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NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 30 octubre, 2007

Gaetano Panddlfo

Una de las noticias más sorpresivas en el fútbol nacional fue la separación de Luis Diego Arnáez como técnico de Puntarenas.

Probablemente solo la gente del barrio sabía que dentro del club naranja se estaba cocinando una situación que explotó con el cese de Luis Diego como entrenador de los chuchequeros, campeones de la Uncaf.

En el mundillo del fútbol criollo, al menos el capitalino, a todos tomó por sorpresa la noticia que corrió como pólvora en horas de la tarde del pasado domingo, pues ni siquiera se pudo comprobar minutos después de que terminó el partido en que Puntarenas le empató a Carmelita.

“El Flaco” es un tipo bien serio, vertical, de una sola línea; poco expresivo, de manera que el domingo no fue nada elocuente con los medios de comunicación una vez que la dirigencia del club confirmó la versión: ya no era Diego el entrenador del primer equipo.

Sin embargo, ayer Arnáez se abrió un poco más, hasta donde su honesta personalidad se lo permitió y entre telones todo apunta a que se dieron roces y enfrentamientos suponemos que verbales entre el técnico y el polémico gerente del club, Jorge Alarcón, quien incluso también en sus manifestaciones del suceso, bien directas, frontales y claras fiel a su estilo, corrobora la confrontación.

Así, para empezar, los seguidores del Puntarenas están en un dilema: un chuchequero de cepa, nacido en Nicoya pero forjado en el calor porteño, ha sido separado del club y de la provincia, por un recién llegado a quien perfectamente para algunos le cabría el papel de “intruso”.

El presidente del Puntarenas, Adrián Castro, quien es el que finalmente tiene el poder y manda, cambió a Luis Diego Arnáez por Jorge Alarcón y esto, se supone, debe acarrear consecuencias.

Don Jorge nos remite en sus explicaciones del hecho a un orden jerárquico que se debe respetar, donde primero está el presidente (Castro), después el gerente (él) y de último el técnico (Diego).

Indirectamente Alarcón da a entender en declaraciones a este diario, que así como él debe respetar los mandatos del presidente, Adrián Castro, se supone que Luis Diego debe respetar decisiones de la gerencia que no tienen que ver con intromisión en alineaciones pero sí con el futuro del club, obligado a cumplir con ciertas pautas en lo futbolístico para proyectarse con éxito hacia el futuro.

Por ahí anda la cosa; por lo que dice directamente Alarcón y por lo que deja intuir indirectamente Arnáez, el Puntarenas que jugaba en la cancha no era del agrado de la gerencia y así se lo hizo ver a la presidencia del equipo y a sus accionistas, una situación que el ahora ex entrenador chuchequero califica, creemos que con razón, de manoseo.

Somos del criterio que el cese de Arnáez como técnico del Puntarenas, conocida públicamente la ruta que dio origen a su destitución, no le dará frutos positivos al club. Hay mucha mano morada en el asunto.

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