por la Dirección de Cambio Climático, el MINAE y que reconoce la adecuada gestión de las emisiones de gases de efecto invernadero en organizaciones, centros educativos, comunidades, eventos y productos con el fin de apoyar los compromisos del país en materia de acción climática.

“Hoy tenemos un Programa País de Carbono Neutralidad robusto y reconocido a nivel mundial, que cada día es fortalecido por las más de 200 pequeñas, medianas y grandes organizaciones que participan activamente en la categoría organizacional. De estas organizaciones, cerca del 87% se encuentra reportando a través de una metodología robusta, reconocida y transparente, acciones de reducción de gases de efecto invernadero, y el 78% han sido declaradas organizaciones carbono neutral”, explicó Carolina Vindas, Ingeniera Ambiental y Consultora de Centro de investigación en Protección Ambiental del Tecnológico de Costa Rica.