Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Sábado 04 julio, 2009
El triunfo de El Salvador en la inauguración de la Copa Oro no debe sorprender a nadie, mucho menos a los seleccionados nacionales ni a su técnico Rodrigo Kenton.
Analizamos el partido de ayer en Los Angeles, como una prolongación del juego que en el Ricardo Saprissa y por la eliminatoria mundialista, la tricolor ganó a duras penas a los cuscatlecos, con aquel gol de cabeza de Walter Centeno a servicio de Carlos Hernández.
En esa ocasión los salvadoreños probaron que vienen arrastrando un trabajo muy serio en manos de un técnico igual de serio, responsable y trabajador, el mexicano Carlos de los Cobos, quien, pocos días después de esa presentación tan decorosa en nuestro patio, se dio el lujo de doblegar a México en el Cuscatlán.
El Salvador se paró muy bien en el Saprissa y obligó a los nuestros a un partido dramático, desgastante que pudo terminar empatado, pero se inclinó la balanza hacia nuestro lado con esa acción aislada culminada por Paté.
Ayer se reeditó una confrontación abierta; de plena entrega de los actores, solo que esta vez el público, ese jugador número doce estuvo volcado a favor de El Salvador, gracias a la presencia de miles de sus coterráneos en las gradas del coliseo, bañado de blanco y azul.
El partido fue muy bueno y merecen elogio los dos entrenadores que buscaron el triunfo sin mezquindades defensivas. Desde el principio El Salvador apretó y Costa Rica tuvo que estarse reinventando a cada rato en la confrontación.
Cerca del minuto 20, los “locales” abrieron la cuenta en una acción relampagueante; saque largo de Montes, la retaguardia tica atrapada en posición de ataque, roce de cabeza de Reyes a Romero, quien quiebra la marca precipitada de Herrera y cruza a Navas.
Entonces, Costa Rica saca su casta y esto agrada; el equipo no se hunde; le gusta rearmarse y empieza a tocarla y pasarla para beneficio del espectáculo. El Salvador se atrinchera pero no se esconde; tiene válvulas de escape con el talento de Castillo, la posición táctica de Martínez y el desgaste que en ofensiva combinan Coreas y Reyes.
El partido crece; suma ingredientes que gustan al público y provocan al análisis; retaguardia cuscatleca sólida; portero experimentado; presión correcta en la cintura y vuelo rápido en contraataque.
Costa Rica no se rinde; no se afloja; sube y sube; toca y toca; busca espacios por los costados y con pases largos. Por ahí se encuentra con el ingenio de Saborío que da a Sirias y el pícaro liberiano se la pone a Warren para que empate.
Entonces, el triunfo está para los dos o quizá se termine con empate. Un error de Segares en salida, lo aprovecha Reyes quien a la espalda de Freddy cruza el centro de la muerte; Herrera va contra vía y despeja débil y Romero la hunde para premiar a un seleccionado que específicamente contra Costa Rica, ha merecido mejor suerte.
Anoche fue recompensado.
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