Mujer y economía, veinte años después de Pekín
| Viernes 05 febrero, 2016
Veinte años después de Pekín tenemos que reconocer que poco se ha avanzado en eliminar las diferencias considerables entre las mujeres y los hombres en su acceso a las oportunidades de ejercer poder sobre las estructuras económicas de nuestras sociedades
Mujer y economía, veinte años después de Pekín
Las Naciones Unidas han organizado cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, que se celebraron en Ciudad de México (1975), Copenhague (1980), Nairobi (1985) y Pekín (1995).
Veinte años han pasado desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en donde se declaró ver los objetivos de igualdad, desarrollo y paz para todas las mujeres del mundo, en interés de la humanidad, reconociendo que la situación de las féminas ha avanzado en algunos aspectos importantes en el último decenio, pero con desigualdades y obstáculos significativos, que entrañan graves consecuencias para el bienestar de todos los pueblos.
En Pekín se creó una Plataforma de Acción, centrada en un programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad, que fue adoptada de forma unánime por 189 países.
¿Qué ha pasado después de ese importante compromiso que estableció una serie de objetivos estratégicos y medidas para el progreso de las mujeres y el logro de la igualdad de género en 12 esferas cruciales, entre los que se encuentran el de Mujer y Economía?
La realidad es que el avance no ha sido el esperado. Veinte años después de Pekín tenemos que reconocer que poco se ha avanzado en eliminar las diferencias considerables entre las mujeres y los hombres en su acceso a las oportunidades de ejercer poder sobre las estructuras económicas de nuestras sociedades.
Aunque hemos avanzado en el área política, todavía en la mayoría de las partes del mundo —incluyendo Costa Rica—, las mujeres estamos lejos de estar presentes en forma proporcionada y representativa en la toma de decisiones económicas y el desarrollo real de estas estructuras con impacto directo en el acceso y administración a los recursos económicos y el poder económico.
Al paso que vamos, según se presentó en el último Foro Forbes de Mujeres Poderosas, en 81 años se logrará la paridad en el trabajo, en 75 la igualdad en la remuneración y en 30 años la equidad en el nivel de los cargos y de puestos gerenciales dentro de cualquier organización empresarial.
Pero el pesimismo no nos puede invadir. Acciones del sector financiero dirigidas a mujeres, como Banca Kristal, constituye un ejemplo a favor del empoderamiento económico de la mujer.
La bancarización, o grado en que se utilizan servicios bancarios, puede contribuir a un mayor crecimiento económico, pues queda evidenciado a través de diversos estudios, incluyendo del Banco Mundial, que un mayor acceso al financiamiento por parte de los agentes económicos se convierte en un mecanismo para aumentar las capacidades productivas y mejorar los ingresos de las mujeres.
De igual forma, un mayor acceso de las mujeres de pocos ingresos a los servicios bancarios puede contribuir a la disminución de la pobreza, al permitirles realizar actividades para mejorar sus ingresos y fomentar el ahorro.
Paola Mora Tumminelli
Presidenta de la junta directiva del BCR